¿Qué tiene que ver Ni Una Menos con el FMI? Todo. El acuerdo que se está negociando está sujeto a condiciones que inciden en la política económica del gobierno actual y de los que le sigan. Esas condiciones implican ajuste, y cuando se ajusta las que más lo sufren son las mujeres.
Los recortes suelen orientarse al sector público, especialmente en los sectores de salud y educación. Ellas son la mayoría de las trabajadoras en esos ámbitos (8 de cada 10 trabajadorxs en esos sectores son mujeres), por lo que ven disminuida su fuente de trabajo así como sus ingresos. También son ellas quienes realizan la mayor parte de estas tareas en los hogares, cuando el Estado reduce su participación ellas son quienes se sobrecargan, haciendo la doble jornada laboral aún más larga. En la Argentina, las mujeres son la mayoría entre las personas más pobres, tienen los niveles más altos de precarización laboral y de desempleo (sobre todo las menores de 29 años).
La reforma laboral que da vueltas por el Congreso no tiene perspectiva de género (tampoco el gabinete económico ni quienes diseñan políticas allí), solo va a amplificar la brecha de desigualdad entre varones y mujeres, así como lo hizo la reforma previsional del año pasado.
Hacer realidad #NiUnaMenos es también una demanda económica. ¿Cómo vamos a conseguir #NiUnaMenos sin presupuesto para la lucha contra la violencia machista, sin estadísticas oficiales, sin políticas públicas que consideren los diferentes planos de la desigualdad?
¿Cómo vamos a conseguir #NiUnaMenos cuando el trabajo de las mujeres se paga menos que el trabajo de los varones? La desigualdad económica es también desigualdad de poder. ¿Cómo vamos a conseguir #NiUnaMenos sin independencia económica?