El derecho a ser y construir un hogar

Jul 10, 2025 | Cuidados, Feminismos, Notas

 

Foto: Gentileza prensa | PH: Eugenia Kais

El documental de Martina Matzkin y Gabriela Uassouf sigue a tres cuidadoras trans que trabajan en un hogar público para personas mayores. ¿Cómo cuida a un anciano, alguien para quien la ancianidad es un privilegio? ¿Qué horizontes despiertan estos vínculos? Hablamos con las directoras y podés leerlo en esta nota. 

Es el primer día laboral. Maia, Yenifer y Luciana, tres mujeres trans que se recibieron de cuidadoras, empiezan sus pasantías en el Hogar Santa Ana para personas mayores. Es la primera vez que ellas acceden a un trabajo formal, una nueva rutina que con el paso de los días se volvería más real, como su conexión con los residentes.

Ellas los ayudan a vestirse, a comer, les pintan las uñas o los acompañan a tomar mate al sol. Entre charla y charla, comparten, recuerdan, y sueñan. Las directoras Martina Matzkin y Gabriela Uassouf pusieron su mirada en esos vínculos y los retrataron en el documental “Cuidadoras”, que ya está disponible para ver en cines. 

Esa misión representaba escuchar de cerca y conocer la compleja variedad de historias y experiencias de vida de los residentes. Para las cuidadoras, por su parte, pensar en la vejez se vuelve un privilegio: la expectativa de vida de las personas trans en Argentina sigue siendo menor a los 40 años. 

Además, sabemos que las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en aquellos sectores vinculados al cuidado y las tareas de reproducción, como son el servicio doméstico, la enseñanza y los servicios sociales y de salud y que a su vez, estos sectores suelen tener bajos salarios y altas tasas de informalidad.

Según el último informe de Ecofemidata, la tasa de feminización del sector de servicios sociales y salud es del 70.9% y tienen un ingreso mensual promedio de $823.500. Como venimos denunciando en Ecofeminita desde la publicación de nuestros informes: los datos que nos propone la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC son binarios (hombre-mujer). Para avanzar hacia análisis más integrales y representativos, es fundamental que las estadísticas oficiales incluyan a la población travesti-trans. Lo que sí nos confirman los datos son los bajos ingresos de los sectores feminizados, básicamente, el escaso reconocimiento social y económico de las tareas que realizan históricamente las mujeres y sujetos feminizados.

En un contexto de crisis y crueldad, en especial para las vejeces y diversidades, el documental pone el foco en el derecho a ser: ser trans, ser viejx, ser cuidado, ser cuidadora. Con la cámara fija, el uso de la luz natural y la menor intervención posible, las cineastas muestran la complicidad entre ellxs en donde se resignifica la idea del hogar, la ternura y empatía como forma de resistencia.

Desde Ecofeminita hablamos con Matzkin (“El nombre del hijo”) y Uassouf (“La mirada de Lestido”) para conocer el detrás de escena del proyecto y qué representa su estreno en salas. 

 

¿Cómo surgió la idea del documental? ¿Cómo empezó este proyecto?

Martina Matzkin (izquierda) y Gabriela Uassouf (derecha) | Foto: Gentileza prensa

Martina Matzkin: Nosotras conocimos a las cuidadoras que estaban haciendo el curso de capacitación en cuidados para adultos mayores, que estaban haciendo pasantías en hogares públicos para adultes mayores. La verdad que nos pareció una idea súper interesante como salida laboral y también por el encuentro que se daba entre entre los residentes y ellas, que quizás de otra manera no se daba tanto, ¿no? Incluso porque la vejez es un territorio vedado para las mujeres trans… Ya sabemos esas cifras, que la violencia, la exclusión y muchas razones llevan a que la expectativa de vida de la comunidad trans no llegue a los 40 años, entonces la vejez parece un poco como un territorio negado. Empezamos a investigar más, fuimos al hogar, conocimos a las cuidadoras, a las residentes y a medida que fuimos conociendo no solo el trabajo, sino el vínculo que se iba dando entre ellas, dijimos ‘sí, acá claramente hay una historia para contar y para compartir’. 

 

Hermoso, ¿y cómo fue que llegaron a estas tres protagonistas? ¿Cómo las conocieron? 

Foto: Gentileza prensa

Martina: Nosotras habíamos empezado a filmar, pero de pronto llegó la pandemia; fue terrible, porque obviamente no podíamos entrar al hogar, no podíamos ver a las residentes, y a las cuidadoras se les estaba complicando el trabajo, como a todas las personas que trabajaban en cuidados en ese momento. Entonces tuvimos que frenar esa película que veníamos haciendo. Durante ese tiempo nos involucramos mucho como voluntarias del Teje Solidario, que es una especie de respuesta de emergencia que empezó a organizar la Mocha Celis, una asociación con la que venimos vinculadas hace mucho tiempo. Durante ese período empezaron a surgir muchas inquietudes de la comunidad, de ver otras opciones de salida laboral y de estabilidad; de ahí fue que surgió la idea de volver a organizar otro curso, porque el curso que se estaba dando antes ya no se hacía. Entonces, La Mocha junto a muchas organizaciones como Ancestras en la UNTREF, La Cruz Roja o INAPAM se unieron para formar otro curso. Cuando inicia ese curso, nosotras vamos a conocer a las cuidadoras del primer día que empiezan a estudiar, y ahí las conocemos a ellas tres. Decidimos que nuestra película iba a ser con ellas porque nos parecían tres personas sumamente interesantes, sensibles y diferentes entre sí. 

 

Recién hablaban sobre lo que significa la vejez, ¿no? El  documental retrata el privilegio que representa la vejez para la comunidad trans. ¿Cómo fue la investigación que hicieron con respecto al tema? 

Foto: Gentileza prensa

Martina: Es complejo. Investigamos por todos los lugares donde podíamos, hablamos con distintas personas e instituciones sobre la vejez y sobre la situación del colectivo trans. No es una película que hable sobre datos o cifras, se trata más de un encuentro y ese presente que están viviendo todas las personas que llegan al hogar; cada una viene con su bagaje, algo de ese bagaje se ve. Son personas que vienen de distintos lugares, pero hay algo un poco en común, que tiene que ver, sobre todo en este momento, con que hay ciertos derechos que están siendo vulnerados, creo que eso también ayuda al encuentro. Por otro lado, no es lo mismo trabajar con la vejez o ver la vejez cuando la vejez no aparece como un derecho, sino que aparece como un privilegio. Cuando vos tenés casi 40 años y tu expectativa de vida se supone que debería ser a los 40 años, bueno, la palabra vejez empieza a cambiar de significado. ¿Qué significa ser vieje? Ese encuentro nos parecía interesante y efectivamente lo fue, espero que se pueda vislumbrar en la película.

 

Recién hablaban de La Mocha Celis, imagino que el contacto con elles habrá sido muy rico en ese sentido.

Martina: Sí, hace mucho tiempo que estamos relacionadas con La Mocha, no fue un encuentro que se hizo para la película, sino algo que data de muchos años atrás. Pero sí, es una asociación que impulsa muchas cosas que nos interesan mucho y que creemos que hace mucho bien, que tratamos de apoyar como podamos y de participar. En estos tiempos se vuelve más complicado su trabajo porque tienen que pelear, se tiene que pelear más, tienen menos recursos, es más difícil. Son momentos donde nos parece importante también acompañar, difundir el trabajo que hacen. 

*La entrevista comenzó solo con Martina. En esta instancia se sumó Gabriela*

 

Como decías, la peli trabaja los vínculos, la conexión entre las cuidadoras y los adultos mayores. A pesar de que expone un tema que es complejo, está construido desde la ternura, una conexión desde lo vulnerable, ¿no? ¿Cómo trabajaron la mirada, el enfoque para abordar el documental? 

Foto: Gentileza prensa

Gabriela Uassouf: Creo que fue lo primero que se dejó traslucir cuando empezamos a atestiguar las historias y los vínculos entre cuidadoras y residentes. Como decíamos, previo a la pandemia nosotras habíamos empezado a hacer este documental en un hogar; tuvimos como ese primer intento fallido, pero que a la vez nos permitió arrimarnos a la manera de contar la historia. Había unas cuantas claridades que teníamos sobre esperar que la acción sucediera, tratar de hacernos parte de la comunidad del hogar y dejar que emerja la acción y no forzarla. Entonces, cuando empezamos a filmar después de la pandemia, esa fue la clave y el eje: dejar que la esencia de estas cuidadoras y de estos vínculos surja. Tal vez, sí lo que pudimos hacer fue establecer un límite, ¿no? ¿Cuál es el límite de la intimidad, de la vulnerabilidad, del respeto en cuanto a cómo queremos mostrar a los residentes? ¿Cuál es el límite que nosotras como residentes de un hogar creemos que estableceríamos si fuéramos filmadas? Esas preguntas nos hacíamos todo el tiempo.

 

¿Pudieron ver el documental terminado con la gente del hogar o con las cuidadoras?

Foto: Gentileza prensa | PH: Eugenia Kais

Martina: Sí, la primera proyección pública que hicimos fue en el hogar, porque aparte hay muchos residentes a quienes les cuesta moverse, entonces no iban a poder ir al cine. Lo hicimos en el hogar con los residentes, les trabajadores, las cuidadoras y las familias de los residentes; fue hermoso, se emocionaron, se rieron. Nosotras creemos que uno nunca termina de entender a dónde se mete cuando se mete en un documental, tanto quienes filman como quienes son filmades, pero fue una proyección hermosa. 

 

Me imagino, súper movilizante seguro. Este documental pone el foco en las cuidadoras, ¿de qué manera creen que se habla hoy en nuestra sociedad de los cuidados, especialmente de las cuidadoras trans? 

Foto: Gentileza prensa

Gabriela: Yo veo todavía una falta de conciencia alrededor de establecer el cuidado como un oficio. De pronto se nos arrima gente a preguntar ¿conocés alguna cuidadora trans que pueda ir un par de días a algún lugar? como si se tratara de alguien que da una mano, un poco en la misma línea del debate discursivo sobre el empleo doméstico. Son oficios que son difíciles de aprender, que tienen aristas físicas y mentales a las que prestar atención. Y las cuidadoras se siguieron formando, algunas de ellas en enfermería, otras en formas particulares de la demencia, etcétera. Es un oficio que hay que defender como oficio. 

Martina: También hay una problemática que es cada vez mayor, que es qué va a pasar con todos nosotros cuando seamos viejes, digo, ahora mismo ya es un problema, pero pensando en el envejecimiento de las sociedades y pensando que no está resuelto; ¿qué pasa en los hogares? ¿qué pasa con las cuidadoras? ¿Qué pasa con los sueldos de las cuidadoras? Que también es algo de lo que se habla en la película. Es un trabajo que muchas veces es informal y siempre está muy mal remunerado, entonces cuesta aún más pensar en cómo va a ser ese futuro. Quizá genera más preguntas que respuestas, pero es importante y son preguntas bastante urgentes.

 

¿Por qué creen que es importante que se estrene el documental ahora en nuestro país, en este contexto que estamos atravesando como sociedad?

Foto: Gentileza prensa

Gabriela: Creo que hay que defender todas las aristas que esta película plantea. Por un lado, la inclusión más allá de las etiquetas, esta idea de que las cuidadoras tuvieron acceso a un programa educativo, tuvieron acceso a un espacio acogedor como es la Asociación Civil Mocha Celis, por ejemplo, o tuvieron acceso al Cupo Laboral Trans. La idea es que deje de ser una necesidad, ¿no? Que esa política pública exista, que las etiquetas no determinen más allá de las ganas del compromiso, del esfuerzo, de las aptitudes. Pero para eso nos falta un montón, ahora parece que faltara todavía más. Aparte de eso está la educación pública en la que ellas se formaron, o el hogar público que funciona muy bien a pesar de las limitaciones materiales que tienen sobre todo en este último tiempo. Entonces es importante recordarnos que hay experiencias de políticas públicas que funcionan muy bien, porque la idea de lo público está muy vapuleada hoy en día. 

Martina: También estrenamos esta película en un contexto donde cada semana se reprime a jubilados en una plaza, dónde es prácticamente imposible llegar a fin de mes, entonces también me parece que es importante resaltar la empatía y la búsqueda de qué vamos a hacer, de cómo se puede luchar contra eso, ante la crueldad que se está proponiendo desde el Gobierno.

 

Sí, totalmente. ¿Hay alguna escena que les haya movilizado a ustedes particularmente de alguna manera en especial? o cuando tuvieron la proyección en el hogar.

Foto: Gentileza prensa

Martina: Es bastante un cliché lo que voy a decir, pero lo que más me movilizó fue ver la última escena, que no voy a contar cuál es, con la persona que protagoniza esa última escena…  verle la cara cuando se dio cuenta que la película terminaba con eso, verlo emocionado fue un gran momento; porque una cosa es lo que te va pasando con la película y otra es en el encuentro con el resto… me queda ese recuerdo.

Gabriela: Sí, completamente. Yo me hago eco de esa escena, primero porque me hace acordar un montón a mi abuela que todavía está viva y que depende mucho de cuidadoras, de ese cariño y de esa paciencia; por otro lado, la profundidad de tratar de entender que está viendo el otro en vos, y eso me parece que en la vejez pasa un montón. Nosotras nos encontramos con unas vejeces espectaculares, con sueños por cumplir; con todas las dificultades eh, sin la idea de romantizar, pero una no tiene en cuenta que va a llegar a esa etapa y que va a pretender una mirada compasiva, amorosa y que no subestime. Por eso es que queremos que esta peli se vea. 

 

Para cerrar, justamente retomo eso: ¿a quién les gustaría que llegara esta peli o por qué la recomendarían? 

Foto: Gentileza prensa | PH: Eugenia Kais

Martina: Queremos que llegue a todo el mundo. La verdad es que a veces una hace una película y teme estar hablándonos un poco entre nosotras, ¿no? Entonces, si pudiera pedir un deseo sería que la vean personas que no suelen ver documentales, o que no suelen ver documentales de estas temáticas. Poder sacudir un poco a personas que quizás no estaban pensando en eso.  

Gabriela: Sobre todo en personas trans y mujeres trans que se hayan planteado forjar un oficio, de grandes, en el momento que puedan, en paralelo a las vidas que lleven.

 

“Cuidadoras” está disponible para ver en cines. Podés ver más información en las redes sociales del documental.

 

 

Nota escrita por Micaela Robles.

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