Creadora de Planed Parenthood
Amalia Arias Gozurreta
@_amelight
Ilustración por Lina Castellanos
Margaret Sanger fue sin dudas lo que se dice una mujer polémica, para su país y su época. En 1942 fundó la American Birth Control League, antecesora directa de la Planned Parenthood Federation of America.
Planned Parenthood es la institución insignia de los derechos que conquistaron a pulso las mujeres estadounidenses y sus orígenes están directamente ligados con Sanger. Fue pionera en salud sexual y métodos anticonceptivos porque consideraba que poder planificar si tener hijos o no -y cuántos- era parte esencial de lo que hacía a una mujer. Lo había visto desde chica: su madre estuvo embarazada en 18 ocasiones y tuvo 11 hijos antes de morir a los 49 años. Margaret pasó muchas horas de su infancia y adolescencia ayudando a su madre con las tareas del hogar y el cuidado de sus hermanos más pequeños.
Luego de la reciente elección de Donald Trump como presidente, una de las instituciones que más peligro corre es Planned Parenthood Federation of America (PPFA). Trump amenaza con retirar los fondos del Estado que la federación recibe, lo cual implicaría un recorte del 40% del presupuesto y un consecuente recorte en la capacidad de asistir a mujeres. El actual presidente de los Estados Unidos se identifica a sí mismo como pro-vida y su vicepresidente, Mike Pence, fue el primer hombre en hablar abiertamente en mitin antiabortista. Definitivamente, el actual no es el mejor escenario para las mujeres y su derecho a decidir sobre sus cuerpos. El legado centenario de Sanger está en peligro de desaparecer.
De joven, Sanger trabajó como enfermera, lo que la hizo ser testigo de las consecuencias de los abortos inseguros, desde enfermedades hasta la muerte de sus pacientes. Promovió el uso de métodos de planificación familiar aún cuando estos eran ilegales en Estados Unidos por considerarse obscenos, lo que le valió varios problemas judiciales. Fundó en Brooklyn la primera clínica para el planeamiento familiar. Nueve días luego de la inauguración, Sanger fue arrestada por primera vez (también hubo una segunda ocasión) por repartir diafragmas supositorios y equipamiento para duchas vaginales, los métodos anticonceptivos de la época que junto a su red de contactos importaban de Europa. Durante el juicio, el juez a cargo del procedimiento dijo que las mujeres no tenían derecho a copular con la sensación de seguridad de que el acto no iba a resultar en la concepción de un hijo. Luego de eso, le ofrecieron una pena menos severa si se comprometía a no volver a actuar en contra de la ley, a lo que se negó, considerando inaceptables las leyes y las decisiones los jueces de la época.
A pesar de ser muy cuestionada por sus posturas en relación a la sexualidad de las personas, el aborto y la eugenesia, Sanger fue la precursora de las primeras investigaciones sobre las pastillas anticonceptivas, cuyo financiamiento logró en 1951 y de las primeras pruebas, que se realizaron en 1954.
Falleció en 1966, orgullosa de ser considerada la fundadora del movimiento de anticoncepción moderno, cuyo impacto sigue siendo relevante al día de hoy para todas las mujeres alrededor del mundo.