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2015–2025: Una década de feminismos en las calles transformando todo

Jun 3, 2025 | Feminismos, Notas

En la última década, Argentina vivió una verdadera ebullición del movimiento feminista. Desde el histórico grito de Ni Una Menos en 2015 contra los femicidios, hasta la conquista del aborto legal en 2020  gracias a la marea del 2018, la organización colectiva y las movilizaciones masivas impulsaron transformaciones culturales, sociales y legislativas que marcaron un antes y un después. 

Desde Ecofeminita fuimos parte activa de este proceso, comprometidas con la generación de datos, contenido crítico y herramientas al servicio de los activismos feministas. A diez años de aquel grito inicial que encendió una nueva etapa de lucha, proponemos un recorrido año por año, narrado desde nuestra mirada, con foco en la autoorganización desde abajo, los logros legislativos y los contextos políticos que enmarcaron cada avance.

 

2015 –  Ni una menos: el grito de partida 

El 3 de junio de 2015 una consigna simple y poderosa sacudió al país: Ni Una Menos. Aquella tarde, más de 300.000 personas colmaron la Plaza Congreso en Buenos Aires (y miles más en las plazas de las ciudades de todo el país) para exigir el fin de la violencia machista. La protesta surgió tras el femicidio de Chiara Páez, de 14 años, y marcó un antes y un después: por primera vez, la indignación por los femicidios se canalizaba en un movimiento multitudinario y transversal. No era una organización tradicional ni de un partido político en particular sino un colectivo que, impulsado por las redes sociales, reunió a periodistas, artistas, activistas y la sociedad autoconvocada a lo largo y ancho del país.

Al calor de esa marea, que no inició en 2015 sino que viene de un movimiento feminista que se organiza a la par de la democracia argentina con los Encuentros de mujeres , Ecofeminita daba sus primeros pasos desde la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Nacimos ese año bajo el nombre Economía Femini(s)ta, como un blog que buscaba discutir con colegas economistas cuyas lecturas ignoraban o directamente no consideraban las desigualdades de género en sus análisis. Nuestra primera intervención pública fue la nota “Las mujeres ganamos menos que los hombres en todo el planeta (y tu mamá, también)”, escrita por Mercedes D’Alessandro y Magalí Brosio, fundadoras junto a Violeta Guitart de la organización. Esa publicación visibilizó la brecha salarial de género en Argentina y fue el puntapié inicial para construir un espacio colectivo de debate, producción y acción feminista con un tono propio que buscaba interpelar a toda la sociedad. 

Desde entonces, asumimos el compromiso de “traducir” los aportes de la economía feminista a un lenguaje accesible, con datos, estadísticas y análisis al servicio del movimiento. Convertirnos en el puente entre los espacios académicos y los activismos feministas. Porque sabíamos —y seguimos sabiendo– que la información es un terreno de disputa clave. Desde el inicio, nos propusimos “despatriarcar” los números: mostrar con evidencia las brechas de género en salarios, empleo, trabajos domésticos y de cuidados, para que el reclamo social por la igualdad se sostenga en datos públicos. 

Así, en el mismo año en que las calles se llenaban de voces contra la violencia machista, empezábamos a construir herramientas desde la economía para acompañar esa transformación y visibilizar que la desigualdad económica es el caldo de cultivo del resto de las violencias que viven las mujeres y las disidencias. 

2016 – Los feminismos se afianzan en las calles

Un año después, quedó claro que Ni Una Menos no había sido una marcha aislada, sino el inicio de una marea sostenida que necesitaba respuestas ante la injusticia patriarcal. El 3 de junio de 2016 volvimos a salir a las calles en todo el país para reafirmar que el reclamo seguía vigente. Meses más tarde, el brutal femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata volvió a conmover al país, y el 19 de octubre nos encontramos bajo la lluvia en el primer Paro Nacional de Mujeres. Aquel “Miércoles Negro” mostró una capacidad inédita de autoorganización: en prácticamente una semana se multiplicaron asambleas feministas en todas las provincias, y la consigna Ni Una Menos se consolidó como grito federal y regional, replicado también en otros países de América Latina. Fue el primer paro feminista en el mundo y la antesala del Paro Internacional del 8M del año siguiente.

En ese contexto de ebullición, a fines de 2016 se publicó el libro “Economía Feminista: cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamur)”, de Mercedes D’Alessandro. Con amplia circulación en Argentina, España, México y Colombia, el libro masificó el debate sobre la economía feminista y funcionó como puerta de entrada al campo para muchas personas de distintas trayectorias. Su publicación marcó un punto de inflexión, llevando la discusión desde la academia y el activismo hacia un espacio más amplio del debate público.

Ese mismo año, Ecofeminita recibió el premio Lola Mora al mejor medio digital por su aporte a la visibilización de desigualdades de género con datos. Mientras tanto, frente a la presión feminista, algunos sectores institucionales comenazaban a dar respuestas: la Corte Suprema creó en 2016 el Registro Oficial de Femicidios, lo que fue un avance en la producción de estadísticas públicas con perspectiva de género. 

Aunque la violencia machista seguía cobrándose víctimas (para 2016 se registraba un femicidio cada 30 horas en Argentina), la sociedad ya no miraba hacia otro lado: el movimiento feminista había tomado las calles, las redes, la academia y los medios con una fuerza inédita desde la vuelta de la democracia.

 

2017 – Paro Internacional de Mujeres y agenda en expansión

El año 2017 consolidó la expansión y diversificación del movimiento feminista en Argentina, que fue faro para los movimientos feministas de todo el mundo. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, impulsamos  el primer Paro Internacional de Mujeres, una acción coordinada con decenas de países. Fuimos una marea violeta que volvió a colmar las calles y las plazas en muchas ciudades. Las consignas ya no se limitaban al “Ni Una Menos”: el  reclamo por el aborto legal comenzaba a ocupar un lugar central en la agenda pública. Reclamo que crecía con fuerza desde el 2005 gracias a la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito con su pañuelo verde que todas, todos y todes supimos incorporar. 

El 3 de junio de 2017, en el tercer Ni Una Menos, alcanzamos una concurrencia récord: fue la manifestación feminista más multitudinaria hasta entonces.  Dejó claro que la ola no era una moda ni un momento aislado, sino una fuerza social en crecimiento sostenido y con un reclamo unificado: educación sexual integral, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Esto se pedia en cada actividad feminista, sumado al reclamo por el freno a los femicidios y la violencia machista. 

En el plano institucional, también hubo avances. En noviembre, el Congreso aprobó por amplia mayoría la Ley 27.412 de Paridad de Género, que garantiza un 50% de mujeres en las listas legislativas. El movimiento feminista, en su pluralidad, comenzaba a hilar cada vez más fino: ya no se hablaba solo de violencia física, sino también de violencia económica, brechas laborales, endeudamiento y otras formas de desigualdad que afectan diferencialmente a mujeres y disidencias. Se fortalecía así un enfoque interseccional, colectivo y federal.

Desde Ecofeminita seguimos aportando herramientas para nutrir ese proceso. Continuamos visibilizando la brecha salarial, la sobrecarga en los trabajos de cuidados y el impacto del ajuste y la pobreza desde una mirada feminista. Ese año lanzamos la campaña #MenstruAcción, para poner en agenda la menstruación como una cuestión de justicia económica, social y de salud. Propusimos tres demandas concretas: la quita del IVA a los productos de gestión menstrual, su provisión gratuita en escuelas, hospitales y espacios comunitarios, y la producción de datos oficiales al respecto. A través de  colectas, talleres y la presentación de proyectos de ley en distintas provincias, la campaña comenzó a romper el tabú y a instalar la menstruación como un tema de política pública. 

Además, en el marco de las elecciones legislativas, creamos Feminindex, una plataforma colaborativa lanzada para relevar y difundir las posturas de lxs candidatxs frente a temas de la agenda de género. Derechos sexuales y reproductivos, violencia, cuidados, brecha salarial: todo eso importaba a la hora de decidir el voto. Esta plataforma de incidencia ciudadana facilitó el acceso a información clave con perspectiva feminista y logramos poner en la campaña electoral la posición de género de lxs candidatxs.

Todas estas iniciativas formaron parte de una etapa de profunda autoorganización: el movimiento crecía desde abajo, combinando las marchas en la calle, el activismo digital y la producción de conocimiento al servicio de esas luchas.

2018 – La marea verde por el aborto legal

2018 fue el año en que la marea feminista argentina llegó a cada espacio del país y tiñó de verde las conversaciones públicas. Tras muchos años de lucha de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, por primera vez el Congreso de la Nación debatió un proyecto de legalización del aborto gracias a la presión popular. Millones de personas nos movilizamos con nuestros pañuelos verdes en un fenómeno inédito que pasaría a la historia como la Marea Verde. El 14 de junio de 2018, tras una vigilia multitudinaria que duró toda la noche en las afueras del Congreso, la Cámara de Diputados aprobó la media sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Aunque el 8 de agosto fue rechazada en el Senado por 38 votos contra 31, la movilización alcanzó una dimensión histórica: millones de mujeres en todo el país  ocupamos las calles bajo la lluvia y el frío y seguimos la votación en el Senado minuto a minuto, como nunca antes había pasado con un debate parlamentario. Pese al traspié legislativo, la consigna “Será ley” retumbó en todo el país, marcando un antes y un después en la lucha feminista y en la legitimación del aborto legal como tema de debate público. Durante esa marea miles de mujeres y personas gestantes sacaron sus experiencias de aborto del closet y logramos sanar colectivamente lo que históricamente sucedia de manera clandestina en nuestro país.

En ese contexto, desde Ecofeminita aportamos a ese proceso con el “Poroteo Abortero”, una planilla colaborativa online que permitió relevar, identificar y hacer seguimiento público de la postura de cada legisladorx (a favor, en contra o indecisx) respecto al aborto legal. Esta iniciativa de monitoreo colectivo nos permitió darle transparencia al debate y aumentar la presión sobre nuestros representantes. De hecho, durante la votación en Diputadxs, los medios más grandes mostraron datos erróneos mientras nosotras mantuvimos las posiciones públicas de lxs candidatxs y tuvimos razón. Lo que demuestra la importancia de los medios comunitarios y activistas para seguir la conquista de estas políticas. En ese contexto, desde Ecofeminita también participamos activamente en el debate parlamentario, con intervenciones públicas como la de Laura F. Belli y Candelaria Botto en el Congreso de la Nación, donde expusimos la importancia de legalizar el aborto desde una perspectiva de salud pública y aportamos datos clave para fortalecer la discusión. 

En paralelo, se lograron avances legislativos clave. Se sancionó la Ley Micaela, que establece la capacitación obligatoria en perspectiva de género para funcionarixs de los tres poderes del Estado, y la Ley Brisa, que garantiza una reparación económica para hijas e hijos de víctimas de femicidio. Ambas leyes surgieron del reclamo social por un Estado más activo frente a la violencia machista.

2018 también marcó un hito para nuestra organización: Ecofeminita se constituyó formalmente como Asociación Civil. Esto nos permitió consolidar nuestro trabajo colectivo, fortalecer alianzas y sostener campañas de largo plazo. 

A su vez, lanzamos nuestros primeros cursos online y presenciales, abriendo un nuevo frente de formación accesible y con perspectiva feminista. Comenzamos con Introducción a la Teoría Feminista y, a lo largo del tiempo, fuimos sumando propuestas en distintos niveles y ejes temáticos: salud, economía, ciencia, programación, comunicación, cine y debates actuales. Ya se formaron más de 4.000 personas en estos espacios, que siguen creciendo como herramienta clave para multiplicar saberes feministas.

Otra de las iniciativas destacadas de 2018 fue el lanzamiento de El Mundial de la Igualdad, un proyecto impulsado junto a organizaciones de la sociedad civil de Perú y Colombia, en el marco del Mundial del Fútbol Masculino realizado en Rusia. A través de hackatones, coberturas con perspectiva de género y torneos inclusivos, buscamos visibilizar las desigualdades en el deporte y enfrentar los estereotipos de género desde los datos y el activismo. En paralelo al Mundial, organizamos un “mundial virtual” de igualdad de género entre países, basado en indicadores como aborto legal, matrimonio igualitario, licencias de cuidado y brecha salarial. La propuesta tuvo amplio alcance en redes sociales y medios de América Latina, y sumó organizaciones de toda la región.

Fue un año de expansión, creatividad y acumulación política, donde cada iniciativa aportó a fortalecer una misma marea transformadora. Hacia fin de año, la potencia del movimiento feminista argentino ya se sentía en las calles, en las leyes, en las redes, en las aulas y en las canchas. El proceso de organización feminista seguía creciendo, conectando luchas, generando herramientas y desafiando estructuras desde todos los frentes.

2019 – Feminismos en año electoral: ampliación de agenda y disputa cultural

El 2019 fue un año de transición y expansión para las luchas feministas en Argentina. En junio, al cumplirse cuatro años del primer Ni Una Menos, volvieron las movilizaciones masivas con demandas cada vez más amplias: no solo “Ni una menos por femicidio”, sino también “ni una menos por abortos clandestinos, ni una menos por violencia económica”. Era un año electoral, y la agenda feminista estaba integrada plenamente en el debate político. 

En octubre de 2019, en medio de la campaña presidencial, miles de mujeres participamos del multitudinario 34º Encuentro Nacional de Mujeres en La Plata. Fue durante este encuentro que se dio un intenso debate sobre la identidad del propio movimiento: con el “aplausómetro” de cierre, y no sin tensiones, el Encuentro fue rebautizado como Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries, reconociendo el carácter diverso y las identidades de los pueblos originarios y disidencias sexuales que integran los feminismos. 

En lo económico, 2019 fue difícil: la era Macri concluyó con una profunda recesión e inflación alta, lo que empujó a más mujeres y disidencias a la pobreza. Desde Ecofeminita veníamos demostrando con datos que el ajuste económico impacta doblemente sobre las mujeres: primero, porque son las últimas en reingresar al empleo formal; segundo, porque terminan sosteniendo los cuidados que el Estado recorta, a través del trabajo doméstico y comunitario. Para evidenciarlo, publicamos los informes «La desigualdad se puede medir» y uno específicamente dedicado a la situación de las trabajadoras de casas particulares, aportando datos clave sobre las brechas de género en el mercado laboral y las condiciones de trabajo en sectores feminizados. Estos informes, de código abierto, se publican trimestralmente a la par de la publicación de los microdatos del INDEC y lo pensamos como una herramienta fundamental para la discusión cotidiana. 

Ese año relanzamos Feminindex, nuestra plataforma colaborativa para relevar y difundir las posturas de lxs candidatxs sobre la agenda de género en las elecciones. Además, profundizamos la campaña #MenstruAcción con el lanzamiento del cálculo «¿Cuánto cuesta menstruar?«, visibilizando el impacto económico de la menstruación. Publicamos materiales educativos como #ESImportante hablar de Menstruación para romper tabúes y promover políticas públicas que garanticen el acceso a productos de gestión menstrual.

En 2019 también lanzamos el Club Ecofeminita, una comunidad de personas que apoyan nuestro trabajo y nos permiten sostener nuestra organización de manera independiente y autogestiva. Gracias al Club pudimos financiar investigaciones, campañas y materiales educativos con mirada crítica y perspectiva feminista.

Ese año marcó también un hito en términos de formación abierta: junto a Oxfam México, desarrollamos y lanzamos nuestro curso de Economía Feminista de manera gratuita y virtual, dirigido a un público amplio de América Latina. Fue una experiencia clave en la regionalización de nuestros contenidos, con miles de personas inscriptas y acceso libre desde distintos países. 

Participamos además de numerosos encuentros, charlas, talleres y conferencias tanto en Argentina como en otros países de la región, ampliando redes y fortaleciendo el intercambio con colectivos feministas y espacios académicos. Nuestra voz y producción circularon en universidades, congresos y medios, consolidando a Ecofeminita como una fuente confiable de conocimiento y también como actor clave en la disputa cultural y política por una sociedad más justa e igualitaria. 

2020 – Pandemia y aborto legal: la lucha no se detiene

El 2020 planteó desafíos inéditos. La pandemia de COVID-19 y la cuarentena obligatoria pusieron un freno a las manifestaciones a partir de marzo, pero no pudieron frenar al movimiento feminista. Antes del encierro, alcanzamos a realizar un último 8M en el que fuimos decenas de miles de mujeres en las calles. Durante los largos meses de aislamiento, las redes de mujeres se organizaron para asistir a víctimas de violencia al interior de los hogares (que lamentablemente aumentó en la cuarentena) e incluso para acompañar ollas populares en barrios humildes, donde eran mayormente mujeres las que sostenían la alimentación y los cuidados colectivos ante la crisis económica y sanitaria derivada de la pandemia. La pérdida de Ramona Medina, trabajadora comunitaria y militante de La Poderosa en la villa 31 es quizás el caso doloroso que nos evidencia cómo las mujeres pusieron su vida en juego para sostener la vida de sus barrios.  

Con todo este contexto es que nos unimos a La Poderosa en la campaña “en cuarentena seguimos menstruando” para juntar nuevamente productos de gestión menstrual y donaciones para las mujeres de los sectores más vulnerados económicamente. 

Ese mismo año también se alcanzó un avance clave en la visibilización del trabajo de cuidados: por primera vez, se publicó una estimación oficial del aporte del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado al PBI. El estudio confirmó lo que las economistas feministas venían señalando desde hace años: que esas tareas, realizadas en su mayoría por mujeres y de forma gratuita, son el sector que más valor económico genera en el país, incluso por encima de la industria y el comercio. Este reconocimiento, plasmado en la llamada cuenta satélite de cuidados, fue un paso importante para evidenciar la centralidad de los cuidados en la economía, especialmente en un año donde esa carga se profundizó aún más.

Esta resistencia preparó el terreno para uno de los triunfos más importantes de la historia del movimiento: la legalización del aborto. Gracias a la presión sostenida de la marea verde, en noviembre de 2020 el Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Hubo dictámenes exprés y el debate parlamentario se dio otra vez con masivas vigilias en las calles. Finalmente, en la madrugada del 30 de diciembre de 2020, el Senado aprobó la Ley 27.610 de IVE, con 38 votos a favor, 29 en contra y 1 abstención. Éramos una multitud eufórica teñida de verde frente al Congreso que vimos el mensaje “Es ley” que se proyectó en una pantalla gigante. Nos fundimos en aplausos, lágrimas y abrazos interminables: la alegría de haber ganado “una larga batalla” tras décadas de lucha y luego del traspié de 2018. Argentina se convertía en uno de los primeros países de América Latina en legalizar el aborto por decisión de las personas gestantes hasta las 14 semanas, recuperando su lugar de vanguardia en derechos sociales

Durante toda esa jornada histórica, las ecofeminitas estuvimos en las calles y también sostuvimos el activismo digital minuto a minuto, actualizando el poroteo de votos y difundiendo información veraz para contrarrestar la desinformación. La consigna “Que sea ley” finalmente se había hecho realidad, cerrando el 2020 con un broche dorado para la marea feminista, aún en el contexto adverso de la pandemia.

2021 – Nuevos derechos: cupo laboral travesti-trans e implementación de la IVE

Con el aborto legal ya en vigor,aún con la pelea continúa por su implementacion federal, en 2021 la agenda feminista se orientó tanto a consolidar lo conseguido como a conquistar nuevas metas de igualdad. Aun con restricciones sanitarias iniciales, el movimiento retomó las calles progresivamente: durante el 8M hubo acciones cuidando la distancia, y el 3J Ni Una Menos se conmemoró con marchas más reducidas y actos virtuales. Mientras tanto, Argentina siguió aprobando leyes transformadoras impulsadas por los activismos transfeministas. En junio, el Congreso sancionó por unanimidad la Ley 27.636 de Cupo Laboral Travesti-Trans, que obliga al Estado a reservar al menos un 1% de sus puestos de trabajo para personas travesti-trans y busca reparar la exclusión estructural de las personas trans en el empleo formal

Luego de un año de aislamiento y crisis sanitaria, desde Ecofeminita entendimos la importancia de pensarnos regionalmente y, por eso, en colaboración con Oxfam, publicamos informes que analizaron la organización social de los cuidados a la luz del COVID-19 en Latinoamérica y el Caribe. Estos estudios evidenciaron cómo la crisis sanitaria profundizó las desigualdades de género, recargando a las mujeres y disidencias con tareas de cuidado no remuneradas y esenciales para la sostenibilidad de la vida.

El 2021 también fue un año de elecciones legislativas, en el que empezaban a resonar algunas voces reaccionarias en el debate público, criticando el lenguaje inclusivo o la llamada “ideología de género”. En este contexto, relanzamos una vez más nuestro Feminindex, actualizando la plataforma con nuevas preguntas y criterios que reflejaban los debates emergentes en torno a la paridad y las propuestas feministas en el ámbito político.

Desde Ecofeminita también impulsamos la conformación de AMRed (Activismos Menstruales en Red), un espacio integrado por organizaciones que abordan el activismo menstrual desde distintas dimensiones. En su lanzamiento, la red se presentó con la consigna #MenstruarEsPolítico, visibilizando datos y propuestas en torno a cuatro ejes fundamentales: educación, salud, economía y ambiente.

2022 – Tecnología y cuidados: nuevas herramientas para la incidencia

El 2022 fue un año de reencuentro en las calles y de organización federal, luego de las limitaciones impuestas por la pandemia. El 8 de marzo de 2022 decenas de miles volvimos a manifestarnos sin las restricciones del año previo, poniendo énfasis en las consecuencias económicas de la crisis sobre las mujeres. “Con ajuste y deuda, no hay Ni Una Menos” fue una de las consignas, con la que denunciamos que el endeudamiento y la pobreza afectan especialmente a las mujeres. 

Tras dos años de pausa, en 2022 vivimos el 35º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales y No Binaries, que tuvo lugar en San Luis. Este primer encuentro desde la legalización del aborto sirvió para festejar lo conquistado (hubo pañuelos verdes en alto por la ley IVE) pero también para delinear las batallas pendientes: la implementación real y federal del aborto (todavía con obstáculos en algunas provincias), la demanda de un Sistema Integral de Cuidados (un proyecto de ley sobre cuidados quedó a la espera de tratamiento), la lucha contra los travesticidios y transfemicidios, entre otras. 

Desde Ecofeminita impulsamos el programa «Ella hace historia», que nos permitió hacer alianzas con organizaciones territoriales para llevar a distintos barrios del AMBA los debates en torno a la economía feminista y la distribución desigual de los trabajos de cuidados.

Además, lanzamos Ecofemidatapp, una aplicación desarrollada por el equipo de Ecofemidata que permite navegar de manera interactiva por indicadores del mercado de trabajo, ingresos, uso del tiempo y condiciones laborales de trabajadoras de casas particulares desde 2016 hasta la actualidad. Esta herramienta facilita el acceso a datos clave para la incidencia y el análisis con perspectiva de género.

También, junto a Oxfam, impulsamos la campaña «Nos une el cuidado», que buscó visibilizar la importancia de los cuidados en la sociedad y promover políticas que reconozcan y redistribuyan estas tareas de manera equitativa.

2023 – Ni un paso atrás: frente a la reacción conservadora, unidad feminista

El 2023 resultó ser un año bisagra, marcado por un fuerte contrapunto entre los avances feministas y el surgimiento de un “backlash” (reacción conservadora) en la arena política. El 8M hizo énfasis en la defensa de los derechos conquistados: “Ni un paso atrás” se leía en pancartas verdes en referencia a la Ley de Aborto, junto a consignas que combinaban las demandas históricas con alertas sobre el crecimiento de sectores políticos antifeministas.

Ese mismo año, se publicó por primera vez el Índice Crianza, una herramienta que mide el costo mensual de criar niñxs y adolescentes, incluyendo tanto los bienes y servicios esenciales como el tiempo de cuidado. El dato oficial puso en números lo que muchísimas mujeres viven cotidianamente: que criar en soledad implica un peso económico enorme y desigual, especialmente en los hogares monomarentales. Esta medición –largamente impulsada desde los feminismos– aportó evidencia clave para visibilizar la carga económica de los cuidados, exigir corresponsabilidad y reforzar el reclamo de políticas públicas integrales que garanticen derechos tanto para quienes cuidan como para quienes son cuidados.

Y es que 2023, año electoral, trajo la irrupción de las “fuerzas del cielo” que hicieron bandera contra la llamada “ideología de género”. Frente a este avance de discursos conservadores y antifeministas, desde Ecofeminita presentamos Ecofemibot, una herramienta colaborativa desarrollada para rastrear y combatir la desinformación y las narrativas antifeministas en redes sociales. Este proyecto permitió identificar y analizar los discursos de odio más frecuentes durante la campaña electoral, contrarrestándolos con datos. Además, participamos como Comité Económico del Congreso de Economía Feminista de Barcelona, un espacio para seguir tejiendo redes de organización y activismo feminista.

En las elecciones de octubre, Javier Milei –quien había calificado al feminismo, la educación sexual integral y el derecho al aborto como enemigos a erradicar– resultó electo presidente. Esta victoria de un discurso abiertamente antifeminista encendió señales de alarma en nuestro movimiento.

En diciembre de 2023, al asumir la nueva administración, se concretaron retrocesos simbólicos e institucionales que denunciamos de inmediato. Milei cumplió su promesa de campaña de eliminar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Además, figuras del nuevo gobierno expresaron intenciones de quitar del Código Penal la figura agravada de femicidio, alegando que “el homicidio es igual para todos”, ignorando la dimensión específica de la violencia de género. Frente a este panorama, el movimiento feminista se estaba reagrupando, para recordarle al nuevo gobierno que las conquistas de la última década no serían entregadas sin pelea. 

 

2024 – Resistencia en las calles: masivo 8M bajo protocolo represivo y ajuste brutal

El año 2024 continuó signado por esta pulseada entre la ola feminista y la ola conservadora. En marzo, el gobierno nacional generó polémica al ordenar la clausura del Salón de las Mujeres de la Casa Rosada precisamente el 8 de Marzo, argumentando que tal espacio “discriminaba a los hombres”, y lo rebautizó como Salón de los Próceres (entre quienes, irónicamente, no hay ninguna mujer). Estas acciones simbólicas, percibidas como provocaciones, no hicieron más que reavivar la chispa en colectivos de mujeres y diversidades. 

El 8M de 2024, Buenos Aires amaneció rodeada de policías y vallas debido al protocolo represivo de Patricia Bullrich. Pero la respuesta social fue avasallante: una marea humana desbordó el centro porteño. Columnas de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries copamos la Plaza Congreso y luego marchamos a Plaza de Mayo. La movilización fue masiva en todo el país, replicándose en ciudades grandes y pequeñas. En el acto central, se leyó un documento donde se vinculó el ajuste económico con la violencia patriarcal: “luchamos contra el hambre y el ajuste” fue la consigna principal. 

Además declaramos que “Este gobierno necesita un protocolo represivo y toma como punto de ataque especial a los feminismos, porque somos quienes protestamos y cuidamos, porque vamos a sostener la vida a toda costa cuando está en riesgo. Decimos: ¡Abajo el protocolo represivo de Patricia Bullrich!”. El 8M fue una demostración de que, ante marchas multitudinarias, el gobierno no puede aplicar su protocolo. Las calles le ganaron la pulseada a la intimidación. 

Así, 2024 se convirtió en un año de resistencia. Si bien el gobierno de Milei avanzó con su agenda, encontró en las calles un límite. Amnistía Internacional denunció que la implementación del protocolo antipiquetes configura una de las mayores embestidas represivas desde el regreso de la democracia

Mientras tanto, Ecofeminita adaptó su activismo a la batalla cultural en nuevos escenarios: lanzó Ecofemibot 2.0, un proyecto colaborativo para rastrear y combatir las narrativas antifeministas en redes sociales. Este bot en WhatsApp permitió a cientos de voluntarias reportar contenido misógino. El análisis de ese contenido nos permitió exponer las mentiras utilizadas para atacar los derechos de las mujeres y las disidencias, difundiendo datos para dar la batalla también en el terreno virtual. 

En este mismo año, desde Ecofeminita creamos el área de Justicia Fiscal, convencidas de que no hay justicia de género sin justicia tributaria. Este espacio busca visibilizar y analizar cómo los sistemas fiscales en Argentina y en América Latina reproducen desigualdades, y promover políticas tributarias progresivas con perspectiva de género. Desde nuestra web, proponemos informes, notas y campañas para incidir en los debates públicos sobre esta temática.

2025 – Nuevas luchas: jubiladas al frente y la respuesta antifascista

Llegamos así a 2025, un año en el que vimos crecer un sector que cobró protagonismo y nos inspira a seguir en las calles: lxs jubiladxs. Muchas de ellas son mujeres que habían accedido a su jubilación gracias a las moratorias previsionales, política que reconoció años de aportes a amas de casa y trabajadoras informales. En un país donde las trabajadoras de casas particulares tienen un régimen previsional recién desde 2013, y donde la participación masiva de las mujeres en el mercado laboral comenzó recién en los años 90, las moratorias previsionales permiten saldar deudas históricas. Cada jubilada asumía el costo de ese reconocimiento a través del plan de pagos, pero a cambio accedía a lo que le correspondía: el derecho a que su aporte económico al país sea reconocido. Durante estos meses vimos grupos de jubiladxs y otros sectores en solidaridad frente al Congreso, exigiendo jubilaciones dignas, reclamando por la falta de cobertura en los medicamentos del PAMI y actualización del bono para la mínima (congelado desde el comienzo del gobierno de Javier Milei). También vimos cómo esas protestas fueron reprimidas bajo el protocolo de Bullrich. Pero lejos de amedrentarse, lxs jubiladxs continuaron saliendo, ganándose el respeto y la atención de la sociedad cada miércoles en el Congreso de la Nación. Desde los feminismos abrazamos su causa, entendiendo que la lucha por una vejez digna, por el derecho a cuidar y ser cuidadas, es también parte de nuestras demandas. 

Por otro lado, el hecho que marcó el pulso político del inicio de 2025 fue la reacción al discurso homofóbico, transfóbico y misógino de Javier Milei en Davos. En enero, el presidente participó del Foro Económico Mundial, un espacio donde los líderes del mundo le hablan a los más ricos del planeta, y en su presentación atacó al feminismo, a la “ideología de género” y llegó a vincular a las personas LGBT con la pedofilia. Sus palabras desataron una condena internacional e inmediatamente encendieron la chispa de la movilización en Argentina. 

La Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista del 1° de febrero de 2025 evidenció la necesidad y la posibilidad de articular las luchas feministas con otros movimientos sociales en defensa de la democracia y los derechos humanos. Como expresamos en nuestras redes: «El 1F fue una oportunidad para unir todas las luchas. Porque cuando la vida está en riesgo, nos encontramos en las calles para defenderla. No volvemos al clóset, no volvemos atrás.» Esta jornada demostró la capacidad del movimiento feminista argentino para construir alianzas amplias y sostener la resistencia frente a los embates conservadores.

En marzo de este año, desde Ecofeminita fuimos parte de la organización y difusión del primer Encuentro de Economía Feminista de Abya Yala, que tuvo lugar en Buenos Aires. Bajo el lema «Desde las Economías Feministas, politicemos el malestar», el encuentro convocó a cientos de activistas, investigadoras y organizaciones de toda la región a reflexionar colectivamente sobre seis ejes fundamentales: los cuidados, el sistema financiero y las deudas, el avance de la ultraderecha, los procesos sociales críticos, los tiempos y miedos como formas de control, y las expresiones artísticas desde la economía feminista. Una propuesta sumamente necesaria en este contexto, que buscó articular miradas académicas con experiencias territoriales, desde una perspectiva de la sostenibilidad de la vida.

A mitad de 2025, el panorama es crítico. El gobierno nacional mantiene su agenda de ajuste económico extremo, beneficiando a los más ricos del país y golpeando a las mayorías. Sin embargo, el movimiento feminista argentino ha demostrado que puede ser parte de la resistencia: en la calle, con movilizaciones multitudinarias y en unidad con otros sectores en lucha y en la batalla cultural, inundando las redes sociales y medios alternativos con mensajes y narrativas propias.

En Ecofeminita, por nuestra parte, seguimos aportando lo que mejor sabemos hacer: datos, análisis crítico y formación. Mantenemos nuestros informes que documentan el impacto del ajuste en mujeres y disidencias. Es nuestra forma de sostener la lucha desde el terreno de la evidencia, para que cada consigna en la calle vaya acompañada de un número que la respalde. Creemos que el conocimiento es poder, y en esta etapa más que nunca, poner números a la injusticia es desenmascararla. Por eso, seguimos trabajando en informes y herramientas que estén al servicio de los activismos.

Diez años después de aquel grito inaugural de Ni Una Menos, es nuestro compromiso ser parte de un movimiento feminista argentino que está de pie. Hemos demostrado una y otra vez que cuando nos tocan, nos organizamos. En este recorrido 2015–2025 se sucedieron conquistas impensadas, como la ley del aborto, pero también obstáculos formidables, como la pandemia y las crisis económicas, producto de la contradicción que existe entre los cuidados y la producción capitalista que se sostiene en ellos. Nos reconocemos hijas y herederas de las luchas de las que vinieron antes –desde las obreras sindicalistas de principios de siglo XX, pasando por las Madres y Abuelas que enfrentaron a la dictadura, hasta las pioneras de los Encuentros de Mujeres en los 80– y queremos que las futuras generaciones tomen nuestra posta.

Como se expresó en la convocatoria del último 8M: “A todas las que se movilizaron por Ni Una Menos en 2015, las que fueron parte de la marea verde entre 2018 y 2020, las invitamos a seguir luchando. Orgullosamente feministas, no daremos ni un paso atrás”. Esa memoria colectiva de nuestras victorias y batallas nos da fuerza. El feminismo en Argentina no es una moda ni un eslogan: es un movimiento transformador. Y desde Ecofeminita seguimos acá, presentes, en primera persona del plural, poniendo el cuerpo, la mente, el corazón –y obvio, los datos– al servicio de la construcción de una sociedad más justa e igualitaria para todas, todes y todos. 

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