En el marco de una pandemia global que, por su carácter de emergencia sanitaria, puso el foco en un modelo de salud como ausencia de enfermedad, los activismos menstruales buscan la reivindicación de una noción de salud que comprenda su dimensión integral.
Como parte de este colectivo, desde la campaña #MenstruAcción hemos repetido incansablemente que la menstruación es un factor de desigualdad económica para quienes la atraviesan, lo que supone que el no poder costear productos para gestionar el sangrado tiene consecuencias graves y significa una violación de los derechos humanos.
Por esto creemos que la confección de una definición de salud menstrual, recientemente lanzada por activistas y organizaciones que trabajan en el campo, es un paso importante para seguir avanzando en garantizar la justicia menstrual en todo el mundo. A continuación, compartimos una traducción al español de dicha definición.
« La salud menstrual es un estado de completo bienestar físico, mental y social – y no la mera falta de enfermedad -en todo lo que respecta al ciclo menstrual. Alcanzar la salud menstrual implica que mujeres, niñas y todas las otras personas que experimentan un ciclo menstrual tengan, a lo largo de toda su vida, la posibilidad de:
Acceder a información que sea precisa en el momento y edad adecuados sobre el ciclo menstrual, la menstruación y los cambios que se manifiestan a lo largo de la vida, así como acerca del autocuidado y las prácticas sanitarias disponibles.
Cuidar su cuerpo durante la menstruación de forma que sus preferencias, higiene, comodidad, privacidad y seguridad se garanticen. Esto incluye acceder a métodos de gestión menstrual asequibles así como a instalaciones y servicios, incluyendo agua potable, que sean aptos para el lavado del cuerpo y las manos, cambiar el producto de gestión menstrual y desecharlo o lavarlo.
Acceder en tiempo y forma a diagnósticos, tratamientos y cuidados para los malestares relacionados con el ciclo menstrual, incluyendo el acceso a servicios de salud y recursos adecuados, analgesia y estrategias de autocuidado.
Vivir en un entorno positivo y respetuoso respecto al ciclo menstrual, libre de estigma y estrés psicológico, incluyendo los recursos y el apoyo que necesiten para cuidar de sus cuerpos y tomar decisiones informadas a través del ciclo menstrual.
Poder decidir libremente si participar y cómo hacerlo en todas las esferas de la vida cívica, cultural, económica, social y política durante todo el ciclo menstrual sin que haya exclusión, restricción, discriminación, coerción o violencia basada en la capacidad de menstruar. »