por Msc. Agostina Mileo
El 8 de marzo de 2017 los lugares de trabajo de todo el mundo se vaciaron y las calles se llenaron. El paro internacional de mujeres nos convocó a todas. Europeas, asiáticas, latinas, de todas las orientaciones sexuales e identidades de género nos unimos para reclamarle a nuestros gobiernos la implementación de políticas públicas que eliminen las desigualdades de género. Ese día, desde Economía Femini(s)ta lanzamos la campaña #MenstruAccion.
La iniciativa buscó visibilizar la menstruación como un factor de desigualdad. Los productos de gestión menstrual no son opcionales, la mancha de sangre impide habitar el espacio público con comodidad y si queremos cumplir con nuestras obligaciones tenemos que hacerlo sin que se note que estamos menstruando.
En Argentina, la brecha salarial promedio es del 27%, alrededor de un 40% de las mujeres empleadas cobra menos de 10000 pesos y el costo estimado de gestionar la menstruación en 2017 mediante la compra de toallitas y tampones es de entre 700 y 1200 pesos. El gasto no es optativo e impacta de manera diferencial sobre ingresos que son de por sí menores. Por eso, el primer reclamo de la campaña es la quita del IVA de los productos de gestión menstrual, ya que son productos de primera necesidad y el impuesto sobre ellos crea una desventaja real para quienes menstruamos. Por otro lado, en un contexto en el que la mayoría de las personas pobres son mujeres, no poder adquirir los medios para gestionar la menstruación es un factor de ausentismo escolar y laboral. Las personas en edad escolar que no pueden acceder a productos que les garanticen no mancharse en clase dejan de ir durante los días de sangrado. Estas personas también son propensas a incurrir en prácticas poco sanitarias para gestionar su menstruación, que generan mayores riesgos de infecciones e infertilidad. El segundo reclamo busca reparar esta situación exigiendo la distribución gratuita de métodos de gestión menstrual en escuelas, cárceles y otros espacios comunitarios. El impacto de la dificultad de acceso a la gestión menstrual es invisibilizado sistemáticamente mediante la construcción de un tabú y un estigma respecto a la menstruación que la sitúa en un lugar vergonzoso. Esto tiene consecuencias también en la producción de conocimiento y la circulación de información. No hay información fidedigna sobre las consecuencias de la exposición química a largo plazo por vía vaginal derivada del uso de toallitas y tampones, informes de impacto ambiental por el desmonte de selva nativa para el cultivo de pinos de los que se extrae la materia prima de estos productos o estadísticas sobre ausentismo escolar por falta de acceso a métodos de gestión menstrual. El tercer reclamo, entonces, es la realización de investigación y la socialización de datos que permitan tomar decisiones tanto públicas como privadas respecto a la gestión menstrual.
Casi 6 meses después del lanzamiento de #MenstruAccion ya se han presentado 7 proyectos de ley (a nivel nacional y provincial) para la provisión gratuita y la quita del IVA en Provincia de Buenos Aires, Rosario, Viedma, Ciudad de Buenos Aires y se ha logrado incluir tampones en la lista de productos con precios cuidados en toda Argentina. Sin embargo, este no es un reclamo solamente local. #MenstruAccion, en el espíritu de cooperación internacional en el que nació, se suma a un tendencia global que busca la utilización de recursos gubernamentales para atacar este factor de desigualdad.
En Estados Unidos la Ciudad de Nueva York ya aprobó un plan de provisión gratuita en espacios comunitarios y recientemente el organismo encargado de regular las cárceles emitió un memo para que esto se replique en todos los establecimientos del país. Además, son varios los estados que han quitado el impuesto a los productos de gestión menstrual y otros tantos planean hacerlo próximamente, sumándose a la tendencia regional encabezada por Canadá, que quitó el impuesto en 2015 a partir de una campaña que juntó casi 74000 firmas. En Kenya, donde hace ya una década el impuesto fue removido y el Presidente firmó un acta para garantizar la provisión gratuita en escuelas. Botswana recientemente aprobó una moción parlamentaria para sumarse a la lista de países africanos que proveen toallitas en las escuelas para evitar el ausentismo. En esta dirección, Escocia lanzó este año un programa piloto de provisión gratuita en la región de Aberdeen, que de dar resultados positivos se replicaría en todo el país. En latinoamérica, la campaña colombiana Menstruación Libre de Impuestos consiguió bajarlos del 16% al 5%, aunque esto no tuvo impacto en el precio final de los productos dado que los fabricantes subieron el precio.
La creación de políticas públicas que ataquen directamente las desigualdades producidas por la restricción de acceso a la gestión menstrual es un eje fundamental en el camino a instalar nociones inclusivas en la sociedad. Para lograr la equidad debemos atacar la idea de que los cuerpos femeninos son inferiores identificando cómo esta creencia se refleja en el funcionamiento de las instituciones. #MenstruAccion es parte de un camino que busca desarmar el sexismo en todo el mundo. Queremos que la menstruación deje de ser “cosa de mujeres” para ser un tema de Estado a la hora de pensar cómo garantizar igualdad de oportunidades para todos.