Por Natsumi Shokida
El pasado jueves 17 de octubre realizamos nuestro primer evento menstrual, #ESImportante Hablar de menstruación, en el Club Social 911 con el apoyo de Causas Comunes. Allí, rodeadas de activistas, socies del #ClubEcofeminita y demás amigues, presentamos el material de descarga gratuita de ESI con pedagogía menstrual, y aprovechamos para volver a respondernos ¿Cuánto cuesta menstruar?. Además, como ya contábamos con datos de marzo 2019, pudimos calcular la inflación de los productos de gestión menstrual entre esa fecha y septiembre 2019.
Saber cuánto nos cuesta anualmente menstruar es relevante a la luz de uno de los objetivos de la campaña #MenstruAcción: visibilizar a la menstruación como un factor más de desigualdad. Las estadísticas oficiales reflejan que las mujeres percibimos ingresos que son, en promedio, un 27% menores que los de los varones, las asalariadas estamos más expuestas a la informalidad laboral (segmento en el que la brecha asciende al 36.5%), casi una de cada cuatro jóvenes busca activamente un trabajo remunerado y no lo consigue, y los estratos de menores ingresos se encuentran feminizados. Si bien siempre aclaramos que no todas las mujeres menstrúan y no todas las personas que menstrúan son mujeres, no contamos con información oficial actualizada sobre la situación de la población trans¹. A pesar de esta limitación, los datos mencionados nos permiten asumir que el gasto en productos de gestión menstrual recae sobre un gran grupo de la población que particularmente enfrenta una situación desventajosa. Además, el gasto está planteado en la mayoría de los hogares: aproximadamente un 58% de los hogares del país cuenta con al menos una mujer en edad reproductiva que debe acceder a estos productos. Por eso realizamos un ejercicio de estimación para saber cuál es el costo que tendría que afrontar una persona que menstrúa a lo largo de un año, ya sea que utilice toallitas o tampones², siendo estos los productos de mayor circulación en nuestro país.
Así como en marzo nos sumamos al #OpenDataDay y descubrimos que, a precios de ese entonces, menstruar costaba entre $1.924,41 y $2.136,84 por año, en septiembre volvimos a utilizar el MenstruScrapper³ que desarrolló Nayla Portas (nuestra amiga de [LAS] de sistemas). Este programa nos permitió obtener de forma automatizada los datos referidos a toallitas y tampones publicados en la página de Precios Claros⁴, pero esta vez como una foto de los precios de Septiembre. Debido al proceso inflacionario de los últimos meses, y sobretodo al empujón que tuvo la misma luego de la devaluación post-PASO en Agosto, esta actualización era necesaria. De esta forma conseguimos una muestra de más de 115.000 precios de toallitas y tampones de todo el país.
Luego de una limpieza exhaustiva de los datos quitando y corrigiendo aquellos casos que presentaban errores⁵, calculamos el precio por unidad de cada uno de los productos a partir de la información del precio de lista de cada paquete y la cantidad de unidades de cada envase. Esta operación era conveniente porque no pueden compararse entre sí, para dar un ejemplo, los precios de una bolsa de 16 toallitas y de una caja de 8 tampones. Con estos precios “sueltos” calculamos, para cada una de las provincias de Argentina, el precio promedio⁶ por unidad de las toallitas y el precio promedio por unidad de los tampones. Para obtener un promedio que unifique al total nacional, recurrimos a información del Censo 2010 del INDEC, y con sus proyecciones de población para el año 2019 por sexo, provincia y grupos de edad, estimamos la cantidad de mujeres⁷ de entre 13 y 49 años (edades estimadas de menarca y menopausia⁸) que residen en cada provincia. Esta información nos sirvió para saber cómo promediar los resultados de las diferentes provincias, de forma tal que en el promedio final cada una de ellas estuviera representada según la proporción que ocupa dentro del total de mujeres de entre 13 y 49 años.
Ahora sí, podemos pasar a lo más interesante de este ejercicio: ¡Veamos los resultados!
A partir del procedimiento comentado, arribamos a los siguientes resultados para el total nacional:
Puede verse que en Septiembre el precio promedio por unidad de las toallitas fue de $8,63, y el de los tampones fue de $10,37.
A su vez, teniendo en cuenta que cada persona que menstrúa presenta aproximadamente 13 ciclos por año, y que se utilizan aproximadamente 22 productos por ciclo⁹, pudimos también estimar un costo por persona por año según si recolecta su sangrado utilizando toallitas o tampones:
A precios de Septiembre 2019, el costo promedio por año por persona si utiliza toallitas es de $2.468 y de $2.966 si utiliza tampones.
A su vez, dado que a precios de marzo de 2019 vimos que el costo promedio por unidad de una toallita era de $6.75 y de un tampón $7.44, nos preguntamos por lo que apodamos inflación menstrual: ¿Cuál fue la variación de precios de estos productos entre marzo y septiembre?
Siendo que el INDEC publicó los datos del Índice de Precios al Consumidor el pasado miércoles 16 de octubre con información de hasta septiembre, pudimos calcular la variación de precios de los productos de gestión menstrual y compararlos con el IPC. De esta comparación surge que las toallitas han aumentado un 27.8% y los tampones un 39.4% en tan sólo seis meses, colocándose ambas tasas por encima del nivel general de inflación (ubicada en un 23.2% para el mismo período). En el caso de los tampones, su variación de precios supera también la inflación del rubro Salud, que ha rondado el 33.6%.
No es difícil entender que semejante costo y dinámica de precios complica la economía de los hogares pobres, y aún más a aquellas personas que se encuentran en situación de indigencia, donde los ingresos se mueven por lo general por debajo de la inflación. Por ello desde #MenstruAcción seguimos exigiendo la quita del IVA para todos los productos de gestión menstrual, su provisión gratuita en escuelas, cárceles, universidades, hospitales y otros espacios comunitarios, e investigación y elaboración de datos que permitan tomar decisiones tanto públicas como privadas respecto a la gestión menstrual.
¹ Bregamos por la incorporación definitiva de una pregunta que nos permita tener información sobre la identidad de género de las personas en el Censo 2020, además de la referida al sexo asignado al nacer. La población trans-travesti históricamente ha sido excluida mediante violencia física, simbólica, psicológica, sexual y económica del sistema educativo, de salud y del trabajo formal. Dada la situación de vulnerabilidad a la que muches se enfrentan, resulta fundamental que estén presentes en las estadísticas oficiales.
² En la actualidad, productos como la copa menstrual o las compresas de tela ofrecen una alternativa reutilizable a estos productos y van ganando popularidad.
³ Les curioses pueden ver el código del “MenstruScrapper” en: https://github.com/lasdesistemas/menstruscrapper.
⁴ Si bien hay que tener en cuenta que la página utilizada sólo cuenta con información de cadenas o comercios grandes (y no de tiendas tradicionales) y otras salvedades, se trata de información muy valiosa y representativa.
⁵ Algunos casos presentaron inconsistencias entre lo informado en el detalle del producto y la presentación (unidades por paquete). Se utilizaron técnicas de Expresiones Regulares para recuperar dicha información.
⁶ Se utilizó para el cálculo una media podada con un α = 2.5%. Se trata de una medida convencional para evitar que casos atípicos (outliers) distorsionen la medición. De todas maneras, el efecto de dicha poda fue mínimo en todas las provincias.
⁷ Aquí encontramos nuevamente el límite de las estadísticas públicas para dar cuenta de la situación de la población trans-travesti.
⁸ En el caso de la menarca se utilizó el promedio de las medias correspondientes a República Dominicana, Colombia, Jamaica, Perú y Nicaragua. Para la menopausia, ver https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16837893 y https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11446429.