En la ciudad de Mar del Plata, dos juegos sobre menstruación se proponen como estrategia para superar el estigma menstrual.
Por Almendra Aladro, Celeste Pucheta, Itatí Fernández Puentes y Rocio Luciana Fernandez
La extensión universitaria crítica, feminista y popular nos ha marcado el camino. La emancipación y el compromiso social es con los territorios y, en su interior, con las mujeres en cuyos cuerpos recae la inestimable tarea de reproducir la vida cotidiana. Hemos definido, discutido y puesto de manifiesto la desigualdad en la distribución de dichas labores. Las mujeres cuidan a les hijes, a las personas mayores, a la familia, a la comunidad. Y, a esta altura, correspondía preguntarnos ¿quién cuida a las mujeres?
Inmersas en este desconcierto, nos propusimos realizar una serie de acciones para dar respuesta a este interrogante. Llegamos al mismo lugar, a las mujeres las cuidan otras mujeres. Hijas, hermanas, amigas, vecinas, comparten saberes populares sobre muchas cosas. Embarazo, crianza, lactancia, trámites para la escolaridad, para el acceso a asignaciones universales y prestaciones específicas. Sin embargo, cuando comenzamos a conversar sobre el autocuidado del cuerpo, nos encontramos con el silencio.
Para superarlo, hicimos propio el concepto de educación popular de Claudia Korol, como un paradigma que recupera y jerarquiza los saberes populares acumulados en sus luchas. En esta lógica, ocupa un lugar central aquello que no conocemos, ya que nos insta a buscar, a crear y a encontrar. En la experiencia que llevamos adelante, la dinámica de aprendizaje debía ser transitada derribando mitos y prejuicios construidos en torno al hecho de menstruar. Pero también requería devolver la palabra a las mujeres, quienes a lo largo de los encuentros se manifestaban “incapaces” de hablar del tema, ya fuera por una percepción propia desvalorizante o por un sistema médico que invalidó sus experiencias. Una dinámica lúdica nos iba a permitir desarmar los discursos y seguir construyendo una grupalidad de saberes con cimientos nuevos.
Con esta mirada construimos una primera actividad sobre cuidados personales en un barrio popular de la ciudad de Mar del Plata, la cual fue financiada por la Universidad Nacional de Mar del Plata y desarrollada por el equipo de extensión de “Economía popular para la reproducción de la vida”, el Centro de Extensión “Unión Sur” y la Casa de Encuentro Comunitario “Dulces Sonrisas”. Los talleres se llevaron adelante durante los veranos de 2024 y 2025 en la sede de la Casa de Encuentro.
A lo largo de varias jornadas, buscamos generar un acercamiento entre las vecinas y los efectores municipales para problematizar la atención de la salud ginecológica. En esos encuentros, no esperábamos simplemente que el personal sanitario transmitiera conocimientos formales sobre la cuestión, sino que esas mujeres pudieran también tomar la palabra para visibilizar los obstáculos que enfrentan al intentar acceder al derecho humano a la salud.
En las jornadas siguientes presentamos distintos productos de gestión menstrual y los repartimos entre las interesadas. Durante esos diálogos nos dimos cuenta de que cuando las concurrentes tenían que hablar de menstruación lo hacían con eufemismos, hasta con cierta vergüenza. Los cuerpos menstruantes siempre fueron cuerpos indispuestos, cuerpos con la regla, cuerpos a los que “Andrés” visitaba una vez al mes, tomates pinchados. Debíamos poner en discusión estas formas de ocultamiento. Fue así que la inquietud nos llevó al juego.
Desde la función extensionista, la elección de la modalidad lúdica tiene relación con el posicionamiento político frente a ciertos saberes. Saberes que históricamente estuvieron sacralizados, revestidos de discursos médicos, religiosos, dogmáticos, y ofrecidos con intereses que distan de las necesidades reales de las personas del territorio. Buscamos una alternativa a la reproducción de estas lógicas estigmatizantes, patologizadas y de ocultamiento. Lo lúdico permite reapropiarnos de esos saberes que pasan por el cuerpo, que sentimos, que habitamos.
El juego como práctica social y socializadora produce nuevos sentidos propios y/o compartidos, generando aprendizajes reales, aprendizajes en potencia. Humaniza los saberes, habilita “poner en juego el saber”. Las preguntas y consignas del juego convocan historias, experiencias, representaciones, mitos, conocimiento y expresiones. Recupera la voz y perspectiva de quien juega. Lo que antes permanecía en silencio, comienza a decirse.
El juego es una mediación pedagógica, está planificado y diseñado con una intencionalidad: el abordaje colaborativo de una temática particular en construcción y transformación constante. La práctica lúdica implica reglas y consensos que facilitan la comunicación horizontal. Si bien organiza y estructura también permite que emerja la expresión espontánea de cada forma de mirar el entorno, el mundo.
Lo lúdico crea un espacio amable, que convoca e invita desde una propuesta sin riesgos. Es espacio de ocio, tiempo libre, de recreación. Las personas que participan en el juego, se liberan, no hay exigencia, ni rendimiento esperable, hay sorpresa. Es un ambiente en el que se reducen las tensiones, se permite la risa, lo descontracturado, la vergüenza se pone en juego. Y, principalmente, se habilitan el goce, el placer, el deseo, la gratificación pocas veces asociadas a la menstruación, al cuerpo femenino y a la sexualidad integral.
Nos parece la forma justa para intervenir éticamente, con respeto y sin imposición. El juego propone implicancia emocional y motivación que predisponen al aprendizaje. Si algo puede jugarse, puede aprenderse.
Así, fuimos listando las inquietudes más recurrentes en el primer año del taller, como también las que las mujeres nos trasladaban al encontrarnos por los pasillos. También habilitamos una caja de “preguntas, sugerencias y reclamos” para que las más tímidas pudieran escribir aquello que quisieran compartir sin exponerse tanto. Lo cierto es que esa caja nunca fue utilizada y que, progresivamente, las mujeres que se encontraron en ese espacio fueron construyendo confianzas y complicidades.
Nos llevamos todos esos comentarios para poder pensar qué formas de juego implementar, y decidimos crear dos dinámicas tomando también como base los recursos informativos del Plan de Salud Menstrual de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Con las características de los elementos de gestión menstrual decidimos crear “La trivia menstrual”, un conjunto de tarjetas con pistas que permiten conocer con mayor detalle los diferentes productos de gestión menstrual, con sus ventajas y desventajas. Se invita a quien desee a leer en voz alta una a una las claves allí escritas, hasta que el grupo logre adivinar qué producto de gestión menstrual es el que se encuentra allí detallado.
“El juego de la copa (menstrual)”, por su parte, es un juego de mesa por turnos que propone visibilizar diferentes tipos de prácticas vinculadas a la gestión menstrual y al cuidado personal. Con un formato amigable, cada participante arroja los dados, avanza y levanta una tarjeta en la que se encontrará con preguntas de trivia, consignas colaborativas o una prenda que invita a reflexionar sobre estereotipos relacionados a la gestión menstrual. Se encuentra disponible una versión para público asistente a talleres de gestión menstrual y otra para estudiantes de educación secundaria.
El impacto de las estrategias que co-creamos fue inmediato. Las adolescentes, reticentes a involucrarse en conversaciones sobre temas que consideraban vergonzantes, comenzaron a tomar la palabra a través del juego y ello habilitó a que pudieran formular preguntas gracias a una transformación de los vínculos de confianza dentro del grupo. A su vez, las adultas pudieron correrse del rol de protección y preocupación que habían adoptado en relación a las participantes más jóvenes, lo cual contribuyó a un trato más apropiado entre quienes integran un grupo de pares. También se habilitaron nuevas preguntas e intereses que logramos mediar como facilitadoras del espacio.
Estos recursos proponen, en definitiva, una dinámica que problematiza el acceso a los derechos humanos en el marco de la profundización de las medidas de ajuste económico en general y de despolitización y retroceso en la subjetivación jurídica en particular. Invitamos a su descarga libre a través de este link, en el cual también pueden encontrarse instrucciones para facilitar la impresión de los mismos.
Los resultados de la puesta en marcha de las dinámicas lúdicas han sido positivos. Los dados se agitaron no solo en los talleres sino en jornadas, muestras educativas y escuelas secundarias. Ansiamos que la propuesta continúe cobrando vida propia y haga circular la palabra de todxs los cuerpos menstruantes.