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La innovación política desde los feminismos

May 13, 2019 | Economía/Política, Notas

Estrategias de incidencia para la legalización del aborto en la Argentina

Podés leer el documento completo AQUÍ

Estamos acá, abriendo caminos

El 2018 nos dejó, como principal hecho político, la convergencia de múltiples procesos, estrategias y agentes que confluyeron en la demanda de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en Argentina. En este marco, los movimientos feministas en el país demostraron una inusitada fuerza y capacidad de movilización, erigiéndose como referencia ineludible no solo a lo largo de América Latina, sino que la experiencia del activismo argentino de la diversidad de mujeres se extendió hacia otros continentes. Este proceso político se apoyó en los más de 30 años de construcción federal y territorial de los Encuentros Nacionales de Mujeres, así como también en la ampliación del Movimiento Feminista a partir del Ni Una Menos de 2015, que puso al desnudo las violencias machistas y la incapacidad del Estado para dar respuesta a un grave y profundo malestar social. En los años siguientes, la lucha se propagó a nivel latinoamericano y otras latitudes.

El protagonismo de las mujeres y de la comunidad LGBTTTIQ+ en los hitos recientes, a los que se deben incorporar los Paros Internacionales de Mujeres de los últimos 3 años, fueron fundamentales para generar conciencia y visibilizar el entramado de múltiples y complejas desigualdades que sufren las mujeres, y que en el siglo XXI siguen siendo deudas pendientes de la democracia. La confluencia, intersección e interrelación de los feminismos (barriales, urbanos, rurales, originarios, académicos, de los movimientos trans y travestis, del movimiento lésbico-feminista, de las estudiantes, las trabajadoras, las feministas migrantes, entre otras colectivas) se convierte en el epicentro de esta marea verde imparable en Argentina.   

En 2018, la Campaña presentó por séptima vez en el Congreso de la Nación el proyecto de ley para legalizar la IVE. Hasta entonces, el proyecto nunca había llegado a ser debatido en comisiones o en el recinto, por lo que podemos interrogarnos acerca de los factores o las circunstancias que hicieron posible que esto se diera. De este modo, nos preguntamos: ¿Cuál ha sido la composición de agentes en este movimiento?  ¿Cuáles fueron las estrategias de los grupos y cuáles sus principales resultados? Más específicamente, ¿Qué narrativas, qué herramientas y qué estrategias fueron exitosas para la consolidación de esta agenda? ¿Cómo han influenciado los distintos grupos de mujeres en las transformaciones del discurso y el cambio de postura de algunos sectores?

En este documento nos proponemos responder estas y otras preguntas, indagando además en la relación entre las construcciones territoriales y las nuevas tecnologías de la información en el marco de estructuras políticas tradicionales y partidarias. El debate del aborto legal en la Argentina es un caso de enorme riqueza para reflexionar en torno a cómo se generan estrategias conjuntas, se dirimen conflictos, se avanza en función del cambio de escenarios, en un plano en el cual entran en escena múltiples agentes con diversas formas de hacer política.

Nuestro artículo forma parte del proyecto «SISA», que lidera Asuntos del Sur y que cuenta con el apoyo del International Development Research Center (IDRC). Este proyecto de investigación-acción tiene por objeto, por un lado, abordar cómo las violencias de género que padecen a diario las mujeres jóvenes obstaculizan su participación política (en ámbitos formales e informales), mientras que, por el otro, intenta identificar en qué modo su activismo puede concebirse como una herramienta emancipatoria que les permita combatir y superar dichas situaciones de violencias. Partiendo de este doble objetivo, desde el proyecto SISA se plantea la búsqueda de aportes desde las propias mujeres jóvenes, con miras al fortalecimiento de sus capacidades y saberes para promover la participación política en contextos de violencias machistas en cuatro países de América Latina: Guatemala, Ecuador, Paraguay y Argentina. Mientras en los primeros tres países se optó por un trabajo territorial con organizaciones de mujeres afrodescendientes, indígenas y trans/travestis, en el caso argentino se eligió realizar un trabajo de corte analítico.

Es por esto que, considerando la forma en la que se generó y se llevó adelante el proceso de debate e incidencia de la ley por la IVE en Argentina, se tomó la decisión de abordar este tema para contribuir al aporte de la construcción de agendas políticas a lo largo de América Latina. En esta sintonía, se decidió realizar una alianza estratégica con Economía Femini(s)ta para trabajar conjuntamente en la investigación, sistematización y exposición de cómo operó el ecosistema de los movimientos feministas en Argentina para posibilitar que se avance en el reconocimiento del derecho al aborto legal, seguro y gratuito.

Para ello, entrevistamos a 19 personas que fueron seleccionadas a partir de un mapeo sobre las principales agentes que intervinieron en este debate (se detalla en el Anexo). Además, realizamos una encuesta online que fue respondida por 1.312 personas, en la que incluimos preguntas sobre el papel que tuvieron las plataformas de redes sociales en las dinámicas de distribución de información y su influencia en el activismo; finalmente, realizamos un análisis de datos sobre el resultado de la votación. De esta forma, intentamos dejar plasmado en este documento las líneas y caminos comunes que surgieron de su lectura.

El eje central de este trabajo colectivo es mostrar el aporte en la innovación política desde los  feminismos. Por innovación política nos referimos al desarrollo de prácticas, intervenciones, dispositivos tecnológicos y/o regulaciones que permitan solucionar problemas públicos. Las innovaciones, entendemos, deben tener dos condiciones necesarias: la primera es que deben buscar transformarse en una práctica social y política generalizada, es decir, deben buscar tener un impacto político. La segunda es que deben favorecer a la ampliación de derechos y de calidad de vida de las personas. Entendida de este modo, la innovación política apunta a la construcción de sociedades abiertas, gobernadas por comunes, por lo que se requieren acciones que distribuyan el poder. Es por ello que, desde Asuntos del Sur, priorizamos las innovaciones centradas en la construcción de sociedades más paritarias, inclusivas y participativas.

Para mostrar por qué consideramos que el proceso y la lucha por el aborto legal seguro y gratuito en Argentina constituye un caso de innovación política expondremos los elementos que entendemos responden a esta definición. Para ello, comenzaremos con la exposición de los factores que posibilitaron el debate, explicaremos las principales características de este proceso político para luego focalizar en las estrategias exitosas (territoriales, los medios y el activismo en las redes sociales). Luego, abordaremos los aprendizajes y sus desafíos, y haremos hincapié en el cambio de escenario entre la Cámara de Diputades y del Senado, así como en los posibles retrocesos. Por último, daremos cuenta de los logros de esta experiencia política y compartiremos nuestra reflexión y preguntas que inviten a seguir avanzando en la conquista de los derechos sexuales y reproductivos en Argentina y en América Latina.

La innovación política desde el feminismo

Si ponemos la lupa sobre el proceso que se desencadenó alrededor del debate de la ley por el Aborto legal este fue, sin dudas, uno de los acontecimientos políticos y feministas más importantes desde el retorno de la democracia en la Argentina. Hubo movilizaciones a lo largo de todo el país, se realizaron acciones en escuelas, universidades, sindicatos, lugares de trabajo. Las calles fueron escenario de intervenciones artísticas, clases de educación sexual, espectáculos musicales. El debate parlamentario duró cinco meses e involucró a activistas, académicas, médicas, artistas, mujeres jóvenes, lesbianas, travestis y trans, entre muchas otras colectivas. En las redes sociales el #AbortoLegal fue tendencia durante semanas. Se hicieron pañuelazos en solidaridad en más de 60 ciudades del mundo y el color verde de los pañuelos se convirtió en un ícono de esta lucha.

El 19 de febrero de 2018, cientos de personas convocadas por La Campaña se manifestaron frente al Congreso para reclamar por el aborto legal acompañando el Paro Internacional de Mujeres del 8 de Marzo.  Ese día se promovió un twittazo por el #AbortoLegalYa. El 5 de marzo de 2018, La Campaña presentó por séptima vez en el Congreso de la Nación el proyecto de ley para legalizar el IVE. Hasta entonces, el proyecto nunca había llegado a ser debatido en comisiones o en el recinto. Este proyecto fue acompañado con la firma de 71 diputades, de todos los arcos políticos.

Tres meses después se realizó el debate en el recinto de la Cámara de Diputades, que dio la media sanción al proyecto. Empezó el 13 de junio y terminó el 14 por la mañana, fueron más de 22 horas transmitidas en vivo y en directo por el canal oficial del Congreso y seguidas desde toda Latinoamérica. Durante esa noche, decenas miles de mujeres organizaron vigilias a lo largo de todo el país y amanecieron en las calles esperando el resultado.

Días antes de esa instancia, se realizaba la cuarta movilización nacional convocada por Ni Una Menos. Ese 4 de junio se gestó una foto que recorrió el globo y que sintetiza el entusiasmo y la ilusión con que los movimientos feministas esperaban la votación. La foto fue tomada desde el aire por un drone del equipo de Prensa Obrera, en ella se ve el Congreso rodeado por lo que empezó a identificarse como  «la marea verde».

Foto de Prensa Obrera

 

Las movilizaciones y las vigilias se repitieron cuando fue el turno de la votación en el Senado. En Buenos Aires, en una noche de tormenta y frío y después de más de 16 horas de debate entre los y las senadoras, las calles que rodeaban el Congreso aun permanecían repletas de mujeres de todas las edades. Casi a las tres de la madrugada se conoció el resultado: 31 votos a favor versus 38 votos en contra. A pesar de que la votación no fue favorable, las calles estallaron con un canto masivo: “Aborto legal en el hospital” y el hashtag #SeráLey inundó las redes sociales en toda América Latina.

Desde aquel histórico debate, el aborto legal se convirtió en un tema definitivo e ineludible en la política argentina. Hasta ese momento, el proyecto de IVE había sido presentado 6 veces en el Congreso de la Nación, sin la repercusión que tuvo esta última vez,. Una pregunta casi obvia surge en este escenario: ¿Por qué el debate se da finalmente en 2018? ¿Qué lo posibilitó?  

  • Factores que posibilitaron el debate

Hay cuatro elementos que permiten darle un contexto a la llegada del debate al Congreso: los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) con amplia construcción política feminista territorial, el crecimiento del lugar que ocupa la agenda de género en el debate argentino y latinoamericano en los últimos años,  el antes y después que genera el estallido Ni Una Menos en 2015 (ampliando el campo de acción feminista e incorporando nuevas herramientas, y su réplica a nivel internacional) y, finalmente, la agenda política de la Argentina.

Los ENM y el nacimiento de la Campaña. Una cronología de la lucha

Los ENM representan un espacio de articulación clave para poner en perspectiva el largo camino de los movimientos feministas. Este espacio permitió y permite la organización y el fortalecimiento de los movimientos de mujeres, lesbianas, travestis y trans, a lo largo de más de tres décadas y que se repite año tras año en diferentes puntos del territorio argentino con una amplia participación federal. Como dice Dora Barrancos, los ENM son un ejemplo único en la región, tanto por su forma de construcción como por su constancia a lo largo del tiempo. En esto también coinciden las entrevistadas y la mayoría de ellas destaca la existencia y trayectoria de este espacio, las discusiones que allí se dieron y el trabajo para sostenerlo a lo largo del tiempo.

Allá lejos y hace tiempo, en 1986, fue el primer encuentro en Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ahí se impulsó fuertemente la salida de los movimientos feministas a las calles. Este ENM fue convocado por “las históricas”: docentes, médicas, psicólogas, abogadas, escritoras, entre otras, que comenzaron a organizar actividades en centros académicos, asociaciones civiles y a publicar sobre temáticas feministas. La mayor parte de las mujeres de esta generación provenía de la militancia en diferentes partidos u organizaciones políticas, aunque su participación allí no fue en representación de estos espacios.  

A principios de los 90, comienza un fenómeno de  incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo. ¿Por qué? Por algunas razones tales como el cambio en las dinámicas familiares, que vienen de la mano del uso más extensivo de los anticonceptivos, que permiten una mejor planificación familiar. Pero además, este proceso se profundiza hacia mediados de los 90 en un contexto de flexibilización laboral a nivel regional, de aumento de las tasas de desempleo y bajos salarios. Esta situación, más bien producto de la caída de los ingresos y la pérdida de empleo de los varones que de un empoderamiento de las trabajadoras, en el largo plazo constituye una transformación profunda del rol de las mujeres en el sistema productivo. En este momento, los movimientos sociales que surgen al ritmo de la crisis económica, son los que aportan nuevas voces, problemáticas y urgencias. Es así como los ENM se volvieron más heterogéneos, con una presencia más notoria de feministas indígenas, campesinas, espacios sindicales y sectores populares.

En 2001, con el país sumido en una profunda crisis económica, social y política, en donde la mitad de la población se encontraba bajo la línea de pobreza y más de un cuarto de les trabajadores no conseguía empleo, los encuentros se volvieron multitudinarios, con asistencia de decenas de miles de mujeres. Ellas fundaron comedores, fueron las organizadoras de los trueques en las plazas de todo el país, hicieron piquetes, cortaron rutas y se involucraron  profundamente en la vida política. Construyeron espacios de resistencia frente a los efectos devastadores de las políticas neoliberales.
El 18 ENM de 2003, en Rosario, estuvo marcado por el reclamo de la legalización del aborto como una deuda pendiente de la democracia con las mujeres. Fue ese el año en que se masificaron las consignas que luego sería el lema de la Campaña:​ “Por el derecho a decidir” y “Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Desde ese momento, el pañuelo verde, reminiscencia del pañuelo blanco símbolo de las Madres de Plaza de Mayo, se empezó a usar en todos los ENM como ícono de la lucha contra la clandestinidad de los abortos, que cuesta a las mujeres su salud y sus vidas. Al año siguiente, en Mendoza, se acuerdan las propuestas de las estrategias de los distintos grupos de mujeres para el acceso al aborto legal. A finales de 2004, se lanza la campaña “Yo aborté”, que consiste en una serie de acciones que dan cuentan de experiencias de la práctica de los abortos clandestinos, reflejando lo que atraviesa la diversidad de mujeres en distintas situaciones y etapas de su vida.  Un año más tarde, el 28 de mayo, Día internacional de la Acción por la Salud de las Mujeres, se lanza abiertamente la Campaña. En ese momento, estaba conformada por 70 organizaciones de todo el país, en la actualidad son más de 700 organizaciones. Desde entonces, este se constituye como el espacio de articulación de la lucha por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en la Argentina.

Mirá nuestro
Time Line – Hitos y conquistas en la lucha por el aborto legal

http://lab.ecofeminita.com/aborto/

 

La agenda de género en el debate argentino y latinoamericano

¿Cómo maduró la cuestión? Desde el surgimiento de los ENM hasta el debate del aborto hubo varios acontecimientos que lo permitieron. No solo en torno al aborto legal sino también en relación a la agenda de género en general y tanto a nivel local e internacional. En las últimas dos décadas, se pueden detectar muchísimos avances que amplían derechos para las mujeres y los colectivos LGBTTTQI+.

En Argentina se conquista el derecho al Matrimonio igualitario en 2010 y dos años más tarde, la Ley de Identidad de género. Sin embargo, a pesar de una mayor visibilidad de los colectivos LGBTTTIQ+ y su relevancia en las discusiones sociales, políticas y económicas, éstos siguen disputando espacios de participación en las filas del movimiento feminista. Además, se sigue reclamando el pleno ejercicio de sus derechos a partir de la implementación de leyes como la del cupo laboral travesti trans o las políticas de reparación, el acceso a la salud, entre otras.

Cabe decir que es muy curioso que, aunque el país fuera pionero en aprobar estas leyes de vanguardia mundial, no avanzó con la legalización del aborto. Investigadoras como Sonia Ariza y Laura Valdivia (2015) identifican que una de las diferencias centrales en el tratamiento de estas cuestiones a nivel social reside en que el aborto reclama la soberanía del cuerpo de las mujeres, de forma que genera grandes resistencias de los sectores conservadores a su incorporación al ámbito público. Luego de la experiencia del debate en 2018, esta mirada cobra fuerza en la discusión.

En paralelo, en 2012, llega a la Corte Suprema de Justicia de la Nación el caso de una niña de Chubut, de 11 años de edad, con un embarazo producto de una violación (de su padrastro). La Corte interpreta la regulación del artículo 86 del Código Penal, y permite la interrupción legal del embarazo en los causales allí establecidos. Este fallo histórico, conocido como FAL, cierra  la discusión que confirma la legalidad de los abortos para los casos de violación, sin necesidad de sentencia judicial. De esta forma, la Corte marca el punto de inflexión en el reconocimiento de la legislación vigente de las tres causales de ILE en el país, y obliga a las provincias y al Estado a implementar y cumplir con los protocolos hospitalarios para facilitar el acceso de niñas, mujeres y personas trans al aborto legal.

En 2014, hubo un caso que conmovió a la opinión pública. Una mujer de 27 años, conocida en los medios como Belén, llegó a la guardia de un Hospital en Tucumán por dolores estomacales y con una hemorragia vaginal. El médico que la atendió le expresó que tuvo un aborto espontáneo, pero más tarde ella fue acusada de provocarse un aborto y haber desechado el feto en uno de los baños del hospital. La condenaron a cumplir 8 años de prisión. Ella aseguró no saber siquiera que estaba embarazada. En 2016, y con Belén en la cárcel, el caso cobró mayor visibilidad y fue uno de los ejes del activismo feminista. Durante ese año, Amnistía Internacional logró reunir más de 120 mil firmas pidiendo su absolución. Hacia 2017, y después de un largo proceso, Belén fue absuelta. En aquel momento, Soledad Deza, que fue abogada de la joven, dijo:  «Este fallo imparte una doble justicia: para el caso de Belén y para todas las mujeres que no quieren ser madres y que se enfrentan de forma voluntaria o espontánea a un aborto. Creo que este fallo alienta a que las mujeres vayan a la salud pública porque no van a salir presas». La sentencia fue un leño más en el fuego que reavivó el debate sobre el aborto.

No se va a caer, lo vamos a tirar. Del Ni Una Menos 2015 al impulso del feminismo internacional

Ni Una Menos comenzó a ser una consigna masiva  cuando se encontró el cuerpo de Chiara Páez, la adolescente de 14 años asesinada por su novio de 16 en Rufino (Santa Fe). En ese momento, la periodista Marcela Ojeda escribió en su cuenta de Twitter: «Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales… mujeres, todas, bah.. no vamos a levantar la voz? NOS ESTÁN MATANDO».

Ante esta escalofriante evidencia, el mensaje provocó de manera instantánea una oleada de réplicas y adhesiones en las redes sociales. Organizaciones de mujeres, periodistas, grupos feministas, activistas de derechos humanos, entre otras, convergieron en una convocatoria a manifestarse. La respuesta fue multitudinaria y el 3 de junio de ese mismo año se realizó una movilización inédita, en donde cientos de miles de mujeres, en más de 80 ciudades del país, salieron a las calles a gritar Ni Una Menos.

Entre 2008 y 2015, los únicos datos disponibles sobre femicidios en Argentina eran relevados por la ONG Casa del Encuentro y marcaban un aumento de estos casos en torno al 38%. Desde 2015 en adelante, la Corte Suprema de Justicia de la Nación elabora un Registro de datos estadísticos de las causas judiciales por muerte violenta de mujeres por razones de género. A partir de Ni Una Menos, empezó a ser más notoria la necesidad de tener información y estadísticas, inexistentes en muchos lugares, que sirvan de base para acciones orientadas a prevenir y erradicar la violencia machista y los femicidios. Ni Una Menos se volvió un Movimiento Latinoamericano en poco tiempo porque la violencia machista es una epidemia presente en todos nuestros países. De acuerdo al Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG), en 2017 se registró un total de 2.795 de mujeres muertas por femicidio, teniendo en cuenta datos de 23 países de América Latina y el Caribe. Entre los países con mayores número de femicidio se encuentran Brasil (1133), México (760), El Salvador (345), Honduras (235), Argentina (251) y Guatemala (221). Sin embargo, las estadísticas que existen son insuficientes. Todavía falta información y datos cuantitativos para dimensionar la gravedad y magnitud de las violencias de género en la región.

Si bien el punto de inflexión para Ni Una Menos fueron las violencias contra las mujeres, la mirada sobre las relaciones de poder y las desigualdades entre varones y mujeres rápidamente se expandió a diferentes ámbitos. Esto se hizo aún más evidente a partir del surgimiento de espacios de activismo que reflejaban y renovaban viejos debates económicos, sindicales y de participación política de las mujeres. Miles de mujeres que no se habían reconocido como feministas en otro momento se sumaron a participar activamente de los movimientos. Tomaron incluso el compromiso de formarse, transformar relaciones en espacios laborales, reorganizar sus movimientos políticos. Esto sucedió, en gran parte, gracias al nuevo escenario en la comunicación y el activismo que promovió el mayor acceso a diversas tecnologías de información y a la producción independiente de datos. Todas las entrevistadas comparten que Ni Una Menos favoreció el crecimiento de los movimientos feministas tanto en las calles como en las redes sociales, que logró un lugar inédito en la agenda de los medios de comunicación tradicionales, así como una mayor conciencia de género.

«Si mi vida no vale, produzcan sin mi». Así se convocaba en octubre de 2016 al Paro Nacional de Mujeres. La expresión conecta la violencia machista y la desidia estatal frente a los femicidios, con la violencia económica reflejada en las cifras de la desigualdad. En marzo de 2017, se organiza un Paro Internacional de Mujeres que logra movilizar a millones de mujeres a lo largo de 50 países. El paro se repite en 2018 y 2019, ampliando su llegada con mecánicas de intervención más extendidas. La construcción de los Paros de Mujeres se realizó mayoritariamente a través del uso de plataformas online. Se escribieron manifiestos de manera colaborativa entre grupos de Argentina, Polonia, España y Brasil, trascendiendo fronteras y barreras idiomáticas. Se armaron grupos de debate en Facebook, WhatsApp y Telegram, se compartieron acciones coordinadas en Twitter e Instagram. Se dispusieron kits online con imágenes alusivas para replicar. Además, cada movilización contó con la cobertura colaborativa de grupos de periodistas, realizadoras audiovisuales y feministas. Se generaron y visibilizaron datos sobre desigualdad económica, brecha salarial, costos de abortos clandestinos, femicidios, travesticidios. El uso masivo de las redes sociales potenció el alcance del activismo feminista y propició nuevas formas de articulación entre las demandas y acciones. La viralización mediante hashtags de campañas como #NiUnaMenos o #AbortoLegal lograron llevar temas ampliamente abordados en el pasado a lugares antes impensados.

En los últimos años, las luchas y debates feministas alcanzaron un nivel tan alto de exposición pública, que algunas teóricas han empezado a referirse a una nueva «ola» feminista (metáfora con la que se alude a los distintos hitos de los feminismos). Incluso, algunas de ellas sugieren que esta metáfora no es adecuada dado que desde sus orígenes  estuvo centrada en una visión desde Estados Unidos hacia el resto del mundo, cuando el fenómeno actual parte del liderazgo de las mujeres y disidencias sexuales desde los países del Cono Sur de América Latina.  

En el caso de la Argentina, Ni Una Menos ha sido el punto de inflexión de esa nueva etapa de los feminismos ofreciendo respuestas políticas y sociales colectivas. La construcción internacional se deja ver en un entretejido de experiencias precursoras que van desde las réplicas de Ni Una Menos en la región, a la lucha por el aborto legal que contagió gran parte de Latinoamérica. En 2012, Uruguay se convirtió en uno los países pioneros en la región por la aprobación de la ley de la despenalización del aborto . En Brasil, fueron las mujeres quienes se movilizaron frente al avance del conservadurismo, el machismo, la misoginia, el racismo, la homofobia y el odio a partir de la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia, tanto durante las elecciones como una vez electo con la consigna #EleNão que se viralizó rápidamente. Allí también se gestó un movimiento que lucha por justicia ante el femicidio de Marielle Franco, política feminista negra, joven y lesbiana, comprometida con los derechos humanos y la lucha contra el narcotráfico. En Guatemala, el incendio que mató a 41 niñas que vivían en un hospicio fue motivo para que las mujeres se organizaran. En Chile, fueron las estudiantes quienes iniciaron un proceso de tomas y paros en colegios y universidades, impulsando una nueva etapa feminista en el país.  
Los Paros Internacionales de Mujeres sirvieron para alimentar, visibilizar y conectar estas distintas experiencias. Estos son solo ejemplos de la multiplicación de las voces feministas, potenciadas por medios independientes, campañas online, movilizaciones y mayor activismo político de las mujeres, lesbianas, travestis y trans, que han contribuido a reforzar debates centrales en torno a la violencia machista, los derechos sexuales y reproductivos, desigualdades económicas y de acceso al poder político. «América Latina va a ser toda feminista» se lee en pintadas, stickers de Telegram y flyers de redes sociales en cada Paro Internacional.

La agenda política de la Argentina

¿Luz verde o cortina de humo? Otro punto en común que señalan las personas entrevistadas, y que hace a la agenda política local, es la postura del gobierno de Cambiemos habilitando abrir el debate en el Congreso. El 1 de marzo de 2018, el presidente Mauricio Macri pronuncia su discurso de apertura de sesiones, que da inicio a la actividad legislativa en el país. Tanto en 2016 como en 2017, la agenda de las mujeres no había tenido un lugar destacado en su presentación. Sin embargo, en esta oportunidad, Macri habló de la brecha salarial y de la necesidad de conseguir el pago igualitario entre varones y mujeres, al tiempo que resaltó una propuesta de extender la licencia de paternidad de 2 a 15 días. Mencionó además las elevadas tasas de embarazo adolescente y se comprometió con acciones para prevenir embarazos no deseados. Pero lo que convirtió a este discurso en una pieza histórica es que fue la primera vez en que un presidente o presidenta de la Argentina pronuncia la palabra “aborto” en la apertura de sesiones ordinarias. «Hace 35 años que venimos postergando un debate muy sensible, que como sociedad nos debemos: el aborto. Como dije más de una vez, estoy a favor de la vida, pero también estoy a favor de los debates maduros y responsables que como argentinos tenemos que darnos. Vemos con agrado que el Congreso incluya este tema en su agenda de este año. Espero que se escuchen todas las voces y se tomen en cuenta todas las posturas», dijo ese día Mauricio Macri.

La mitad de las entrevistadas mencionan esta «luz verde» para el tratamiento del proyecto como un hito e incluso muchas afirman que no pensaban que el proyecto podía ser aprobado siquiera en Diputades. Algunas lo contraponen a la gestión anterior, bajo el gobierno de Cristina Fernández, que se negó a debatir el proyecto todas las veces que ingresó al Congreso. Del mismo modo, muchas consideran que este hecho sorprendió al conjunto de la sociedad, incluido al propio gobierno.

En muchas ocasiones también se hizo referencia a que el gobierno habilitó este debate como una «cortina de humo» para tapar la grave situación económica que empezaba a asomar en la Argentina. El 14 de junio se obtuvo la media sanción para el proyecto de IVE en la cámara baja, cerca de las 8 de la mañana. Ese mismo día, por la tarde, el presidente del Banco Central renunciaba a su cargo en medio de una corrida cambiaria que había empezado hacia fines de abril. Cuando se presentó el proyecto de IVE en marzo, el dólar costaba 20 pesos, el 14 de junio había subido a 28 y a fines de agosto llegaba a 38 pesos (la moneda argentina valía prácticamente la mitad). Entre la votación en Diputades y en el Senado (del 8 de agosto), la situación económica se hizo tan crítica que el gobierno anunció que pedirían una línea de financiamiento al Fondo Monetario Internacional. El acuerdo se hizo realidad poco tiempo después y constituye uno de los préstamos más grandes que otorgó la institución en su historia, lo que da cuenta de la magnitud de la crisis. Aún con estas políticas, Argentina terminó el año con una caída de su PBI de 2,6% y una inflación cercana al 50%.

Sin embargo, los movimientos feministas en la Argentina entienden que la lucha por el aborto legal también tiene una dimensión económica, que se resume en la expresión popular «las ricas abortan, las pobres mueren». Según datos de Economía Femini(s)ta, en 2018, mientras se debatía en el Congreso, un aborto clandestino costaba alrededor de $20.000 (unos 1.000 dólares en ese momento) y las pastillas de misoprostol $3.000 (alrededor de 170 dólares en ese momento), mientras que el 75% de las mujeres ganaba en promedio menos de 12.000 pesos mensuales y las más pobres no llegaban a los $2.000.

 

La mayor parte de las entrevistadas comparte que estos cuatro factores fueron los que  permitieron el debate de la legalización del aborto en el Congreso. Ellas mencionan y enfatizan en la construcción de lazos entre diversas colectivas feministas, la existencia de espacios de debate en el marco de los ENM y el trabajo de la Campaña desde 2005, sumado al Ni Una Menos de 2015 como los espacios clave. El amplio, múltiple y diverso activismo del movimiento de mujeres a lo largo de los últimos 30 años y los hitos reseñados muestran que la construcción política feminista lejos de ser una moda -como sugieren a veces los medios o algunas voces críticas- es un proceso de largo aliento. Y que no está atado a un pensamiento monolítico sino que, por el contrario, es un movimiento vivo que aprende a utilizar las herramientas que encuentra en su camino.

  • Características del proceso y de las actrices políticas

Los activismos en torno al Aborto Legal se caracterizan porque convergen múltiples organizaciones de mujeres y espacios feministas. Si bien la Campaña mantuvo un rol protagónico, el movimiento trascendió a esta organización y se extendió a diferentes espacios. En este proceso político se generó un activismo muy diverso y amplio en torno al proyecto, que incluyó activistas, docentes, académicas/os, artistas, referentes, intelectuales, legisladoras, profesionales de la salud y periodistas feministas, así como funcionaries públicos, organizaciones civiles, partidos políticos, entre otras. Además, gran parte de la sociedad hizo propio el reclamo y se sumó a la militancia de manera independiente. Ahí, se creó una gran comunidad en las redes sociales que acompañó difundiendo información, viralizándola, ampliando el alcance de los mensajes e incluso transformándose en un espacio propio de generación de contenidos que logró sortear la cobertura de los medios de comunicación tradicionales e incluso marcó la agenda del debate mediático.

En este proceso de construcción política se entrecruzaron estructuras de trabajo muy distintas unas de las otras. Se trató de una coordinación múltiple entre partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, asambleas autoconvocadas, sindicatos, grupos de activistas y acciones  espontáneas. Sin embargo, hubo grandes líneas en donde esta multiplicidad encontró cauces que permitieron orientar esfuerzos conservando una dinámica de construcción horizontal. Esto es destacable en un país en donde gran parte de la construcción política crece en torno a figuras de liderazgo marcadas. Además de la horizontal, también es un movimiento con un alto grado de representación federal, muy transversal en varias dimensiones (ideológica, de clases sociales y de identidades) y sumamente intergeneracional.

 

¿Participación interseccional?

Una de las características centrales que tuvo el proceso de construcción política en torno al aborto legal fue su transversalidad tanto en términos ideológicos como de clases sociales e identidades. Sin embargo, esta participación amplia y transversal, sin precedentes, tuvo matices y se expresó más en algunos espacios que en otros. Las personas entrevistadas coinciden en que las calles y movilizaciones mostraron la gran diversidad de mujeres y colectivos de la diversidad sexual que estaban pendientes de los pasos del proyecto, pero que esto no se reflejó en quienes tomaron la palabra en el Congreso.

A lo largo de dos meses, durante 15 jornadas, 690 expositoras y expositores presentaron argumentos a favor y en contra de la legalización frente al plenario de comisiones de la Cámara de Diputades. Luego de la media sanción, comenzó una nueva etapa de exposiciones para preparar el tratamiento en el Senado. Allí, las audiencias para debatir la IVE se dividieron en siete sesiones en donde se presentaron 143 exposiciones (algunes expositores participaron en ambas instancias). En total, fueron más de 800 las exposiciones con argumentos a favor y en contra de la IVE, que constituyen un registro documental único, que refleja el pensamiento y trabajo de infinidad de organizaciones, activistas, funcionaries públicos, especialistas, académicos y académicas, entre otros, en torno a los derechos sexuales y reproductivos.

Las diputadas que entrevistamos para este informe coinciden en que todo este proceso aportó también a fortalecer posiciones a la hora de convencer a sus compañeres de bloque, y a la construcción de una agenda transversal entre mujeres de distintos partidos políticos. Victoria Donda, Diputada Nacional por el movimiento SOMOS, dice que esto fue posible porque entendieron que había un “objetivo mayor: que salga la ley”, y que había respeto entre ellas. Según Silvia Lospennato, Diputada Nacional del PRO, se trató de un «ejercicio de construcción de confianza en donde empezamos a escucharnos entre nosotras». Una de las estrategias que se dieron para generar mayor compromiso con el proyecto fue la de ir a cada despacho para aclarar dudas, aportar datos, deconstruir estereotipos y, básicamente, a insistir con la necesidad de legalizar la práctica del aborto. Para ellas, esto fue alimentado gracias a la masificación y visibilización del mensaje mediante los grupos de actrices, referentas de la música y la televisión. Tanto Silvia Lospennato como Victoria Donda reconocen que la presión de las calles y las movilizaciones, de los debates del Congreso y en los medios y redes sociales cambiaron la opinión de muches. Además, también están seguras de que algunes legisladores votaron por influencia de sus hijas o nietas. Es el caso de José Ignacio de Mendiguren, quien dijo repetidas veces que por sus creencias religiosas no estaba de acuerdo, pero sin embargo fue convencido por sus dos hijas. Días antes de la votación manifestó que acompañaría el proyecto.

En relación con la composición de les expositores en las sesiones, el 75% de las personas que argumentaron a favor de la legalización del aborto fueron mujeres. Dentro de este grupo hubo mujeres, lesbianas, gays, bisexuales, y varones trans. La mitad de quienes expusieron en contra del proyecto fueron varones. Silvia Lospennato señala que en esas exposiciones faltaron más voces de mujeres en situaciones de pobreza y exclusión. Por su parte, Claudia Korol, activista anticolonial de la educación popular, menciona también la escasa o nula participación de mujeres indígenas y mujeres negras. Ruth Zurbriggen, de Socorristas en Red, advierte la ausencia de mujeres migrantes, que son atendidas -en muchas oportunidades- por esta colectiva. Mabel Bianco, presidenta de FEIM, considera que se debería escuchar la voz y los testimonios de familiares y mujeres que sufrieron las consecuencias trágicas de la penalización de la práctica del aborto o de la IVE.

La diversidad sexual dejó su marca en el proyecto y por eso cobran relevancia algunas ausencias. Tomás Máscolo, periodista y militante del PTS, considera que la participación en los debates del Congreso y el Senado de los varones trans, también lesbianas, personas no binarias y demás colectivas que representan la disidencia sexual fue fundamental para mostrar que no se trata de un problema solo de mujeres. Coinciden con él Silvia Lospennato, Mariana Carbajal (periodista feminista) y Leandro Cahn (Director ejecutivo de Fundación), quienes remarcan que esto quedó plasmado en el uso y la defensa del término cuerpos gestantes en el proyecto. Tomás Máscolo, sin embargo, subraya que se siente más identificado con el concepto de personas gestantes ya que “son algo más que un cuerpo” (son personas con capacidad de gestar). Tatiana Fernández, del movimiento estudiantil, agrega que la presencia de adolescentes exponiendo sus necesidades generó que se tuvieran en cuenta los reclamos de la pibas en la defensa del derecho a las niñas y jóvenes para decidir sobre su práctica en el proyecto.
Claudia Korol, quien tiene una amplia trayectoria y experiencia en el trabajo territorial a lo largo de Latinoamérica, es la que más énfasis ha hecho en la necesidad de extender las acciones hacia barrios, villas, movimientos populares y espacios comunitarios más alejados de los centros de la discusión. Esta educadora popular entiende que todavía hay mucho trabajo pendiente y que no todas las feministas de espacios comunitarios tienen un posición favorable al aborto legal. El trabajo en territorio del proyecto SISA en Esmeraldas (Ecuador) identificó líneas de tensión similares a las que expresa la activista: a pesar que algunas de las mujeres afroecuatorianas y mestizas de los siete cantones de la región reconocen haberse practicado abortos clandestinos están en contra de su legalización. Asimismo, del trabajo de campo de “SISA” en Asunción y alrededores (Paraguay) con las mujeres trans y travestis se desprenden sus posiciones divergentes en relación al aborto, de hecho muchas de ellas lo mencionan como uno de los temas que las separa en la construcción colectiva de la agenda feminista.  Dado que el reclamo por el aborto legal está muy instalado en los ENM, Claudia Korol sugiere que conforme al avance de la autodenominación de los ENM como plurinacionales, se podrán facilitar espacios de diálogo entre distintas comunidades, para seguir acortando las distancias en este tema.

 

Alianzas para fortalecer

En esta experiencia política hubo distintos tipos de alianzas que se gestaron en el proceso y fortalecieron el reclamo. A partir del análisis de las entrevistas y de la encuesta lanzada a las redes sociales, se pueden identificar al menos tres formas en las que interactuaron los diferentes espacios. Uno de los niveles de interacción es entre la Campaña y distintos grupos y organizaciones (actrices, periodistas, organizaciones civiles, entre otras). Otro nivel es el vínculo entre la Campaña y las diputadas que impulsaban el proyecto dentro del Congreso y en el interior de sus bloques parlamentarios. La última es la alianza intergeneracional, que hizo que miles de jóvenes hicieron su primer experiencia política y feminista, codo a codo con mujeres de larga trayectoria en la lucha por los derechos de las mujeres. Estas alianzas no siempre fueron sencillas u operativas, pero las entrevistadas comparten una visión positiva en términos generales y aportan valiosas reflexiones acerca de cómo pensar estas dinámicas a futuro.

Esta congregación de voces y experiencias, que muestra un gran componente de espontaneismo y horizontalidad, funcionó como una ventaja y también como un limitante. Algunas de las entrevistadas hablan de conflictos latentes entre la pertenencia a partidos políticos y la feminista. Es por esto mismo que resulta un logro relevante la construcción de esta agenda transversal, que sumó tantos apoyos y permitió llegar a tantos espacios a los que en otro momento no había sido posible acceder o convocar.

A partir de las respuestas de las entrevistadas, se puede ver que no siempre hubo una articulación fluida y eficaz entre las distintas colectivas. Muchas acciones surgieron de manera independiente y espontánea a medida que avanzaba el debate, otras se organizaron mediante asambleas. La proliferación de grupos de Whatsapp o Telegram servía para estar contactadas pero al mismo tiempo surgían ideas que no necesariamente se podían coordinar. Tal es así, que la mayoría de entrevistadas hace una  autocrítica en términos de cómo se llevaron adelante algunas estrategias. Por ejemplo, las entrevistadas coinciden en la necesidad de redoblar la estrategia comunicativa para visibilizar el conjunto de acciones y movilización territorial que se desarrolló a lo largo del país. Fue un debate muy largo e intenso que produjo mucho cansancio, agotamiento e incluso enfermedad entre las activistas de los movimientos feministas, tal como algunas de las entrevistadas reconocen. En ese sentido, Dolores Fonzi (activista del grupo de Actrices Argentinas) hace hincapié en la necesidad de aprender a «administrar energías».

Las formas de organización en esta clave de horizontalidad y de grupos diversos, no siempre fueron precisas y funcionales. Si bien había coordinaciones para diferentes acciones, no hubo jerarquías definidas y muchas entrevistadas mencionan que en determinados momentos hacía falta alguna coordinación que aglutinara los diferentes niveles de alianzas. Soledad Vallejos, periodista que cubría las exposiciones que sucedían desde el Congreso mismo, cuenta que durante el debate recuerda, por ejemplo, haber hablado con senadores o diputades, que sabiendo que ella estaba cubriendo, le decían que no entendían quién era la interlocutora del movimiento, con quién podían hablar y no podían creer que la respuesta era que no había nadie que centralizara un mandato o palabra.. A diferencia de los partidos políticos, la forma de trabajo sin jerarquías propia de las formas de construcción de los movimientos de mujeres complejizaron la toma de decisiones centralizadas.

Yamila Picasso, parte de la Campaña, cuenta que fue necesario un intenso trabajo de articulación hacia el interior de la Campaña. Además de encontrarse en el Congreso los martes y jueves verdes, se reunían todos los sábados para armar las estrategias de movilización. Mantenían reuniones con las compañeras que estaban más cerca de  CABA aunque también participaban en asambleas las militantes de otras provincias. “Fueron meses de reuniones todos los días, permanentemente, hasta horas impensables”, expresa Yamila Picasso, mostrando el gran esfuerzo que significó este trabajo colectivo.

Aun cuando valoran las alianzas que se tejieron, las entrevistadas sugieren la necesidad de aceitar ciertas dinámicas, como podría ser implementar mecanismos de resolución de conflictos cuando hay intereses o perspectivas contrapuestas o se superponen acciones. Paola Bergallo, abogada especialista en derecho a la salud y estudios de género, señala que cuando se amplía la participación en el debate y se incluye a más colectivas, es necesario analizar los nuevos desafíos que se presentan, y se requieren estrategias para alcanzar metas comunes y sortear obstáculos, y esto representa un “fenómeno nuevo para el feminismo”.

Los y las diputadas que impulsaron el proyecto tuvieron un rol muy importante tanto en la articulación entre las demandas de la ciudadanía, la Campaña y el Congreso, como en los desafíos que significó para muches de les protagonistas el hecho de formar parte de bloques políticos diferentes. Las diferencias no solo aparecían entre bloques partidarios con posiciones antagónicas en otros temas de la agenda política, económica y social, sino también hacia el interior de ellos, dado que en todos los partidos hubo divisiones con respecto al aborto legal, (más adelante se desarrolla este punto).  A pesar de las “grietas”, el grupo de WhatsApp conocido como «L@s soror@s» cobró entidad como una forma de trabajo transversal, mostrando una gran convicción en función del objetivo común. Victoria Donda cuenta que durante el largo proceso de las audiencias públicas rompieron incluso con el protocolo tradicional de cómo sentarse: las mujeres a favor del aborto legal se sentaron juntas de martes a jueves durante más de 8 horas cada día, cultivando esa complicidad entre ellas.

Sin dudas, la aprobación de la paridad en las listas a cargos electivos a nivel nacional es el antecedente más inmediato y visible de esta construcción transversal de la agenda de género entre diputadas de distintos partidos políticos. En noviembre de 2017, después de una larga sesión en donde se discutía una Reforma política, un grupo de diputadas insistió que se trate y vote la propuesta para elevar la cuota de representación femenina del 30 al 50%, ya que el 30% que debería ser el piso se había convertido en un techo a su participación. ¡Y ganaron! En 2019, por primera vez veremos listas paritarias en cargos legislativos nacionales.

Resulta claro que las dinámicas al interior del Congreso no siempre reflejaban lo que el activismo esperaba o reconocía como válido. En algunas oportunidades hubo tensiones o falta de comunicación entre las estrategias que se diagramaban dentro del recinto y los reclamos que se expresaban por fuera, donde la calle y las redes sociales en muchas ocasiones marcaban las acciones a seguir. Uno de los casos más visibles fue cuando dentro del Congreso se buscaba armar un proyecto con modificaciones que sumaran más voluntades (impulsado por un grupo de diputades de Córdoba) mientras que gran parte de los movimientos reclamaban que siguiera en curso el que había sido presentado sin ningún cambio.

Aún con estas dificultades, la mayoría de las entrevistadas coinciden en que en Diputades se avanzó de una manera mucho más coordinada que en el Senado, espacio poco sororo, donde hubo importantes obstáculos para articular alianzas. Es que en la Cámara de Diputades había ya un trabajo previo de cabildeo de la Campaña, tal como explica Yamila Picasso, que facilitó la comunicación y articulación. En este sentido, la mitad de las entrevistadas reconocen la importancia del impulso de la agenda parlamentaria de la mano de L@s Soror@s y lamentan que no se replicara un grupo de trabajo similar en el Senado. En este espacio, Miguel Ángel Pichetto fue, por momentos, quien se mostró en el centro de las articulaciones. Luis Naidenoff, senador radical formoseño que hizo un gran trabajo para impulsar esta discusión en su bloque, estuvo alejado de esta instancia durante un período largo debido a una tragedia familiar. Aún así, fue una figura central para condensar intereses favorables al proyecto de IVE. Cristina Fernández anunció que todo su bloque votaría a favor, pero a último momento una senadora Silvina García Larraburu, de Río Negro, decidió votar en contra. El cambio del escenario entre la votación en Diputades y Senadores fue muy radical, en muchos sentidos, y la mayoría de las entrevistadas reconoce que no se pudo anticipar ni reaccionar a tiempo.

Tanto en los debates como en el lobby con representantes y en la difusión de información,  la Campaña junto a organizaciones civiles como Amnistía Internacional, Fundación Huésped, ELA, FUSA, FEIM, Redaas, entre otras, tuvieron un rol crucial. Algunas de estas organizaciones, de larga trayectoria en capacitaciones e iniciativas en defensa de los derechos sexuales y reproductivos, aprovecharon sus ámbitos de experticia para sumarse al debate. Generaron informes, contribuyeron con el proyecto de ley, sistematizaron experiencias y articularon acciones.

A esta altura del proceso es evidente que los lazos que se estrecharon en las movilizaciones y el nivel de compromiso que se generó dio lugar a la consolidación y creación de espacios feministas. La colectiva de Actrices Argentinas es un ejemplo de ello. Su participación tuvo un gran protagonismo y generó mucha visibilidad. La actriz Dolores Fonzi, cuenta que una de las acciones con las que iniciaron su actividad fue la escritura de una carta de las actrices, que logró reunir 70.000 firmas y que fue presentada en la apertura del plenario en Diputades. Claudia Acuña, fundadora de la Cooperativa de comunicación La Vaca, impulsó esta modalidad convocando a diferentes grupos de mujeres para presentar estas cartas (escritoras, poetas, artistas, académicas, entre otras), creando al mismo tiempo espacios de referencia de colectivas que hasta el momento no estaban organizadas.  

 

El feminismo no tiene edad

Existió también una alianza intergeneracional, no solo entre adolescentes y las «históricas» (como se llamó cariñosamente a las pioneras en estos debates, que tienen más de 70 años de edad) sino también con mujeres de todas las edades. Diana Maffía, filósofa especialista en epistemología feminista y derechos, señala que hubo un punto de inflexión en el reconocimiento mutuo de formas de hacer distintas y que se generaron diálogos enriquecedores. Diana Maffía y Mabel Bianco resaltan que antes de esta irrupción masiva, el feminismo era más académico e intelectual, más organizado en torno a discusiones teóricas. En contraste, los feminismos de las generaciones más jóvenes traen nuevas formas de intervención. Aparece, según Diana Maffía, una nueva forma de habitar el espacio público y la ve como una “disrupción generacional”.

Si bien es cierto que no hay acuerdo sobre quienes entienden el fenómeno como la “revolución de las hijas” (tal como acuña Luciana Peker) y quienes piensan que no refleja la magnitud y diversidad generacional del movimiento, para gran parte de las entrevistadas, el compromiso y activismo de las chicas más jóvenes fue decisivo. «Nos cambió muchas de las formas de participación (…). Las pibas quieren respuestas en las escuelas, en los movimientos, y eso lleva a otro tipo que exigencias también por las relaciones interpersonales más placenteras. Es decir, ya no se van a aguantar maltratos en su sexualidad. Esto genera un movimiento que yo todavía no sé hasta dónde llega, me sorprendo siempre y me parece que se abren posibilidades de mirar al mundo con mucha más esperanza”, afirma Claudia Korol. En la misma línea, Claudia Laudano agrega que “es una ganancia, que hayan salido, que pelearon, que tuvieran la fuerza que hay que tener, impulsaron el tema en las escuelas”. Tatiana Fernández, estudiante secundaria, cuenta que su mamá (de 60 años) le decía: “tengo el pañuelo verde y me emociona que puedo salir a la calle a militarlo con vos”. Y que, además, el hecho de que la cuestión estuviera expuesta habilitó a que hablaran de temas que en otro momento fueron tabúes. «Las mujeres más grandes, que vivieron mucho más cruda esta situación [se refiere a los abortos clandestinos], salieron a la calle y es una de las cosas más lindas que me queda de este movimiento, esto fue un cambio en la Argentina impresionante», dice Tatiana Fernández.  

Además, Tatiana describe las tomas de los colegios secundarios durante el debate en Diputades como una forma de protesta y un lugar de debate colectivo para les estudiantes. En estos espacios «se realizó un plebiscito, algo que no se había visto nunca en la Argentina, con más de 30.000 estudiantes de universidades y escuelas secundarias donde primó brutalmente ‘a favor’ en todos lados. Esos mecanismos ayudaron a que se instaurara en los colegios, en las casas, en las universidades, sobre todo las pibas de secundaria estuvimos a la cabeza de la lucha, en redes sociales también, en todos lados, fue algo que brotó, que fue increíble».

Argentina tiene una de las tasas de embarazo adolescente más altas de América Latina. Cada 5 minutos nace el bebé de una madre adolescente y cada 3 horas el de una niña de entre 10 y 14 años. La presencia de les adolescentes en el debate en el Congreso de la Nación, contando en primera persona lo que viven en las escuelas, en sus hogares, sus relaciones sexoafectivas, puso sobre la mesa una cuestión que ya se constituyó como ineludible: la necesidad de implementar la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) y de instrumentar políticas orientadas a la prevención del embarazo adolescente. Además, fueron también ellas quienes llevaron este debate a las mesas familiares y lograron cambiar muchas opiniones. La diputada Mirta Tundis, por ejemplo, contó a los medios «mi nieta de 12 años me convenció de votar a favor». No fue la única que mencionó a su nieta, hija o argumentos de las jóvenes para explicar cambios de postura en torno a la IVE, dentro y fuera del Congreso.

  • Estrategias exitosas: un feminismo todo terreno

El abanico de activismos políticos en torno al proyecto de IVE generó también un montón de estrategias que se fueron conectando entre sí a lo largo de los meses que duró el debate parlamentario. Algunas fueron diseñadas y coordinadas desde la Campaña u organizaciones de mujeres, pero hubo muchas que se fueron dando de manera espontánea a partir de quienes se iban sumando, del pulso de las movilizaciones, de las redes sociales, de los medios, de los aprendizajes y de cómo el debate evolucionaba cada semana.

Las estrategias podrían dividirse en tres ámbitos: territoriales, medios tradicionales, medios independientes y feministas, y el rol de las redes digitales.

  • Ahora que si nos ven. Estrategias territoriales.

La movilización fue el principal factor que dio fuerza al movimiento por el aborto legal en la Argentina. En esto coinciden tanto las entrevistadas como quienes respondieron a la encuesta online. Los pañuelazos a lo largo de todo el país fueron la forma más concretas de expresar apoyo a lo que se estaba debatiendo en el Congreso. La vigilia durante toda la noche y madrugada que acompañó los debates, primero en Diputades y luego en el Senado, funcionó tanto como una red de contención entre las activistas que esperaban los resultados, como un recordatorio para quienes estaban en el recinto de que lo que sucedía puertas adentro tenía consecuencias hacia afuera.

Entre quienes respondieron a la encuesta online, se valora de modo muy positivo la sinergia entre las calles y las redes, potenciándose entre sí. A pesar del amplio consenso en que la movilización fue un gran motor, se menciona una y otra vez que es necesario mejorar la coordinación para evitar el desgaste fruto de la repetición y superposición de iniciativas. En relación a la jerarquía de las estrategias (ver gráfico 1), la mayoría mencionó las movilizaciones y tomar las calles como las acciones más positivas. En segundo lugar, destacaron el debate del Congreso y como tercero los pañuelazos. Si observamos esto por grupos de edad, encontramos que desde las más jóvenes a las más grandes, todas coinciden con la movilización como el principal factor. Las respuestas cambian en torno al debate del Congreso, que es la opción más elegida por las personas mayores de 30 años. Entre quienes lo resaltan, también señalan que fue clave para la difusión de datos y argumentos a escala masiva y sobre todo cuando fueron expuestos por voces autorizadas que permitían desmitificar el aborto.

 

Gráfico 1. Acciones con impacto positivo y negativas sobre el debate por el aborto legal

Fuente: Elaboración de Melisa Bok  a partir de los datos del cuestionario sobre el debate por el Aborto Legal.

 

En el territorio hubo asimetrías, sobre todo al principio, y gran parte de las movilizaciones fueron en torno al Congreso, ubicado en CABA. Soledad Deza, abogada y parte de Católicas por el Derecho a Decidir de la provincia de Tucumán, plantea que “en la  construcción de la legitimidad de esa demanda, en un país que continúa comportándose de forma unitaria, parecía que el termómetro de lo que pasa en CABA puede medir a lo largo y a lo ancho el timing político de todo lo que pasa en nuestro país. Y a veces no es así”. En esta línea, las personas entrevistadas coinciden que la participación en las movilizaciones, las discusiones y la cobertura de la televisión federalizó el debate del aborto, pero que la toma de decisiones quedó muchas veces centrada en la capital.  

A fines de junio, Gabriela Michetti, vicepresidenta de la Argentina, fue al programa de Mirtha Legrand -uno de los más vistos de la televisión argentina y con décadas al aire- y dijo que el apoyo al aborto legal era un fenómeno de Buenos Aires, «todo el interior está en contra del aborto».  Esto provocó una reacción inmediata en las redes sociales. Miles de personas de todo el país compartieron fotos con sus pañuelos, movilizaciones y palabras de apoyo, mencionando su ubicación para mostrar que estaban en Misiones, Salta o Río Negro. La Campaña reaccionó con una convocatoria a pañuelazos en todo el país. Yamila Picasso cuenta que el 26 de junio, tan solo días después de esta declaración, lograron pañuelazos en 73 puentes de manera simultánea, ”el puentazo”, en diferentes ciudades de casi todas las provincias.

Las movilizaciones masivas, los pañuelazos, las vigilias, el ocupar el espacio público de diferentes maneras fueron una demostración contundente de la importancia que tiene la legalización del aborto para gran parte de la sociedad y que hizo que otro tanto tome dimensión en el transcurso del proceso. Cristina Fernández, quien se opuso a la legalización del aborto durante sus dos mandatos consecutivos por motivos personales y religiosos, dijo en su exposición del 8 de agosto que fueron «las miles de chicas que se volcaron a las calles» quienes la hicieron cambiar su voto.

  • El rol de los medios. Reescribiendo la historia en primera persona.  

Mientras la movilización, los pañuelazos y el debate en el Congreso aparecen una y otra vez como un factor positivo para el impulso del proyecto de IVE, los medios de comunicación, entendidos a nivel más tradicional, se presentan con una gran ambigüedad. En la encuesta, por ejemplo, son el principal elemento mencionado como negativo. Le siguen la violencia y las iglesias. Sin embargo, gran parte de las entrevistadas encuentran en algunos episodios mediáticos contribuciones que fueron fundamentales para llegar a un gran sector de la sociedad que no había enfrentado antes esta discusión, y que además, no contaba con información al respecto. Por otra parte, hubo grandes esfuerzos para instalar y sostener la agenda del aborto legal en la cobertura periodística por parte de trabajadoras de prensa así como de colectivas que tenían más acceso a la televisión (actrices argentinas), cantantes e influencers. Los medios independientes y feministas fueron clave en la difusión de información, crónicas de lo que sucedía cotidianamente puertas adentro del Congreso y en las calles, y en la construcción de coberturas colaborativas.

Algunas de las entrevistadas señala el ciclo de entrevistas que se emitieron en el programa Intrusos, conducido por Jorge Rial, como un punto de inflexión. Intrusos es un magazine de noticias ligadas a la farándula y algunos temas sociales de coyuntura que se emite por cable, a la tarde, y que tiene una gran audiencia, llega a millones de televidentes. Durante el mes de febrero, Rial invitó a su programa a referentas del movimiento feminista para hablar específicamente de la necesidad del aborto legal, seguro y gratuito. Participaron de este ciclo la politóloga Florencia Freijo, las periodistas Julia Mengolini y Luciana Peker, y las comediantes Virginia Godoy (Señorita Bimbo) y Malena Pichot. El impacto de este programa se puede medir, entre otros, en este hecho: el 5 de febrero de 2018, Señorita Bimbo mencionó el uso del Misoprostol como un método para hacer abortos seguros en el programa de Rial. Las búsquedas de esa palabra en Wikipedia se dispararon alcanzando un pico de 5.891 vistas, lo que representó un aumento de casi el 600% (gráfico 2).

 

Gráfico 2. El misoprostol en horario central

Fuente: https://tools.wmflabs.org/pageviews/?project=es.wikipedia.org&platform=all-access&agent=user&start=2018-01-01&end=2018-08-31&pages=Misoprostol via WikiMedia Argentina

 

Rial salió al aire con el pañuelo verde anudado en la muñeca. Casi todas las entrevistadas dicen que la llegada de este tema a la televisión de aire, y de este modo a la vida cotidiana de muchas mujeres, fue trascendental. «El pañuelo verde fue algo fundamental que se creó en un movimiento de mujeres de Rosario, pero cuando se generaliza y entra a la televisión nosotras no lo podíamos creer, porque podía haber durante años marchas masivas tratando el tema, pero no saliendo en los diarios. Que algunos comunicadores, no me importa por qué razón, si su hija se los dijo, si el escándalo les daba más rating, pero entró el tema en los grandes medios y nos sirvió mucho para el trabajo de hormiga y para el trabajo de base que nosotras hacíamos, y cuando las mujeres en los barrios lo veían en televisión habilitado el tema, se podía hablar de otro modo», sintetiza Claudia Korol.  

En este sentido, Claudia Laudano sostiene que desde inicios de año ya se estaba gestando una revuelta feminista en redes y recuerda que el 2 de enero, el actor Facundo Arana hizo una declaración en una entrevista  sobre la reciente maternidad de su expareja, en donde afirmó que una mujer se realiza al ser madre. Esto disparó una oleada feminista de indignación en redes sociales. En ese contexto, el testimonio en primera persona de la actriz Muriel Santana sobre la práctica de un aborto -como parte de una decisión en un determinado momento de su vida- desencadenó también en múltiples testimonios sobre interrupciones voluntarias de embarazos en distintos contextos sociales y diversas edades. Además, muchas actrices acudieron a entregas de premios o entrevistas con el pañuelo de la Campaña o vestidas de verde. En general, aprovecharon la visibilidad que les da su trabajo para impulsar el tema en los medios masivos. Asimismo, Raquel Vivanco, coordinadora nacional del Movimiento Marea Feminista Popular y Disidente y militante de SOMOS, destaca no solo el uso del pañuelo como emblema en sus recitales sino también el activismo de las ídolas pop de las jóvenes, como Lali Espósito y Jimena Barón.

Los medios tradicionales, como adelantamos, no fueron siempre tan funcionales a lo que los movimientos feministas estaban impulsando. Las periodistas que entrevistamos señalan que las coberturas fueron cambiando, «no era lo mismo en marzo que en agosto» afirma Soledad Vallejos. De la misma manera, hay medios que siguen estos temas hace tiempo. Página 12, por ejemplo, tiene un suplemento feminista de más de dos décadas de vida (Las12) y otro de diversidad (Soy) de más de 10 años. Esta experiencia y formación permitió que realizaran un seguimiento mayor y más cercano de todo el proceso. Además, se crearon grupos de periodistas feministas que articularon para visibilizar y darle espacio al seguimiento del aborto legal en los medios en los que trabajan, exponiendo argumentos y fundamentos.

Según los datos que recolectó la Bot @Columnistos, recorriendo la página web de los tres principales diarios de la Argentina, solo el 18% de las columnas de opinión fueron firmadas por mujeres en 2018. Tal como muestra el gráfico 3, estos diarios reflejaron una mayor presencia de periodistas mujeres durante los hechos más importantes del proceso. Por ejemplo, uno de los picos en la proporción de columnistas en alguno de estos medios se alcanzó en febrero de 2018, en torno al pañuelazo y días antes de la presentación del proyecto de ley por el aborto legal y el Paro Internacional de Mujeres. Ellas firmaron el 24% de las columnas de opinión. El pico máximo, con 26% de los artículos firmados por ellas, se alcanzó en junio, apenas antes de la media sanción del proyecto por el aborto legal en la Cámara de Diputados. En agosto, también superan la media pero en un nivel menor.

 

Gráfico 3. Faltamos en los medios tradicionales

Fuente: Columnistos, Economía Femini(s)ta

 

Entre las iniciativas que llevaron adelante desde las ONG, la de Amnistía Internacional fue una de las más virales: utilizaron la contratapa de la versión internacional de The New York Times para publicar un aviso que decía “Adiós” junto a la imagen de una percha -símbolo del aborto clandestino e inseguro- y un texto con la advertencia a los y las senadoras “El mundo está mirando”. Este mensaje se publicó un día antes de la votación en el Senado y circuló en 134 países.

En los últimos años han surgido y crecido medios independientes, autogestionados y feministas. Una de las preguntas de la encuesta que realizamos era acerca de qué portales seguían para informarse en torno al debates por el aborto: en los 10 primeros puestos no aparecen Clarín ni La Nación, dos de los diarios más grandes del país (cuadro 1). En cambio, están listados medios independientes y feministas, el portal de la Campaña Aborto Legal y el Canal del Congreso. Es cierto que las personas que contestaron la encuesta son activas en redes sociales y que, además, la gran mayoría de ellas participó en las movilizaciones y siguió de cerca los debates. Su activismo las orienta a un consumo más sesgado a este tipo de lecturas. Sin embargo, sigue siendo llamativo el rol del periodismo feminista.

En este contexto, los medios independientes y las periodistas, políticas y activistas feministas fueron centrales para mostrar las otras caras y contenidos de los debates feministas, tanto en los ENM, los Paros de Mujeres, las Asambleas y las movilizaciones por el Aborto legal. Entre las más mencionadas como fuente de información en la encuesta online se encuentran las cuentas de las periodistas Ingrid Beck, Noelia Barral Grigera y Luciana Peker, así como las políticas Victoria Donda y Myriam Bregman.

Fuente: Elaboración propia en base a encuesta online


Aunque pequeños y con escasos recursos económicos, los medios independientes feministas generaron un espacio propio de comunicación erigiéndose como un nuevo canal con gran impacto para contar la historia en primera persona y hacerla traspasar las fronteras. «Estas coberturas se basan en metodologías de trabajo colaborativo y en red con capacidad para generar materiales de altísima calidad desde el lugar mismo de la acción. Lo que antes eran producciones `exclusivas´ de los medios gráficos profesionales, hoy está al alcance de organizaciones sociales y colectivos de comunicación que gestionan la logística, los aspectos técnicos y la distribución de su propio trabajo.» (Fosatti, 2018).

En contraposición, la cobertura de los medios tradicionales muchas veces hizo editoriales que muestran una cara violenta del feminismo. Lejos de retratar lo que sucede en los talleres del ENM, por ejemplo, o de exponer los debates, en repetidas ocasiones muestran imágenes tan solo de paredes pintadas o supuestos hechos violentos, relatando un versión radical que opaca lo que sucede en el día a día de las organizaciones. En muchas otras ocasiones simplemente se trata de fake news como la que se puede ver en la siguiente captura de pantalla del diario Clarín.

Fuente: Captura de pantalla del Diario Clarín, de 14 de octubre de 2018. Disponible en: https://www.clarin.com/sociedad/encuentro-nacional-mujeres-venden-nafta-botellas-sospechan-armando-bombas-molotov_0_njznIytrF.html

 

  • Hackeando al patriarcado. Estrategias en redes sociales

La multitudinaria y sostenida movilización de los activismos feministas, que tiñeron las calles de verde a lo largo del 2018, no se puede explicar sin tener en cuenta el activismo digital que se generó en las redes sociales en todo el país. Solo en Twitter “la palabra aborto y los hashtag #AbortoLegal y #AbortoLegalYA fueron mencionados unas 29.304.692 de veces. Si lo comparamos con el mundial, #Rusia2018 y #VamosArgentina fueron mencionados menos de 16 millones de veces» (Galup et alt, 2018). Según el Laboratorio interdisciplinario del ITESO, entre el 2 y el 8 de agosto hubo 421 mil tweets con el hashtag #AbortoLegalYa.

Fuente: https://twitter.com/Signa_Lab/status/1027265334812831746

Ni Una Menos es el primer antecedente de sinergia que encontramos entre redes sociales y activismo territorial en los movimientos feministas. La primera marcha en junio de 2015 se gestó a partir de un mensaje de Twitter,  pero cobró fuerza con el impulso de organizaciones y personas que venían trabajando hace mucho tiempo con acciones en contra de la violencia machista y visibilizando los femicidios. La convocatoria y la primera movilización se gestaron entre acciones espontáneas que se fueron ordenando bajo estructuras pre existentes. La masividad que alcanzó Ni Una Menos llevó al feminismo a sectores sociales que en otro momento no se sentían ni reivindican como parte. Fue, de algún modo, el inicio de un nuevo feminismo «de masas», tanto en las redes sociales como en las calles. Dora Barrancos hizo alusión a este fenómeno de masividad en muchas oportunidades diciendo que se rompió la capilla feminista.

Las redes sociales tuvieron una doble función a lo largo del proceso de debate en torno al aborto legal. Por una parte, sirvieron como forma de organización de las diferentes colectivas que se distribuían por el país, acortando tiempos y distancias y permitiendo una comunicación fluida. Incluso los hashtags servían para visibilizar acciones y coordinar entre diversos grupos. Por otra parte, las redes funcionaron también como un canal de comunicación, expresión de ideas, información, debate, e incluso lobby político.

La mayor parte de las personas entrevistadas utilizó grupos de WhatsApp para organizarse con sus grupos de trabajo o pertenencia. Noelia Barral Grigera, periodista que cubrió el debate del aborto, cuenta que formaba parte de grupos de periodista que -antes del debate- ya servían para compartir información sobre casos de mujeres muertas por abortos clandestinos. Telegram también fue utilizado como un canal para mantenerse informades acerca de las novedades y los pasos que se iban dando. Sin embargo, las entrevistadas no mencionan el uso de WhatsApp para hacer campaña a favor del aborto legal. Esto es relevante, dado que hay muchas experiencias en las cuales las fake news, trolls o bots, logran incidir en procesos electorales o asuntos de la vida pública de manera negativa. El caso de Bolsonaro en Brasil es uno de los ejemplos más cercanos y paradigmáticos, pero también hay hechos que sitúan a las grandes compañías que dominan estas plataformas de comunicación masiva como agentes problemáticos y que manipulan conversaciones virtuales. Leandro Cahn rescata el uso positivo de las posibilidades del WhatsApp y sugiere que todavía no se están aprovechando todas sus potencialidades. Por ejemplo, cuenta que desde Fundación Huésped habían compartido por esta vía (y solo entre sus contactos) un vídeo corto -sin la firma institucional-  para invitar a la marcha del 8A. “A los 15 minutos de lanzarlo, me lo mandaban a mí por WhatsApp, y eso fue impresionante”.

La mayoría de las personas entrevistadas coincide en el uso de Twitter como la mejor herramienta para informarse e incluso para debatir. Entre quienes respondieron la encuesta Twitter y Facebook son las redes favoritas (tal como muestra el gráfico 4). Por su parte, el 40% de quienes prefieren Instagram son menores de 30 años, mientras que solo el 24% de las mayores de 30 años lo menciona. Además, el uso de las redes sociales fue complementario al de la participación en las movilizaciones:  casi el 80% afirma haber participado en algún pañuelazo, y alrededor del 10% menciona haber organizado algún evento para apoyar el aborto legal (gráfico 5)

Gráfico 4. ¿Por qué redes preferiste informarte sobre el debate por el Aborto Legal?

 

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del cuestionario sobre el debate por el Aborto Legal

Gráfico 5. ¿Qué tipo de participación tuviste en torno a la lucha por el Aborto Legal?

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del cuestionario sobre el debate por el Aborto Legal

Tatiana Fernández, estudiante secundaria, habla de Instagram como “la red que más usamos las jóvenes para subir una foto que impacte, con un mensaje, o coparlo de historias o minivídeos”. Ruth Zurbriggen, de SenR, afirma que las redes y las movilizaciones en las calles han tenido un enorme impacto: aumentó la cantidad de mujeres que las buscan para que las acompañen a realizarse abortos con pastillas. Sin embargo, como advierte Soledad Deza, muchas veces “se genera un ecosistema y microclima, teniendo la sensación de que todas estamos en sintonía, porque una se rodea de gente afín”. En relación a lo anterior, González y Riera (2018) analizaron las conversaciones en Twitter de diputades en torno al aborto legal (“la Honorable Cámara de Tuiteros”) y mostraron un alto nivel de endogamia en sus interacciones.

Las redes también sirvieron para hacer pedagogía. Diana Maffía nos explicó que suele aprovechar Twitter para responder, de forma precisa y con argumentos, a cuentas que publican tweets sobre aborto con información falsa o falacias. Su objetivo es que la comunidad, y específicamente las jóvenes, se puedan apropiar de esas respuestas, ya que sabe que muchas chicas se inhiben o se sienten mal cuando las descalifican con insultos. Sin embargo, es consciente que no toda la comunidad coincide con esa estrategia ya que otras entienden que esta fórmula es dar entidad o visibilizar cuentas con pocos seguidores o trolls.

Las entrevistadas con más seguidoras y más activas en redes sociales, como Noelia Barral Grigera, Diana Maffía, Soledad Vallejos, Mariana Carbajal y Mabel Bianco, así como Claudia Laudano, que además estudia las TIC, entienden que es importante repensar la estrategia comunicacional. Gran parte de lo que se propuso para las redes fue generar hashtags que instalaran temas. Por ejemplo, se proponía un día, un horario de tuitazo y se convocaba a compartir mensajes con #AbortoLegal. Sin embargo, como advierte Claudia Laudano, “hubo acciones que sobrepasaron la Campaña, como la llamada de los martes y jueves. Al principio hay entusiasmo con generar un trending topic, pero después se vuelve rutinario, no podía ser siempre #AbortoLegal, teníamos que hacer variaciones porque sino no te lo reconocían las empresas mediadoras.” Además, podemos agregar que no todas las plataformas funcionan de la misma manera y que incluso las audiencias son distintas. El consumo de noticias en Instagram se da a través de imágenes o pequeñas historias mientras que en Twitter se trata mayoritariamente de mensajes breves y provocadores. El caudal de información que se comparte en Twitter es mucho mayor que en Facebook. Sin embargo, Facebook tiene seis veces más cantidad de usuaries que Twitter, que es en donde se generaban estas convocatorias. Los perfiles de las personas usuarias también varían, siendo Instagram un medio más utilizado por millennials, mientras que en Facebook es la red más usada por el público adulto.
A través de las redes sociales también se realizaron seguimientos y chequeos de lo que se debatía al interior del Congreso. WikiMedia Argentina, por ejemplo, generó el hashtag #WikipediaEnDebate en donde compartían artículos de Wikipedia para ampliar información. Anna Torres Dell, directora de WikiMedia Argentina, nos contó que «A través del uso de Wikipedia, hicimos un seguimiento del debate, atendiendo todas las intervenciones de igual manera y mostrando todas las posturas, con el objetivo de mejorar la comprensión del mismo por parte de la ciudadanía. Nuestro objetivo es poder promover el derecho a la información en la sociedad argentina». Chequeado también generó otro hashtag para contrastar afirmaciones. Fundación Huésped junto con Economía femini(s)ta, Activá el Congreso, WikiMedia Argentina, Futura y otras organizaciones organizaron eventos de trabajo colaborativo para generar flyers, memes y videos que sirvieran para viralizar información con esos chequeo de discurso mencionados, datos sobre distintas provincias, información sobre derechos reproductivos, entre otros. Estas reuniones offline surgieron a partir de necesidades online. «El mediactivismo apoyado en estas metodologías y estrategias realizó una tarea épica y fascinante que nos da muchas pistas esperanzadoras sobre el futuro de una comunicación emancipadora.» (Fosatti, 2018).

 

  • Cómo conseguir votos: El lobby social online

Un elemento adicional y novedoso en este escenario digital fue que las redes sociales sirvieron también como un espacio a través del cual hacer lobby. Cuando se presentó el proyecto de IVE en el Congreso y ante la posibilidad de que llegara por primera vez al recinto, la pregunta que apareció rápidamente fue si los votos alcanzaban. La Nación y otros medios -que trabajan con datos- empezaron a publicar rápidamente sus propios cálculos acerca de los escenarios esperables de una votación en la Cámara de Diputades. En paralelo, Economía Femini(s)ta lanzó una herramienta que permitía tener una panorama de lo que sucedería. La diferencia con las otras mediciones fue que se trataba de una planilla de Excel, muy simple, compartida en las redes sociales, que invitaba a que la comunidad online completara las posiciones de cada une de les diputades (a favor, en contra, indecise) dejando un comentario con la fuente de donde había obtenido esa respuesta. Mercedes D’Alessandro y Andrés Snitcofsky (de EF) contaron que la planilla se compartió por primera vez un sábado a las 11 de la noche, con tan solo un 30% de las posiciones cargadas (básicamente, las de quienes acompañaban con su firma el proyecto), y que para el domingo al mediodía la audiencia de Twitter (único lugar en que se había posteado) ya había cargado el 60% de la Cámara. En menos de una semana se completó el 80%, y fueron quedando solamente quienes no tenían declaraciones en los medios sobre su postura ante el proyecto. Las personas que participaron de esta carga voluntaria y colaborativa, no solo buscaron fuentes para las posiciones sino que también sumaron datos de edad, sexo, estado civil, religión, cuentas de redes sociales, fechas de inicio y final de mandato, entre otros. Organizaciones civiles y periodistas que tenían información también la compartieron y al final de la votación se generó una planilla de datos colaborativa con toda la información centralizada. Esto permitió tener un panorama más completo de las posturas frente al proyecto. Fue información pública, antes inexistente, creada a partir del interés en conocer cómo votarían los y las representantes.

Ante esta información, las mismas personas usuarias de la planilla empezaron a plantearse que era necesario hacer algo para convencer a quienes aún no tenían posición tomada, quienes se mostraban dudoses o incluso quienes repetían argumentos falsos. De este modo, llega Activá el Congreso (AeC), una plataforma, desarrollada también de manera independiente, que permitía conectarse en directo y a través de mensajes de Twitter, Facebook o llamadas telefónicas con diputades y luego también senadores y senadoras. Se enviaron más de 220.000 mensajes desde esta plataforma. «La página web tuvo 1,3 millones de visitas durante todo el proceso, con más de 172.000 usuaries (72% fueron mujeres y 40% jóvenes entre 18 y 24 años). Sus impactos fueron múltiples: se generó un nuevo relato con respecto a la capacidad ciudadana de influir directamente en la toma de decisiones y, de hecho, 3 diputados de La Pampa que cambiaron su voto a último momento a favor del aborto, fueron a su vez, los más “activados” mediante tuits y llamadas» (León, 2018). AeC mostraba en un carrusel, las fotos de distintos diputados y diputadas con sus posiciones respectivas y permitía filtrar la información por bloque partidario o provincia con los datos de la planilla colaborativa de EF. Durante la mañana de la votación en Diputades también se impulsó desde ahí una ronda de tuiteos para sostener los ánimos de les diputades que estaban hacía horas debatiendo, en un escenario que se mostraba todavía muy ajustado. Además, la planilla de EF reflejada en el contador de AeC fue la única medición que acertó la votación final. Tanto La Nación como Clarín, durante la madrugada del 14 de junio, publicaban notas en donde mostraban una derrota, causando que muchas personas abandonaran la vigilia y provocando el desánimo en quienes estaban en el recinto. Esto dejó en evidencia la importancia de contar con instrumentos propios para no estar a merced de información sesgada.
El tráfico que tuvo la planilla de EF el día de la votación en Diputades fue tan alta (más de 60 mil usuaries conectades al mismo tiempo) que la página se tildaba. Las de Sistemas, comunidad de mujeres, lesbianas, trans y personas no binarias que trabajan en sistemas, generaron entonces un bot que leía los datos de la planilla en una base de datos y los publicaba en Telegram. Desde el anuncio del bot el 1 de agosto hasta el 8 en que se votó, hubo más de 10.000 pedidos de información de cómo estaba el poroteo por esta vía.

https://twitter.com/lasdesistemas/status/1025455618268848128?s=19

Muchas de las integrantes de este espacio habían querido conectarse desde las inmediaciones del Congreso a la planilla de EF o la web de AeC, pero la baja señal les impedía poder ver los cambios en tiempo real, tal como iban sucediendo. Es por eso que, también crearon una aplicación para que se pudiera ver cómo iba el conteo de votos de un modo simple y sin necesitar cargar sitios más pesados en el celular. Estas experiencias de activismos virtuales surgieron de manera colaborativa y permitieron canalizar necesidades de muchas personas que querían seguir más de cerca el proceso o bien, interpelar a sus representantes de manera directa.

La experiencia de lobby en redes sociales fue toda una novedad. No solo se dio por medio de estas plataformas, sino también de modo individual. Dolores Fonzi, la entrevistada con más seguidores en Twitter, cuenta que mandó un tweet por equivocación agradeciendo a un diputado (supuestamente un indeciso) por cambiar su voto a favor. «Gracias a la viralización de ese tweet, se dio vuelta”, dice Fonzi, no sin cierta preocupación. También hubo casos en que la presión ejercida en redes sociales significó cambios profundos. El caso de Luis Contigiani, diputado por Santa Fe, fue paradigmático. El Partido socialista impulsó la IVE desde el principio y de hecho la provincia de Santa Fe es pionera en la propuesta de producir el Misoprostol para facilitar la atención en casos de ILE. Contigiani se pronunció en contra del Aborto Legal, dejando atónitas a sus compañeras. La reacción de la juventud y las mujeres de su partido, con la campaña en redes bajo el hashtag #LuisVotáAFavor, fue tan grande que Contigiani tuvo que dejar su banca en el socialismo para votar en contra.   

Pero también hubo una experiencia fallida en el uso de plataformas de lobby de la ciudadanía. Es el caso del diputado tucumano Facundo Garretón, quien sometió a consulta online su voto sobre el proyecto. Participaron casi 15.000 personas. El resultado señalaba que tenía que votar a favor de IVE, sin embargo votó en contra. Declaró un supuesto empate y luego aclaró que solo había considerado los votos emitidos por votantes de su encuesta localizades geográficamente en Tucumán, donde ganaba el No. Todas las aclaraciones fueron a posteriori, las personas que participaron desconocían que estaban compartiendo sus datos y argumentos para algo que luego sería descartado, esto generó mucho rechazo hacia Garretón.

La mayoría de las entrevistadas entienden como positiva la estrategia de circular información y las posiciones de legisladores y legisladoras frente a la IVE. Sin embargo, solo una entrevistada mostró reticencias a esta estrategia, en tanto la exposición de la postura política de una persona podría generarle presiones desde su entorno que hicieran que cambie de idea (que decida a votar en contra). A su vez, hubo  un mayor consenso acerca de la utilidad del «poroteo» en Diputades que en el Senado, por las características propias de cada Cámara. Muchas entrevistadas piensan que contar con información acerca de cómo piensan los y las representantes tiene un valor importante a la hora de generar compromisos de cara a la sociedad. Soledad Vallejos considera que la información pública es un derecho. Leandro Cahn resalta de manera muy positiva el seguimiento y la vigilancia cívica de EF y AeC.

La exposición tanto en redes sociales como en los medios generó algunos casos de violencia. Las entrevistadas de la Campaña cuentan situaciones muy tensas, tanto de amenazas públicas como por medio de mensajes privados de Twitter o Facebook. De hecho, si alguna de ellas salía en televisión defendiendo el aborto legal, recibía un aluvión de insultos y amenazas en las redes. La mayoría de entrevistadas dicen que la respuesta que mejor les funcionó fue bloquear cuentas para frenar las agresiones. Tomás Máscolo cuenta también que hubo ataques de odio hacia varones trans, a partir de que Feliciano Oliver fue fotografiado en un pañuelazo con el cartel “Aborto Legal para chicxs trans”. Además, se difundió la imagen de un menor por redes sociales con un mensaje transfóbico.

  • Aprendizajes y desafíos

Entre los aprendizajes que surgieron de esta experiencia política, quizás el más relevante es que todas las entrevistadas reconocen que se requería más preparación y organización antes de iniciar el debate en el Senado. Todas piensan que se subestimó el poder de lobby que las iglesias y el activismo religioso ostentan en esta Cámara. En esta línea, Soledad Deza señala la necesidad de “más trabajo en las provincias, que es donde están los conservadurismos religiosos más fuertes, donde el maridaje Iglesia-Estado tiene más años y es más difícil de romper, donde el lobby eclesiástico tiene una fuerte presencia en las políticas públicas”.

La votación tuvo dos instancias, la primera en Diputades, en donde se obtuvo la media sanción de la ley y la segunda en el Senado de la Nación, Cámara en la que fue rechazada. La mayor parte de las entrevistadas coinciden en que hubo un cambio de escenario muy importante en cada una de estas instancias, en donde convergen varios elementos.

Fuente: Economía femini(s)ta. «Aborto Legal: contando porotos»: https://ecofeminita.com/aborto-legal-contando-porotos-2/

En principio, hay un acuerdo general en que la aprobación de la media sanción en Diputades sorprendió al activismo autodenomindo “Pro-vida” (del otro lado llamado «Anti-derechos»). En consecuencia, estos grupos reaccionaron redoblando sus fuerzas, implementaron nuevas estrategias de comunicación (con muchos recursos económicos) y, en muchos casos, hicieron uso de distintos tipos de violencia e información falsa.  Estos grupos repartieron miniaturas de fetos, empapelaron ciudades enteras con fotos de bebés ensangrentados, crearon un eslógan -a favor de las dos vidas- y se apropiaron del símbolo del pañuelo, en este caso celeste, para identificarse. A esta fuerza, se sumaron también las iglesias (católica y evangélica), que presionaron no solo a nivel institucional sino también en términos individuales. En Tucumán, por ejemplo, el obispo Carlos Sánchez mencionó en una concurrida Misa dominical con nombre y apellido a diputades de la provincia, llamándoles a votar en contra. Es más, muchas de las entrevistadas afirman que conocen casos de senadores y senadoras que hubieran votado a favor de la ley, pero que recibieron presión y amenazadas por parte de las iglesias.

¿El poder ejecutivo también influyó en esta instancia? La respuesta es un “sí”. A través de la figura de la vicepresidenta Gabriela Michetti, quien presidió el debate del Senado, mostró una determinación política contraria al proyecto. Algunas entrevistadas, como Soledad Vallejos y Leandro Cahn señalan esta actitud en contraposición a lo sucedido en torno al Matrimonio Igualitario, en donde el objetivo por impulsar la ley y ampliar derechos incidió para que algunas personas no convencidas con el avance de ese reconocimientos de derecho no lo entorpecieran. Por el contrario, Michetti aprovechó todas las posibilidades que tuvo para jugar en contra del avance del proyecto y su aprobación, desde girar el expediente a distintas comisiones a fin de dilatar el debate y votación, a poner todo tipo de reglas arbitrarias. El 1 de julio declaró abiertamente en el diario La Nación «No tenía intención de militar en el tema del aborto; lo hice para equilibrar los tantos». Tal es así, que a raíz de que Michetti trató de girar el proyecto de IVE a cuatro de las 27 comisiones del Senado, organizaciones con larga trayectoria en defensa de los derechos sexuales y reproductivos -como CEDES, Fundación Huésped, Amnistía Internacional, ELA, Redaas, Católicas por el Derecho a Decidir- escribieron una carta conjunta para denunciar el intento de dilatación en el Senado, y de esta manera, exigir que la vicepresidenta separe sus creencias personales de una política pública de salud. El mismo día de la votación, Michetti dijo que el gobierno no garantizaría la seguridad de las personas que hicieran vigilia y evitó el ingreso a la Cámara de personas destacadas como Nora Cortiñas, militante y defensora de los derechos humanos argentina, cofundadora de  Madres de Plaza de Mayo.

Según cuentan las entrevistadas, hubo un trato institucional que se volvió más directo y violento contra L@s Soror@s, expositores y expositoras a favor del Aborto Legal, y representantes de la Campaña. Las activistas que estaban en el Congreso tuvieron impedimentos para ingresar a las instalaciones, hubo periodistas a quienes directamente se les prohibió el ingreso, y en general no dejaban ingresar al edificio con pañuelos verdes.  Los discursos de los grupos antiderechos también subieron el tono. La mayor parte de las entrevistadas hace énfasis en las exposiciones con datos falsos que se realizaron. Quizás una de las escenas más replicadas es aquella en que Mabel Bianco se levanta y se va en medio de la exposición de Abel Albino que, entre otras falacias, dijo que los profilácticos no impedían el contagio de enfermedades de transmisión sexual debido a que «el virus del sida atraviesa la porcelana».

Casi la mitad de las entrevistadas piensa que el cambio de escenario responde a que en Diputades, por la disposición de la Cámara, había una mayor representación de mujeres, jóvenes, militantes de movimientos sociales, que son más cercanas a comprender la problemática que supone la clandestinidad de la práctica del aborto. Sin embargo, estas apreciaciones no necesariamente se verifican con los datos que se derivan del resultado de la votación. En principio, el promedio de edad en Diputados es de 50 años y en el Senado es de 56. Solo el 11% de los y las diputadas pertenece a la llamada generación millennial, y hay nada más que 2 senadoras que entran en la categoría. Si bien la mayoría de les millennials votó a favor de la IVE, hubo más mujeres (9) que varones (4) en contra. En Diputades, la edad solo inclinó la balanza hacia el lado del apoyo entre les menores de 40 años, pero no de una manera tan lineal como aparece en algunas lecturas en donde la relación ‘mujer joven’ parece ir de la mano con ‘apoyo al Aborto Legal’. Tampoco sucede la imagen contraria que parece atribuir el voto en contra a ser de otra época y costumbres. Fernando «Pino» Solanas, con 82 años al momento de la votación, el segundo senador más grande en edad después de Carlos Saúl Menem, fue quien dio el discurso más encendido de esa noche. Su referencia al derecho al goce es de las líneas más recordadas y repetidas de ese debate. Mirta Pastoriza, con 81 años de edad, también votó a favor del proyecto.

En el Senado no encontramos una línea tan directa entre un voto a favor o en contra en función de la edad de lxs representantes o a su sexo. La mitad de las senadoras, por ejemplo, votó en contra del proyecto. También lo hizo el 57% de los senadores. El mayor caudal de votos a favor en esta cámara viene de quienes tenían al momento de la votación entre 60 y 70 años.

Otra cuestión que vale destacar y que matiza algunas de las ideas instaladas, es cómo se expresaron las voces de las provincias en la votación. En algunos casos aparece una visión de CABA como un núcleo compacto de legisladoras y legisladores comprometidos con la ampliación de derechos reproductivos y un «interior» (todo lo que se sitúa geográficamente fuera de Buenos Aires) cercado por el conservadurismo y las iglesias. Si bien este punto podría ser ampliamente debatido en la Argentina, los datos de la votación en el Senado dejan a CABA en el puesto número 15 (entre 24 provincias). Solo 1 de sus 3 representantes votó a favor (Pino Solanas). En Diputades, las provincias con mayor porcentaje de votos a favor  fueron de Tierra del Fuego, Río Negro (100%) y La Pampa (80%). Mientras tanto, en Salta y San Juan todos los votos (en ambas Cámaras) fueron negativos. Santiago del Estero también está entre las provincias que más resistieron el avance del proyecto.

El proyecto de IVE fue acompañado con firmas de representantes de todos los partidos, así también se reflejó en la votación final. Agrupando de manera general los bloques que conforman la Cámara de Diputades, se desprende que tanto en términos absolutos (cantidad de personas) como en términos relativos (porcentaje al interior del bloque), Cambiemos es quien representó la mayor oposición al aborto legal. El Frente para la Victoria, en cambio, es el grupo que mayor caudal de votos positivos sumó al proyecto, seguido por un número nada despreciable de votos de la alianza Cambiemos, provenientes en gran parte de la Unión Cívica Radical. Es llamativo el escaso apoyo que recibe el proyecto de Aborto Legal en el grupo de 1País: de 20 diputados en el bloque, solo 7 votó a favor. El único bloque que apoyó 100 %  el proyecto es el del Frente de Izquierda de los Trabajadores. Finalmente, y de cara a las elecciones del año 2019, es importante destacar que termina el mandato de 71 de les diputades que votaron a favor y 57 que votaron en contra. Es decir, se necesita la renovación de las Cámaras con más candidates comprometidos con la legalización del aborto.

En referencia a los posibles retrocesos postdebate del aborto, las entrevistadas afirman que no se pueden simplificar el análisis, y por tanto, no hay una vinculación directa entre el debate histórico sobre legalización del aborto y el activismo conservador anti-aborto. De manera, que la mayoría coincide en explicar que se trata de una ofensiva patriarcal y conservadora que atraviesa toda América Latina, tal como demuestra la campaña regional “Con mis hijos no te metas”. Específicamente en Argentina adquiere una connotación particular ya que pareciera que el debate del aborto dejó un piso de acuerdo de la necesidad de cumplir con la ESI. Sin embargo, seguimos asistiendo a prácticas y acciones de los grupos “antiderechos” para obstaculizar el cumplimiento de la ILE. En esta línea, Adolfo Ruiz Rubinstein (Ministro de Salud del gobierno de Cambiemos), Raquel Vivanco, Leandro Cahn y Noelia Barral ponen como ejemplo el intento de la aprobación del proyecto de ley que pretendía prohibir el aborto en casos de violación en la legislatura de Tucumán. Diana Maffía lo sintetiza afirmando que “el retroceso fundamental es el cinismo y la violencia de los sujetos que están en contra de los derechos de las mujeres, mostrando su misoginia”.

A pesar de la cantidad de información que salió a la luz con este proceso, pocos días después de la votación en el Senado llegó a la prensa el caso de una mujer de 30 años que había intentado abortar utilizando una rama de perejil, falleció al poco tiempo de ingresar al hospital.  En los primeros días de 2019, la sociedad se vio conmocionada por 2 casos de niñas de 11 y 12 años, violadas, a las que se les negó la interrupción legal del embarazo (vigente en el país).  En otro momento estos casos probablemente no hubiesen sido visibles. El 1 de febrero de 2019 el diario La Nación publicó un editorial en donde se defendía el rol de las niñas madres, “madrazas” y hacía apología del delito de violación a una menor. Ambos hechos provocaron una gigantesca ola de repudio en redes sociales con el hashtag #NiñasNoMadres. Una de las novedades de este rechazo fue que rompió divisiones entre antiderechos y quienes defienden la legalización del aborto, hubo solo un pequeño sector de antiderechos que mostró adhesión a la idea de que una niña violada debe continuar con el embarazo. Sin embargo, los sectores antiderechos siguen construyendo poder.

  • Logros

El conjunto de acciones, estrategias, alianzas y diversidad de activismos que se pusieron en juego en torno al reconocimiento del derecho al aborto lo convirtieron en un proceso de innovación política sin precedentes que pone en el centro y en un rol protagónico a las múltiples y heterogéneas voces de mujeres (algunas veces incluso antagónicas) que históricamente no son las que ostentan mayor visibilidad pública y política.

En un año de coyuntura política latinoamericana en donde se experimentaron importantes retrocesos en algunos países en torno a garantizar derechos y en donde discusiones que parecían ya saldadas volvieron a ocupar un lugar protagónico, los feminismos argentinos se erigen como una referencia poderosa de acción y transformación política. Expusieron la necesidad y relevancia de la participación política de las mujeres y disidencias sexuales. Fue un ejercicio democrático amplio, plural y que dejó muchos aprendizajes sociales. Como destaca Diana Maffía, esta experiencia “nos deja como sujetas de demanda política”. A lo largo de 2018, este proceso político nos obligó a pensarnos desde la diversidad: distintas formas de ser feministas, diferentes maneras de llevar adelante la acción política, disputas viejas y tensiones nuevas, organizaciones y agentes de diferentes ámbitos y con lógicas muy diversas, activistas atravesadas por múltiples y complejas condiciones de clase, lugar de procedencia, etnia, edad, orientación sexual e identidad de género.

Uno de los logros más importantes de este proceso remite a la primera pregunta que hicimos a las entrevistadas: ¿Por qué es importante que el aborto sea legal?  Casi la mitad de ellas responde que el aborto debe ser legal como parte de un derecho y entienden a los abortos clandestinos como una cuestión de salud pública. A su vez, reconocen que la práctica existe desde hace mucho tiempo y que la clandestinidad atenta contra la salud y la vida de las niñas, jóvenes y mujeres.  Adolfo Luis Rubinstein, en ese entonces Ministro de Salud de Argentina (hoy Secretario de Salud, desde que el Gobierno bajara de rango el Ministerio a Secretaría en septiembre de 2018) expresó que “desde la perspectiva de la salud pública había mucha armonía con la Campaña y hubo un acercamiento, yo fui una voz muy escuchada por el colectivo feminista.»

Aborto, cuerpo y goce salen del closet

Además, las entrevistadas señalan que se trata de defender el derecho a la autonomía de los cuerpos de las mujeres y el reconocimiento simbólico y territorial de decidir sobre su propio proyecto de vida. Aparece, de este modo, la reivindicación del derecho a maternar o no. Otro factor relevante, ligado a este, fue que se habló abierta y ampliamente acerca del derecho al goce de las mujeres. Uno de los discursos con mayor impacto y número de réplicas en el Senado fue el del Senador de CABA, Pino Solanas. En su exposición, Solanas se refirió al goce como un derecho humano fundamental «en esta vida de profundos sacrificios», y enfatizó que la concepción patriarcal de la mujer aún la considera como una mujer tutelada, descartable, infantilizada.

El impacto de estas palabras se pueden ver en las redes sociales. El gráfico 6 recoge las impresiones de Twitter de la noche de la votación en el Senado. En el centro y hacia la izquierda del gráfico (en naranja) aparece la cuenta de Twitter de Solanas. En torno a él se puede ver una gran ramificación de comentarios que derrama en gran parte de las conversaciones de esa jornada. Se trata del nodo con mayor interacción.  


Gráfico 6.  #AbortoLegalYa – Votación en Senado (8 de agosto de 2018)

Fuente: Elaboración propia

Otro de los logros que destacamos es que el aborto legal regresó a la agenda pública, no solo a las calles sino también al debate de las políticas públicas y de derechos. El aborto «salió del closet»: se habló del tema incluso en los programas de televisión de mayor audiencia y, socialmente, se ‘despenalizó’. Se instaló como tema de conversación en las mesas familiares, entre amistades, en los lugares de trabajo, en las escuelas. El aborto y la situación de las mujeres que pasan por esta experiencia llegó a todos los rincones y se volvió un tema abiertamente cotidiano. Esta descriminalización social permitió que la práctica del aborto sea desmitificada y que se pueda hablar sin miedo de los abortos que mujeres, tan diversas y en distintas etapas de su vida, se han realizado. Tatiana Fernández cuenta cómo su mamá compartió con ella su experiencia (que antes era un tabú) “esto es un secreto que yo mucho no te lo podía contar, que no me salía contarlo, donde muchas veces estuve sola y ahora me siento acompañada, hay un movimiento, te veo a vos y me emociono”. Estos relatos compartidos entre nosotras significaron “el empoderamiento de muchas mujeres” señala Yamila Picasso. Además, tal como agrega Tomás Máscolo, otorgó visibilidad a “que el aborto no es solo cuestión de mujeres”.

Los pañuelos no se guardan, seguimos en campaña.

A los dos días del rechazo del Senado de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo, la Campaña lanzó el mensaje “seguimos en campaña” para continuar trabajando esta construcción federal de 13 años de historia. Así, la legalización del aborto se convirtió (y sigue siendo) en la principal demanda de la diversidad de los activismos feministas argentinos que permitieron generar esta lucha transversal y que reavivó el debate sobre los derechos sexuales y reproductivos en América Latina. En Chile el movimiento feminista, que tomó las universidades y escuelas, también intensificó su lucha a las calles bajo el lema “no bastan tres causales”. En Brasil empezó a abrirse la discusión sobre la legalización hasta las 12 semanas de gestación. El proceso argentino dio fuerza a colectivas de diferentes países de la región para la articulación de sus campañas.

El pañuelo verde de la Campaña se adoptó como ícono de la lucha por el derecho al Aborto Legal recorriendo toda América Latina y el Caribe. En particular, en la Argentina se convirtió en una prenda de uso cotidiano: atado con un nudo en las mochilas de les adolescentes o  en carteras, en los manubrios y los espejos retrovisores de las bicicletas, en las correas de las mascotas, como muñequera o bandana. La apropiación personalizada y customización del pañuelo es un fenómeno sin precedentes. También lo vemos pintado en las paredes, cuelga de ventanas y balcones de edificios y casas, está presente en las mesas de debate adonde asisten las feministas que impulsan esta lucha, entre otros muchos espacios. El hecho de cruzarse en la calle, en el colectivo, en la universidad o la escuela con una mujer con el pañuelo verde genera sororidad y sensación de acompañamiento. Así, este triángulo verde se convirtió en un símbolo de identificación y diferenciación entre las mujeres, disidencias sexuales y también algunos varones, así como de resistencia y rebelión al patriarcado. Al verde en las calles, se sumó también el pañuelo naranja con la Campaña Federal por la Separación Estado/Iglesia. Esta campaña, también cobró fuerza como consecuencia del debate parlamentario en Diputades y la necesidad de que el culto religioso no influya en las decisiones de políticas públicas. En muchos países incluso adoptaron el pañuelo transformándolo con colores propios: Chile usa el pañuelo rojo; México uno blanco con letras dorada con la flor autóctona, la Dahlia, en el centro; Colombia el amarillo; Perú el color salmón; Ecuador usa el lila.

Información para decidir

Otro elemento que nos interesa destacar entre los logros es la gran masa de información que se generó en torno a la situación legal y práctica del aborto, así como del funcionamiento de los órganos legislativos. La producción y circulación de la información por redes sociales y medios independientes, las retransmisiones de las jornadas de exposiciones, los debate en ambas Cámaras, generaron un caudal inédito de información producida desde diversas perspectivas. Ruth Zurbriggen considera que este proceso “aumentó la calidad, complejidad y profundidad de los argumentos”. Adolfo Luis Rubinstein afirma que su objetivo principal como Ministro de Salud fue el de “proporcionar información confiable y oficial y difundirla para que en Diputados tomaran una decisión informada y supieran las consecuencias de lo que iban a hacer, que lo hicieran con evidencia, con datos”. Este objetivo fue compartido por gran parte de las personas que participaron de los debates, así como las organizaciones y activistas. Hubo un compromiso implícito de la ciudadanía con la circulación de material confiable y bien sustentado.

La inmensa visibilidad pública y el conocimiento social sobre la necesidad de legalizar el aborto permitieron “la legitimación del discurso feminista”, resalta Paola Bergallo. La entrevistada considera que “ahora hay necesidad de estudiar, de saber más, y que sea una variable más relevante en el conjunto de la política pública”. Todavía no tenemos conciencia del efecto que este proceso político ha tenido y que va a tener.

De la misma manera, el debate sobre la legalización del aborto permitió acercar a una gran masa de personas que siguieron todas las instancias al funcionamiento del sistema legislativo y al trabajo de las y los legisladores. A través de la emisión en directo de la argumentación previa a la votación, en ambas cámaras, se pudo escuchar sus argumentos. Leandro Cahn resalta la oportunidad que se abrió para conocer “el funcionamiento de las comisiones, cómo, cuándo y si se debate, así como los dictámenes, las negociaciones, los discursos, el nivel de nuestras diputadas y nuestros diputados, el nivel de sensibilidad, el apego o no a la evidencia científica, los discursos vacíos, las mentiras, las difamaciones”. Para él, como para muches otres, el interés que generó el tema, la transmisión de las exposiciones y el registro, el seguimiento que hizo la sociedad del proceso, constituyó una experiencia de educación ciudadana acerca de las instituciones y la representación política.

La lucha por la legalización del aborto fue también el puntapié para retomar la discusión de la separación de Iglesia y Estado, de la implementación de la ESI, la necesidad de que se apliquen los protocolos de ANP (Aborto No Punible), durante el proceso se sumó Salta a la lista de provincias que lo aplican (cuadro 2). Mabel Bianco añade que “se hizo evidente la necesidad de mejorar los servicios de salud sexual y reproductiva”.

Cuadro 2. Mapa de adhesión al ANP

https://lh3.googleusercontent.com/mdooUAGCE55bVra-5TbQ60tjlN8SugDYqDLeOaZrHnaUldD5Vxna2lwH70PZBRS7I57WiKsli-U1jMPlgdfAEjW9VmPwA23hGmulMjfrszCX-x65A1waAsHugROr5_TZOljsOmyHrFPvrBb_mw

Fuente: Economía Femini(s)ta

La Campaña y en los distintos espacios de los feminismos, como el ENM, se trabajó durante décadas en las diferentes estrategias para articular el Movimiento por el Derecho al Aborto Legal. Investigaciones como los de Sonia Ariza y Laura Saldivia (2015) observan que la demanda histórica de la legalización del aborto mostraba aristas entre las estrategias de la “postura sanitarista” y la “postura emancipatoria”, y eso generó dificultades en la unificación del reclamo.  En contraste, el estudio de Constanza Tabbush et al (2016) da cuenta que en la lucha por el Matrimonio Igualitario, y en menor medida por la Identidad de Género, las estrategias de la diversidad de agentes tenían como objetivo operar como redes temáticas, es decir, como pequeñas tramas de profesionales, actores estatales, periodistas, abogados/as y activistas, entre otros colectivos.

En una investigación de 2017 sobre movimientos sociales en Argentina y estrategias del derecho al aborto, Alba Ruibal y Cora Fernández Anderson ya muestran que -desde hace unos años atrás- se fue trabajando desde diferentes colectivas con estrategias en paralelo sobre la demanda de la legalización del aborto. Por un lado, la Campaña impulsó la movilización política y la lucha por la legalización del aborto a través del Congreso Nacional. Luego diferentes abogadas y profesionales de la salud junto a organizaciones civiles abordaron el camino del activismo legal y, al mismo tiempo, la puja por la provisión de servicios de salud, así como de aumentar el acceso al aborto legal a través del sistema de Salud Pública. De manera que podríamos concluir que en 2018 se consiguió hacer confluir un trabajo que venían haciendo diversas colectivas, junto a la fuerza de múltiples y simultáneos agentes (algo que no siempre fue planificado). Todo lo anterior facilitó que se pudiera generar esta gran sinergia entre diversos activismos y diferentes colectivas.

Tatiana Fernández lo sintetiza con estas palabras: “las mujeres, las jóvenes, las disidencias, las trans escribimos una página nueva de la Historia Argentina; sirve para que nunca más volvamos al silencio, al olvido, a quedarnos calladas y eso sirvió para agrandar este movimiento».

¡Será ley!

El debate en el Congreso por la interrupción voluntaria del embarazo no surgió de un día para otro: fue el resultado de décadas de luchas de las mujeres de Argentina y Latinoamérica para que se reconociera su autonomía sexual, acerca de gestar o no gestar, como parte de la construcción de la ciudadanía completa de las mujeres, en palabras de Diana Maffía. En este documento nos propusimos comprender y reflexionar acerca de ese proceso político, desde los factores que posibilitaron un debate en el que la sociedad participó de manera activa en múltiples formas, a la transversalidad de agentes que construyeron alianzas y estrategias para romper el status quo. Para ello, entrevistamos a políticas, activistas, académicas, estudiantes, representantes de ONGs, consultamos a quienes siguieron el debate por las redes sociales, e intentamos organizar una lectura de este proceso junto a nuestras visiones y experiencias.

La relevancia de los feminismos argentinos es incuestionable. Eso que parecía una ola, se convirtió en una gigantesca marea verde. La fuerza en las calles y la capacidad de tejer alianzas de los activismos feministas desde el Sur se constituyen como innovadoras formas de hacer política. Los feminismos rompen con viejas recetas y modelos y muestran en su accionar  el enorme potencial político de las mujeres y disidencias sexuales para expandir no solo la agenda de debate feminista, sino también para transformar el ejercicio de la democracia y cuestionar las prácticas políticas, económicas y culturales que vivimos.

Al día de hoy la agenda feminista está presente en todos los partidos políticos y espacios de debate (sindicales, profesionales, académicos, familiares, entre otros), esto no sucedía antes. Los activismos feministas muestran su contenido político con la fuerza de las luchas históricas por el voto femenino. Se nutren de las nuevas configuraciones sociales y las tecnologías. Articulan entre actrices, cantantes, influencers, escritoras, periodistas, académicas, políticas, activistas organizadas en ONGs, independientes, entre muchas otres. Las adolescentes irrumpen en lo público con fuerza y alegría,  acompañando a las organizaciones tradicionales y militantes de larga trayectoria en una lucha codo a codo. La experiencia política se muestra diversa. Mujeres, lesbianas, travestis y trans, de diferentes clases sociales, edades, ideologías políticas, y procedencia reclaman con distintas voces y en un solo grito aborto legal ya.

Esta marea verde es horizontal, encuentra referentas pero no necesariamente lideresas. Así, los feminismos rompen con una forma tradicional de construcción política en Argentina, que suele darse más en torno al personalismo y culto a un o una líder que en las ideas políticas o los consensos. Los consensos feministas se construyen en asambleas, debates en grupos de whatsapp, telegram, eventos temáticos. El movimiento es compacto aunque plural.

Los activismos feministas construyen nuevas narrativas que surgen de una explosión de voces y canales de información y comunicación, que se retroalimentan desde la academia y los espacios profesionales junto a las experiencias en primera persona. Las mujeres alzan su voz y cuentan su historia. Se consolida como portavoz el periodismo autogestivo, feminista e independiente que trabaja y sigue de cerca los debates sociales amplificando su llegada, en una gran diversidad de fórmulas, desde la crónica hasta los datos. Las redes digitales son llevadas a un nuevo nivel, sorteando trolls y bots. El feminismo crea sus propias plataformas de participación democrática, hace lobby desde la calle a través de una App.

Las prácticas de los feminismos, sus formas de intervención, estrategias y alianzas constituyen un camino y referencia a seguir por los activismos en América Latina. Este es un aporte inconmensurable en contextos cada vez más hostiles. El proceso de innovación política que se inaugura en este episodio es una oportunidad de reconstruir las formas de ejercicio de poder existentes para poner un freno a las desigualdades sistemáticas entre mujeres y hombres, y en definitiva, sobre aquellas personas que no encajan en la miradas y expectativas sociales binarias biologicistas. Si bien el aborto legal fue el eje central de este debate, el proceso mismo permitió mostrar el abanico de formas de opresión y desigualdad que constituyen las bases del sistema patriarcal. Y durante muchos momentos también se puso en evidencia las cuestiones de clase que retroalimentan esta opresión.

Esta lucha intensa e inspiradora sin embargo no logra su objetivo. Y afloran las preguntas: ¿Cómo seguirán articulando sus luchas esta masa crítica de mujeres e identidades disidentes? ¿Es posible sostener agendas transversales feministas en contextos de avance conservador y neoliberal? ¿Cómo se construirán las estrategias para desarticular el lobby de las iglesias? Argentina tiene elecciones presidenciales a fines de 2019, ¿Los partidos políticos darán espacio a la agenda de las mujeres en sus plataformas? ¿Estarán dispuestos a exponer sus posturas frente a esta cuestión que parte las aguas en el frente electoral? ¿Veremos la irrupción de los nuevos liderazgos feministas en la disputa por cargos legislativos? ¿Podrá  replicarse o reforzarse esta experiencia de lucha por los derechos sexuales y reproductivos en el resto de América Latina? Estas y muchas otras preguntas nos quedan abiertas.

La marea verde llegó para quedarse. Este 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, la Campaña presentará un nuevo proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, por octava vez consecutiva, en el Congreso de la Nación. Esperamos que este trabajo que aquí presentamos sirva para reflexionar sobre nuestros caminos, desafíos y posibilidades, para seguir impulsando la marea. Nos encontramos en la lucha: ¡Será Ley!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nota de las autoras

Quienes realizamos este documento estamos al tanto de las más recientes discusiones en torno al androcentrismo en el lenguaje y la necesidad de adoptar un lenguaje más inclusivo que no invisiblice subjetividades en un universal homogeneizante. Sin embargo, al no existir todavía una normativa clara en torno al uso del lenguaje inclusivo en la escritura de documentos, nos vemos en la necesidad de tomar una decisión respecto de la escritura generalizada y realizar las aclaraciones pertinentes para que no obstruyan la lectura y comprensión del presente escrito. En los casos en que se hace referencia a entrevistas y participantes de la encuesta, hemos optado por la utilización del femenino plural. En los casos en que se hace referencia a grupos más generales (como adolescentes, niñes, entre otres), hemos decidido utilizar la «e» para demarcar un sujeto neutro que respete las identidades no binarias.

Resumen metodológico

Se realizó una encuesta no probabilística online del 21 al 29 de octubre de 2018 dirigida a activistas que siguieron de cerca la campaña y el debate por el aborto legal, seguro y gratuito. La encuesta estuvo compuesta de 14 preguntas en relación a la forma de participación que tuvieron las activistas, los medios y cuentas que más siguieron, cómo estos influyeron o no en su perspectiva y los aspectos tanto positivos como negativos que percibieron. La encuesta fue respondida por 1312 personas, 89% de las cuales se autoperciben como mujeres y 9% como hombres, 93% de Argentina y 4% de otros países latinoamericanos (las respuestas restantes fueron de ciudadanes de países de Europa y de Estados Unidos). El cuestionario fue difundido por las redes sociales (Twitter, facebook e instagram) de Economía Femini(s)ta y Asuntos del Sur.

También se hizo bajadas de tweets que contenían el hashtag #AbortoLegalYa durante el 8 de agosto usando la herramienta NodeXL. Esta herramienta trabaja sobre la API de búsqueda de Twitter, lo cual implica que no puede bajar la totalidad de tweets sino que sólo extrae muestras aleatorias. Se descargaron un total de 18.300 tweets. Posteriormente, la información fue procesada con la herramienta Gephi para crear un grafo social usando el algoritmo de modelado Force Atlas 2 y se aplicó un análisis de modularidad para identificar clusters.  

 

 

Referencias bibliográficas

Ariza Sonia y Saldivia Laura (2015).  Matrimonio igualitario e identidad de género si, aborto no. Derecho y Crítica Social, 1, 181-209.

Caminotti, Mariana y Freidenberg, Flavia (2016) Federalismo electoral, fortaleza de las cuotas de género y representación política de las mujeres en Argentina y México. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, XI (228), 121-144.

Di Marco, Graciela (2011) El pueblo feminista. Movimientos sociales y lucha de las mujeres en torno a la ciudadanía. Buenos Aires: Biblos.

Fosatti, Mariana (2018). #AbortoLegal: del posperiodismo al mediactivismo en Argentina. Disponible en  https://www.articaonline.com/2018/06/abortolegal-del-posperiodismo-al-mediactivismo-en-argentina/

Gabarra, Mabel  (1991). Los Encuentros Nacionales de Mujeres, en La Chancleta, 22.

Galup, Luciano, Fernández, Giuliana, y Rozen, Jésica (2018). #ABORTOLEGAL. Las redes como articuladoras de nuevas demandas. Sociales en debate, (14).

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González Padro, Patricia. (2018). Aborto y la autonomía sexual de las mujeres. Buenos Aires: Ediciones Didot.

Laudano, Claudia (2018). Aborto y redes: el debate por #AbortoLegal. Sociales en debate, (14).

Laudano, Claudia (2018). #AbortoLegal: El grito que tiñó las redes. Bordes Revista de Derecho, Política y Sociedad. Disponible en http://revistabordes.com.ar/el-grito-que-tino-las-redes/

León, Cristian (2018). Trayendo a la sociedad de vuelta. El papel de Activá el Congreso en la campaña para la legalización del aborto. Disponible en

Maffía, Diana, Peker, Luciana, Moreno Aluminé y Morroni Laura (2013). Mujeres pariendo historia. Cómo se gestó el Primer Encuentro Nacional de Mujeres. Reseña íntima y política de las integrantes de la Comisión promotora. Legislatura porteña de la ciudad de Buenos Aires.

Pita, Valeria  (2007). Voces en conflicto, espacios en disputa. Experiencias feministas en la Argentina de los ´90, en Feminaria, vol. XIII.

Suárez Tomé,  Danila (2019). El mar proceloso del feminismo ¿en qué ola estamos?. Disponible en https://ecofeminita.com/en-que-ola-estamos/  

Tabbush, Constanza, Díaz, María Constanza, Trebisacce, Catalina, y Keller, Victoria. (2016). Sexualidad , Salud y Sociedad. Sexualidad, Salud Y Sociedad – Revista Latinoamericana, (22), 22–55. https://doi.org/http://dx.doi.org/10.1590/1984-6487.sess.2016.22.02.a
Viano, Cristina  (2014). Voces (des-encontradas) en los Encuentros Nacionales de Mujeres, Páginas, 6 (11), 49-68.

 

ESTE DOCUMENTO ES RESULTADO DE UN TRABAJO EN COLABORACIÓN CON ASUNTOS DEL SUR

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