Por Justina Lee, Candelaria Botto, y Martina Olivero
Durante las elecciones en Argentina en 2023, lanzamos desde Ecofeminita un bot de WhatsApp, llamado Ecofemibot, para recolectar desinformación de género. Este proyecto lo encaramos junto a la organización Meedan, en donde teníamos como objetivo ver qué tipo de desinformación circulaba que reprodujera narrativas sexistas a lo largo de la campaña electoral. Para nuestra sorpresa, nos encontramos con algo mucho más grande que meras fake news, lo que nos llevó a trabajar en un análisis que fuera más allá de contar la desinformación que circula, y tratar de entender la escena política actual con la irrupción de las redes sociales en nuestras vidas.
El proyecto se desarrolló entre octubre, noviembre y diciembre de 2023, en el marco de la elección presidencial general, el balotaje para definir la presidencia y la posterior asunción del ganador, Javier Milei y su partido, La Libertad Avanza. A su vez, trabajamos con otras organizaciones ubicadas en Togo y Pakistán, para compartir experiencias y ver qué patrones en común encontrábamos entre las campañas electorales en cada país. Tanto Togo como Pakistán siguen en la etapa de recolección de datos, por lo que el informe en común todavía no está listo.
¿Por qué Ecofemibot?
Este proyecto cobra una importancia particular ya que surge como un cambio de estrategia frente al retroceso que tuvo la agenda de género dentro del debate público en general, y la elección presidencial, en particular. Dicha situación quedó en evidencia al momento de llevar a cabo las encuestas a candidates que Ecofeminita viene realizando desde 2017 como parte de nuestro proyecto #FeminIndex.
En la anterior elección presidencial de 2019, el #FeminIndex había alcanzado notoriedad pública, consiguiendo más de 10.000 visitas el día de la elección. En la edición de 2023, de cara a las elecciones primarias, la información que fue posible recopilar fue casi nula dada la poca respuesta de les candidates. Fue la primera vez, desde que lanzamos el proyecto, que tuvimos tan pocas respuestas. Dejando en evidencia que la mayoría de les candidates que compitieron en esta elección eliminaron las demandas feministas del debate electoral y, a la vez, que ningún partido político presentó un plan o estrategia clara para el cambio estructural que se necesita para disminuir las desigualdades de género existentes en el país.
De esta manera, observamos un corrimiento de los discursos y agendas en la mayoría de les candidates y los medios de comunicación a lógicas más conservadoras en comparación a elecciones anteriores, poniendo en duda derechos conquistados y los avances de la agenda de género. La única aparición de temáticas en relación a la agenda feminista fue llevada como un espectáculo en los medios de comunicación por los candidatos y candidatas del nuevo partido que irrumpió en la contienda electoral, La Libertad Avanza, proliferando discursos por la derogación de la ley del aborto, datos falsos en torno a la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI), expresando de forma directa discursos de odio hacia los feminismos y responsabilizando de la crisis económica y social que está viviendo el país a los avances y políticas de ampliación de derechos.
Por todo esto, decidimos cambiar el enfoque de cara a las elecciones generales, buscando combatir los mensajes y contenidos que perpetúan estereotipos y narrativas que son perjudiciales y que pretenden silenciar a las mujeres y disidencias en el discurso público y democrático.
Las redes sociales en nuestra vida política
Poniendo el foco específicamente en el ámbito político y electoral, podemos observar cómo el mundo digital se transformó en los últimos diez años en un medio indispensable en las campañas electorales en Argentina, tanto a nivel oficial e institucional dentro de los partidos políticos, como dentro de los grupos de militancia y apoyos no oficiales. Los equipos de redes sociales pasaron a tener un rol preponderante en las campañas políticas y las formas de comunicar y brindar contenidos a la ciudadanía. Esta importancia se explica de forma muy clara: según We Are Social, Argentina tenía a principios de 2023, 39,79 millones de usuarios de Internet y 36,35 millones de usuarios de redes sociales, lo que equivale a casi el 80% de la población total.
Esta relevancia también se expresa en términos presupuestarios. Al consultar la biblioteca de anuncios de Meta, se puede observar que, en la campaña presidencial del 2023, sólo computando los números de las cuentas oficiales de los partidos políticos y candidates, se gastaron más de $2.981 millones de pesos argentinos. A la vez, según el Informe de Transparencia de Publicidad Política de Google, en los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2023 en Argentina, se publicitaron más de 7.500 anuncios políticos superando una inversión publicitaria de $550.000.000 pesos argentinos.
La irrupción del partido político de La Libertad Avanza en la contienda electoral también marcó un punto de inflexión en el uso de las redes sociales y el contenido hiper fragmentado y segmentado que veníamos observando en la comunicación política y electoral en los últimos años. Javier Milei, candidato a presidente en ese momento, tenía un recorrido como economista invitado en paneles de televisión y generando contenido en redes sociales, lo mismo que sus principales acompañantes en las listas. Un político sin estructura política, ni territorial, ni equipos para la formación de narrativas y contenidos. Lo que resultó fue generar una red descentralizada de generadores de contenidos a partir de su figura. De esta forma, no existió un único relato sobre la figura de Milei, sino un Milei que creaba cada generador de contenido y que aparentaba una difusión orgánica de usuarios que multiplicaban los mensajes. Una apariencia de democratización de la comunicación, una horizontalidad de voces y discursos para una figura sin diálogos y con planteamientos anti democráticos.
La estrategia de los antiderechos: pelear contra la “ideología de género” con desinformación de género
Cuando hablamos de desinformación, la estamos definiendo como información falsa, que tiene la intención de manipular, y en donde existe cierto grado de planificación y coordinación para engañar o dañar. A la vez, catalogamos esa desinformación como “de género” cuando tiene además alguno de estos elementos: componentes de género (no necesariamente binarios), uso de falsas narrativas basadas en el sexo y género contra mujeres y disidencias, exclusión de una perspectiva interseccional (ataques a la religión, raza, etnia, orientación sexual, entre otros), está basado en narrativas sexistas y perpetúa los estereotipos y roles de género en la sociedad, pretende silenciar a las mujeres y disidencias y se solapa con la violencia digital. La importancia de visibilizar estos discursos radica en que éstos buscan silenciar a las mujeres y a las disidencias y pueden generar autocensura, angustia y ansiedad a quién está dirigido, debilitando así la participación democrática.
La desinformación y el efecto de las noticias falsas, tanto en Argentina como en la región, son una temática investigada desde distintas disciplinas, sobre todo a raíz de la irrupción de las redes sociales en nuestra vida diaria. El Centro de Investigaciones de Estadística Aplicada de la UNTREF investigó en abril de 2023, la extensión y proliferación de problemáticas relacionadas a violencias y agresiones virtuales, en donde demuestran que las principales damnificadas fueron las mujeres. A su vez, concluyeron que la desinformación, las expresiones de odio y el acoso fueron los aspectos negativos más mencionados por las personas víctimas de estas prácticas. Otro de los insumos claves para entender el impacto concreto que tienen estas prácticas es el efecto “aleccionador” que estos discursos generan y la tendencia a la censura y exclusión de voces y discursos de mujeres y disidencias. Finalmente, la misma investigación demostró que un tercio de la población entrevistada recibe noticias falsas diariamente especialmente sobre temáticas de política nacional y economía.
Si ponemos el foco en la desinformación de género, se evidencia que quienes luchan a nivel mundial contra la llamada “ideología de género” usan como estrategia difundir información falsa buscando manipular, aleccionar y generar discursos de odio.
De hecho, la mayoría de la desinformación de género recibida en nuestro bot estuvo relacionada esta narrativa. Es decir, gran parte de los ataques hacia las mujeres y las disidencias estuvo englobada en el discurso de la “batalla cultural” contra “la ideología de género”. La filósofa Danila Suárez Tomé, en su nota «El fantasma de la ideología de género», nos cuenta que este tipo de narrativa tiene sus orígenes en los 90s como respuesta de las Iglesias y ONGs religiosas a la Plataforma de Beijing de 1995. Además, esta agenda viene intensificando su crecimiento en la última década con el avance de los movimientos feministas que viene reclamando por avances en materia de derechos sexuales y reproductivos, pero también luchando por la igualdad de género y el respeto a la identidad de género y la orientación sexual. De esta manera, la reacción conservadora contra los avances feministas denotan un ataque hacia las mujeres y las disidencias, ya que se oponen principalmente a cuatro derechos que ya fueron conquistados en nuestro país: la Educación Sexual Integral (ESI), a la Legislación de Identidad de Género, a los Matrimonios Igualitarios, y a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
Los “anti-ideología de género” definen a la ideología como “un conjunto de ideas y creencias falsas y valores perniciosos que refuerzan determinados intereses de poder”. Danila Suárez Tomé analiza que lo que se oculta detrás de la lucha contra la “ideología de género”, en realidad, es un presunto “orden natural” de la sexualidad humana, el cual se basa en la división sexual (macho-hembra) y su complementariedad para la reproducción. En sus palabras,
“[E]sto significa que el movimiento contra la ‘ideología de género’ considera que todo el conocimiento producido por los estudios feministas, de género y LGBT desde los años 70 en adelante no son más que una deformación de la ‘verdadera naturaleza’ de la humanidad. Esta naturaleza se encuentra expresada en el dogma católico de la creación y el de la complementariedad, y también tiene su contraparte secular en el discurso biomédico del dimorfismo sexual, el cual ha sido ampliamente criticado, desarmado y reformulado a lo largo de los últimos 50 años por epistemólogas y científicas feministas” (Danila Suárez Tomé, 2024).
Lo que el #Ecofemibot nos dejó
La plataforma de mensajería utilizada fue Whatsapp porque, según datos de We Are Social, es la red social más utilizada en Argentina entre el universo de 16 a 64 años, llegando a porcentajes de uso del 93% de la población. Además de la popularidad de la plataforma, esta elección parte de una decisión de utilizar herramientas tecnológicas sencillas y fáciles de manejar para la comunidad, de forma que no sea excluyente o no sea necesario un saber específico para participar del proyecto.
En total, de 1693 conversaciones generadas en WhatsApp, la cantidad recibida de información fue de 269 contenidos (excluyendo aquí a 33 contenidos enviados que incluían saludos a la tipline y pruebas del bot), los cuales casi el 80% fue calificado como desinformación de género, y más del 7% fue calificado como “No estoy segurx”. La fuente de información del contenido recibido vino más que nada por Twitter (53,2%), seguido por Tiktok (28,7%), Instagram (10,5%), Youtube (4,6%), Telegram (2,5%), y Facebook (0,5%). La mayoría de la información fue más que nada dirigida en contra de la agenda transfeminista y grupos y organizaciones feministas (77%) difundidas en páginas personales y públicas de redes sociales (65%) y páginas públicas de medios de comunicación (31,5%).
Parte de las estrategias de quienes luchan contra la ideología de género es el “secularismo estratégico” (uso de argumentos aparentemente seculares o “científicos” para apoyar posturas conservadoras en temas de género y sexualidad) y, como ya mencionamos, la difusión de información falsa o engañosa o la creación de fake news, en donde mucha de esta información está relacionada con la “batalla cultural” contra la “ideología de género” por lo que identificamos que, en gran parte, se trata de desinformación de género. A su vez, esto se relaciona con otra “batalla cultural” que agrupa a otras organizaciones e intereses: la batalla en “Occidente” contra el “neo-marxismo cultural” y contra el fantasma del “socialismo”, en donde hay que achicar el Estado porque “se está metiendo con tu vida y con tus hijos”. De esta manera, la relación con las elecciones en Argentina es directa: el partido político que ganó las elecciones se apoyó en gran parte de esta narrativa y de su difusión masiva en redes sociales, y quien terminó ganando la presidencia, dio un discurso en el Foro de Davos que resume gran parte del contenido que recibimos como desinformación de género. Si tenemos en cuenta la información que llegó a la tipline relacionada a la “batalla cultural”, casi el 23% está relacionada a estos temas. Entre ellos, podemos nombrar a diversos tipos de contenido que están en contra de los feminismos, los derechos ambientales, la “agenda 2030” o “globalista”, y engloban una especie de narrativa conspirativa en donde los movimientos sociales progresistas vienen a “adoctrinarte” con el apoyo del Estado. Si tenemos en cuenta, además, al tipo de contenido específicamente en contra de la “ideología de género”, junto con el contenido de “batalla cultural”, esto asciende al 40% de la información total recolectada.
Gran parte de la campaña electoral de La Libertad Avanza sucedió en redes sociales, apoyado por organizaciones religiosas que difundían desinformación de género, pero también trascendió las redes e incluso tuvo apoyo de los medios tradicionales. Entre los ejemplos, podemos mencionar la fake news que circuló en uno de los medios de comunicación más importantes del país, La Nación+, donde el periodista Eduardo Feinmann difundió que se había enseñado en una escuela de la provincia de Buenos Aires la película “50 Sombras de Grey” como parte del programa de Educación Sexual Integral. Esta fake news tiene como autoras a dos personas con mucha presencia en redes sociales, particularmente en Instagram, que suelen difundir información en contra de la “ideología de género”. La información se probó como falsa a los pocos días de su difusión, pero las pruebas no fueron igual de trascendentes y es al día de hoy que el periodista que masificó la información no se retractó de sus dichos. Por su parte, las autoras de la fake news aparecieron como autoras de otras desinformaciones que nos llegaron a la tipline, y ambas están vinculadas al movimiento #ConMisHijosNoTeMetas, Agustín Laje (uno de los referentes de América Latina más importantes “en contra de la ideología de género” y simpatizante de Milei), y otras organizaciones religiosas, lo que denota cierto tipo de coordinación y manipulación de la información con intento de engañar. A su vez, más del 10% de la desinformación de género que nos llegó, fue en contra de la Educación Sexual Integral.
En segundo lugar, más del 15% de la desinformación de género que llegó a la tipline, fue para atacar al Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, creado en 2019. También podemos hablar aquí de cierta coordinación, ya que se difundieron videos más que nada en TikTok con un guión similar entre ellos en donde se habla irónicamente de “todo lo que hizo el Ministerio de Mujeres” alegando que “no funcionó porque se gastó la plata en almuerzos”. Este tipo de videos se intensificó antes y después del balotaje (cuando asumió el nuevo gobierno, el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad fue eliminado como tal), pero estuvo presente a lo largo de toda la campaña electoral. El primer video lo encontramos con fecha en mayo, y el video con más likes (casi 150K) apareció una semana antes de las elecciones generales. En este tipo de videos se hace alusión a que los femicidios no bajaron y esto es por “culpa del Ministerio” que tiene empleados públicos que “no hacen nada”. A su vez, tienen un discurso contradictorio ya que, por un lado, admiten que hay violencia de género y femicidios para el argumento de que el Ministerio no sirve porque no bajaron los femicidios, pero después dicen que la violencia no tiene género. Finalmente, este tipo de discursos está muy atado al partido de La Libertad Avanza y al partido de derecha que apoyó a Milei en el balotaje (Juntos por el Cambio), ya que fue difundido por sus referentes, entre ellas, la diputada Amalia Granata y la actual vicepresidenta (también en el programa de Eduardo Feinmann en La Nacion+).
En tercer lugar, casi el 12% de la información recolectada agrupa discursos de odio e información falsa en contra de la comunidad LGBTTTIQ+. Dentro de este tipo de información, aparecen hashtags como #LobbyLGBT aludiendo que la identidad de género y la orientación sexual son un lobby para poder “lucrar” con eso. Iñaki Gutiérrez, uno de los referentes de La Libertad Avanza, difundió información falsa diciendo que el “Estado argentino le paga a las personas por ser LGBT”. El video habla del programa Acompañar, un subsidio dirigido a mujeres y personas del colectivo LGBTTTIQ+ que se encuentren en situación de violencia de género por todo el país. Es falso que se “les paga por ser LGBT” y el video tiene la clara intención de manipular y basarse en narrativas sexistas. Este tipo de información se replicó en varios lados y también se engloba dentro de la narrativa de la “batalla cultural” contra la ideología de género. A su vez, referentes de la Libertad Avanza hablaron despectivamente en contra de las personas homosexuales en medios de comunicación, reproduciendo discursos de odio y violencia en contra de la comunidad.
En cuarto lugar, hubo tres referentes mujeres que fueron especialmente atacadas: Myriam Bregman (candidata por la izquierda a la presidencia), Ofelia Fernández (integrante de Unión por la Patria) y Lali Espósito (artista que se pronunció en contra del gobierno de Javier Milei). Las tres mujeres son conocidas por su lucha por la igualdad de género y por sus pronunciamientos a favor del feminismo. Por un lado, Myriam Bregman se pronunció en el debate presidencial en contra de Javier Milei, lo que tuvo repercusiones muy fuertes en redes sociales, donde se manipularon imágenes suyas reproduciendo estereotipos de género (aludiendo que en realidad ella está “enamorada” de Milei) y también imágenes manipuladas y creadas con Inteligencia Artificial donde aparece sexualizada y objetivizada. Este tipo de contenido representó más del 6% de la información recolectada.
Por otro lado, Ofelia Fernández es una referente feminista del partido político Unión por la Patria y, desde que asumió como legisladora en 2019, sufre ataques diarios y violencia en las redes sociales. Este tipo de contenido no cesó durante la campaña electoral en 2023 y también nos llegaron reportes a nuestra tipline. Dentro del contenido que nos llegó, aparece un video que incita a la violencia en contra de la referente por parte de una diputada de La Libertad Avanza.
Por último, la artista Lali Espósito se pronunció en contra de Javier Milei luego de que ganara en las elecciones primarias, lo que también se tradujo en ataques violentos en redes sociales. Dentro de los ataques, podemos nombrar a una campaña en su contra por haber realizado recitales que fueron pagados por el Estado, en donde se la ataca por ser “delincuente” y una criminal por parte de Iñaki Gutiérrez.
En quinto lugar, el 7% del contenido estuvo vinculado a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Aquí fueron contenidos más que nada relacionados a dichos por parte del presidente y la vicepresidenta del actual gobierno. Por un lado, la vicepresidenta realizó una entrevista en el medio de la campaña electoral (antes del balotaje) diciendo que “las mujeres estaban abortando a término”, luego de que el actual presidente dijera que iba a realizar un plebiscito en contra de la ley del aborto en caso de que ganara las elecciones. A su vez, parte de la información en relación a la IVE estuvo también vinculada a los contenidos de “batalla cultural” en donde se alude que el aborto es parte de la “agenda globalista”. En relación a esto, antes de las elecciones generales, la entonces candidata a diputada por la Libertad Avanza, Lilia Lemoine, presentó un proyecto de ley para que los padres pudieran renunciar a la paternidad. En su justificación para el proyecto, dijo lo siguiente: “[y]a que las mujeres tienen el privilegio de matar a sus hijos y renunciar a ser madres, entonces, ¿por qué los hombres, por ley, tienen que mantener a una criatura porque le dijeron ‘acabá adentro que tomo la pastilla’ o le pinchan un forro? Hay muchas mujeres que para enganchar a un tipo hacen estas cosas”. Este tipo de contenido, además, fue difundido por todos los medios de comunicación, generando reacciones a favor y en contra.
Finalmente, el restante 10% de la información recolectada estuvo vinculada a comentarios sexistas como que “las mujeres no deberían votar” porque desde que la ley del voto femenino fue aprobada, el “PBI bajó”, contenidos con violencia de género (imágenes manipuladas de mujeres golpeadas para hacer campañas políticas), y negación de la brecha salarial de género (principalmente por parte del entonces candidato a presidente, Javier Milei).
Conclusiones y aprendizajes del proyecto
En este punto del recorrido, con el primer trimestre de gobierno de un partido nacido desde las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, aún recibiendo mensajes de desinformación de género en el #Ecofemibot, y evidenciando como se profundizan las tendencias recolectadas en este informe, podemos constatar que nos encontramos ante un cambio profundo en el escenario político argentino. Si bien originalmente lo que fuimos a buscar era un conteo de la desinformación de género, en realidad, chequearla y contrastarla con “la verdad” sin entender que lo que está creciendo es una narrativa que usa como una de sus tantas estrategias la desinformación, no tiene sentido. Sabemos que cuando se viraliza muy rápido una fake news, da igual que se salga a desmentir, porque la información chequeada no llega a tener el mismo tipo de repercusión.
Así como los movimientos feministas, con el #NiUnaMenos y la lucha por la legalización del aborto supieron avanzar de manera acelerada en el país en la última década, lo mismo hicieron los movimientos reaacionarios a dichos feminismos. Estos movimientos reaccionarios y conservadores no son exclusivos de nuestro país, sino que podemos encontrar elementos en común en el discurso antiwoke de Donald Trump en Estados Unidos, en la agenda conservadora y evangelista de Jair Bolsonaro en Brasil, como también en la bandera antifeminista que levanta Vox en España. En este sentido, tampoco podemos caracterizar como novedosas las reacciones conservadoras a los avances en derechos sociales, políticos y económicos de parte de las mujeres y minorías (que en realidad son las grandes mayorías) ya que las transformaciones generan resistencias de parte del status quo.
Sin embargo, podemos evidenciar que hay un cambio profundo en la forma de comunicación y relación social a partir de la masificación en el uso del celular, la conexión a internet y el uso de las redes sociales. El paralelo que encontramos es la masiva expansión de la radio en el siglo XX, que permitió que los discursos públicos entraran a los hogares a través de una comunicación directa, mucho más cercana que en la lectura, entre el comunicador y lxs oyentes. Ejemplos de su potencia encontramos en la Volksempfänger (Radio del Pueblo) de la Alemania nazi. Actualmente, las redes sociales permiten una comunicación aún más individualizada, ya que no se escucha en grupo ni en voz alta sino que cada uno cuenta con una cuenta que le muestra lo que está construido para uno mismo.
El discurso se ajusta a las creencias y gustos personales, con la contraparte de que ahora se cuenta con un sistema de información que conoce las preferencias individuales más que la consciencia propia. Todo aparece con la misma jerarquía, el recorte de un documental, la voz de un experto, la pieza de desinformación y un video entretenido. Esto es un campo fértil para la proliferación de noticias falsas, donde es muy difícil discernir. En este contexto, la estrategia libertaria/conservadora es la de confundir para ganar adeptos y construir un monstruo a partir de los movimientos por la expansión de derechos. El enemigo es reclamar por igualdad de oportunidades y los malos siempre son los otros. Es innegable el rol que jugaron las redes sociales en la primera elección de Trump o los grupos de Whatsapp en la elección de Bolsonaro. De la misma manera, es innegable la importancia de las redes sociales en la amplificación del mensaje de Milei (que incluso tiene de asesor de redes sociales a Fernando Cerimedo, quien trabajó también en la primera elección de Bolsonaro), en la construcción de un sentido común libertario y en el apoyo que aún concentra de la mano de la desinformación, las noticias falsas e imágenes creadas por inteligencia artificial. Si antes la radio construía un relato a partir de una interpretación de la realidad, ahora la edición y la IA permiten la creación de esa realidad que puede parecerse más a un animé que a la vida humana.
La profundidad del cambio no se limita a la forma de comunicarnos, sino que se amplía a la forma de relacionarnos socialmente. No es sólo la manera en la que interactuamos con otros, también es la forma en la que nos auto percibimos y lo que somos. La Hiper Individualización que profundizan los algoritmos nos traen desafíos en relación a cómo romper los cercos y lograr debates que permitan la construcción de un horizonte común. Comprender la dimensión y el efecto de lo que estamos atravesando excede este informe y el recorrido que venimos transitando, pero propone desafíos para nuestra época que no podemos eludir a la hora de pensar en sociedades más justas e igualitarias.