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Tras la marea verde, llega la ola roja

Ene 31, 2021 | MenstruAcción, Notas, Salud

En diciembre se realizó el primer foro Menstru.Ar donde se volvió a abordar la necesidad de considerar a los productos de gestión menstrual como necesidad básica. El debate de la desigualdad.

Por Lucía Espiñeira

Nota publicada el 31 de enero de 2021 en Tiempo Argentino, en el marco de una colaboración con Ecofeminita.

El pasado diciembre, la sociedad argentina y la región latinoamericana experimentaron un episodio histórico producto de la larga lucha de los movimientos feministas. Un antes y un después en materia de derechos para las personas con posibilidad de gestar: el aborto es legal en nuestro país. Si bien ahora toca dar la pelea por garantizar la implementación de este nuevo derecho en todo el territorio, también necesitamos más políticas públicas feministas que nos permitan construir el mundo justo que deseamos.. 

A mediados de diciembre se realizó la primera edición del foro Menstru.Ar impulsado por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, cuya Directora, Mercedes D’Alessandro, es una de las fundadoras de la campaña #MenstruAcción. Allí se realizaron varios anuncios que tienen como objetivo la justicia menstrual. Desde #MenstruAcción consideramos que, al igual que la ley por el aborto seguro y gratuito, esta conquista es fruto de la militancia incansable de las activistas menstruales del país y la región.

La campaña #MenstruAcción viene impulsando desde hace ya casi cuatro años proyectos de ley en todo el territorio nacional para la provisión gratuita de productos de gestión menstrual (PGM), y varios proyectos de alcance nacional que exigen la quita del IVA a fin de que su precio de góndola baje. Ambas medidas buscan reconocer a la menstruación como un tema de agenda para la salud pública, que hoy se constituye en un claro factor de desigualdad para quienes deben atravesarlo sin opción. Los productos de gestión menstrual son una necesidad básica, por lo que políticas económicas que persigan objetivos de igualdad de género no pueden perderlos de vista.

 

La desigualdad menstrual existe 

Si bien varios organismos internacionales y organizaciones feministas eligen hablar de “pobreza menstrual” es importante traer a la discusión el concepto de desigualdad. Esto se debe a que la pobreza en economía es entendida como una carencia, una falta, y no podemos evitar preguntarnos de qué carencia estamos hablando. Incluso a la hora de generar mediciones, ¿cómo medimos esa carencia? ¿Alcanza la noción de pobreza monetaria? ¿O debemos enfocarnos en nociones multidimensionales o subjetivas de la pobreza?

Cuando hablamos de justicia menstrual, ¿estamos exigiendo solamente la provisión material de productos de gestión menstrual o también podemos abordar la cuestión desde una mirada más amplia, que incluya la pobreza de información, de tiempo, de infraestructura y servicios básicos, entre otros?

La idea de pobreza menstrual falla en señalar lo que puede parecer obvio, pero no lo es: la pobreza menstrual es desigualdad. La falta de condiciones materiales y simbólicas para gestionar la menstruación de manera sana y su injusta distribución no son excepciones sino más bien la regla: quienes se encuentran en la base de la pirámide menstrual se encuentran en la base de todas las pirámides socioeconómicas.Es problemático no entender que detrás de la dificultad de mujeres, niñas y demás identidades menstruantes para gestionar su sangrado se encuentra un complejo entramado de opresiones sistémicas.

 

La desigualdad menstrual se puede medir

Un análisis en clave menstrual de los datos de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) del INDEC, relevada entre noviembre de 2017 y noviembre de 2018, nos permite identificar algunas fotos de la desigualdad menstrual en Argentina y su composición.

 

Índice del promedio de gasto mensual en PGM por región a nivel hogar

En la tabla podemos encontrar ordenadas las regiones argentinas en base a su gasto mensual en productos de gestión menstrual. El índice que allí figura no muestra cuánto valen los productos, sino cuánto efectivamente se gasta en ellos. Señala que, tomando como referencia los precios de Cuyo, el gasto mensual en gestionar la menstruación crece en las zonas Metropolitana y Patagonia, mientras que desciende en la zona Pampeana y más profundamente en el Noroeste y Noreste argentinos. 

Así, podemos ver que el gasto mensual de los hogares en PGM (productos de gestión menstrual) se concentra en las regiones más ricas del país , mientras los dos promedios más bajos se corresponden con las zonas más pobres . Esto evidencia que la desigualdad menstrual tiene un correlato en la desigualdad material estructural entre regiones.

 

¿Cuánto cuesta menstruar? 

Sin embargo, el monto a nivel hogar que provee esta encuesta no refleja la realidad del costo de la menstruación por persona. Se puede pensar un gasto por miembro del hogar y en lugar de desagregarlo por mes, anualizarlo. Así, a precios de octubre de 2020, se estimó que para la región Metropolitana el monto de gasto anual por persona a valores de octubre de 2020 es de $5.372, para Patagonia $4.528, Pampeana $4.288, Cuyo $3.934, Noroeste $3.247 y Noreste $3.220. 

Si se realiza un promedio nacional, obtenemos el valor de $4.098 promedio por persona por año a precios de octubre de 2020. Los resultados se encuentran en el mismo orden de magnitud que la estimación de nuestra canasta, y las diferencias se deben a que la ENGHo muestra un gasto efectivo, realizado, mientras que la canasta está pensada desde las cantidades necesarias estimadas de productos para gestionar la menstruación. Debe recordarse que en la ENGHo que la comparación entre productos (tampones y toallas) no es factible, ya que los considera bajo la misma categoría, en la que también se incluyen protectores diarios.. 

 

Les postergades de siempre

Otro enfoque posible es aquel que vincula directamente al nivel socio económico con el gasto en productos de gestión menstrual. Para esto exploramos la relación entre la población ordenada según sus gastos y el monto destinado a productos de gestión menstrual. Como es de esperarse, la relación se mantiene positiva: a mayor quintil de gasto, mayor monto gastado en gestionar la menstruación. 

En el gráfico se muestra el monto mensual destinado a PGM por persona según el nivel de gasto del hogar, siendo el 1 el 20% de hogares el que menos gasta y el 5 el 20%  que más gasta. Se debe recordar, además, que los hogares de menores ingresos y gasto suelen estar compuestos de más miembros que los hogares más ricos, lo que genera que la brecha sea tan profunda.

 

Gasto promedio en PGM según quintil de gasto de consumo por persona. Total nacional

Además, se debe tener en cuenta que muchos hogares en Argentina no cuentan con agua potable, baño propio, ni métodos de disposición final para eliminar los productos descartables ya utilizados, entre otras desigualdades estructurales. La desigualdad menstrual debe ser abordada desde un enfoque integral que considere todas las variables necesarias para evitar las múltiples consecuencias negativas de una deficiente gestión de la menstruación por motivos de escasez de recursos, que pone en riesgo la salud de las personas afectadas.

 

#MenstruAcción

Teniendo en cuenta la escasez de estadísticas oficiales que se producen en Argentina (y en el mundo) acerca de este tema, la elaboración de estos datos son un primer acercamiento a una lectura económica de género que incorpore el análisis de clase a la cuestión menstrual. Recientemente la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género (DNEIyG) realizó un aporte en dicho sentido al estimar el costo anual de menstruar, un avance que demuestra que la ola roja avanza con potencia.

A partir de estos datos se puede pensar, tal y como viene repitiendo la campaña #MenstruAcción hace ya 4 años, que en nuestro país no es solamente necesario quitar el velo y la vergüenza social que existen sobre la temática, sino también asistir con mayor urgencia a los sectores más desfavorecidos en su gestión menstrual, ya que estos destinan menos dinero al gasto en PGM, aunque tengan la necesidad de consumir estos productos de la misma forma que quienes se encuentran en estratos de ingreso medios y altos.

Establecer en el centro de la discusión por la quita del impuesto rojo o la provisión de PGM el argumento de que estos productos son de primera necesidad y no de lujo es algo vital, y las cifras obtenidas solo refuerzan y acompañan esta idea. Es inadmisible que existan sectores sociales sin acceso a una menstruación saludable por su condición socioeconómica y la falta de oportunidades que la sociedad les provee. La ola roja sigue creciendo por todo el mundo y la menstruación se volverá una bandera más de inclusión social e igualdad de género.

*Este artículo es una adaptación de la tesina de grado de la autora. Se puede consultar el código utilizado en https://rpubs.com/luciaespineira/tesis

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