Por Justina Lee
Cuando se habla de crisis económicas se suele pensar en estallidos de diversas bolsas de acciones, en bancos y empresas que quiebran masiva y repentinamente. Todas las generaciones están marcadas por alguna de ellas, y cada una es acompañada por la reapertura de interrogantes y discusiones. ¿Qué es lo que entra en estado crítico? ¿Cuáles son sus causas? ¿Cómo se resuelven? Distintas perspectivas económicas intentaron e intentan darle respuestas a estas preguntas, pero sin mucho consenso. Es en este contexto que la Economía Feminista puede hacer grandes aportes, no sólo para resaltar aquello que los modelos económicos tradicionales invisibilizan, sino también presentándose como una puerta de entrada hacia una crítica al sistema capitalista y sus recurrentes crisis en su conjunto.
Las distintas miradas feministas de la economía presentan una gran pluralidad de enfoques, ya que las mismas suelen combinarse con alguna de las perspectivas económicas existentes. La autora Amaia Pérez Orozco divide las distintas miradas en tres corrientes principales: la Economía del Género, la Economía Feminista Integradora y la Economía Feminista de la Ruptura. La primera se caracteriza por heredar los valores propios de la economía hegemónica, principalmente el valor de lo individual, la meritocracia y la igualdad de oportunidades por encima de la igualdad de resultados. Considera que la igualdad no sólo es posible dentro de una economía social de mercado, sino que incluso sería beneficiosa para la misma. Por otro lado, tanto la Economía Feminista Integradora como la Rupturista reconocen que los problemas en el capitalismo son estructurales. Sin embargo, estas dos últimas corrientes también tienen sus diferencias tanto a nivel teórico como político. La Economía Feminista Integradora propone integrar los conceptos y contenidos que emanan del feminismo dentro de la lógica de mercados. Por su parte, la Economía Feminista de la Ruptura presenta un quiebre más marcado respecto a las ideas heredadas del paradigma neoclásico, ya que piensa e interviene a un nivel estructural, repensando los conceptos y formas de medición en Economía. A través de esta matriz de pensamiento intenta operar sobre las desigualdades y sus reivindicaciones implican, en el fondo, una ruptura y reformulación del sistema socioeconómico actual. Es por esto que el presente artículo tratará de presentar algunas herramientas que brinda la Economía Feminista de la Ruptura para pensar y reflexionar sobre algunos resultados del sistema económico vigente.
Lo que no se ve en las crisis
La Economía Feminista Rupturista entiende las crisis como aquellos momentos en los que los procesos que permiten que la vida suceda entran en riesgo o dejan de funcionar. Tomando como ejemplo a la crisis del 2007/2008, Pérez Orozco explica que el estallido no es la crisis en sí, sino que la misma es multidimensional, profunda y anterior a su expresión más acabada. En este sentido, la Economía Feminista de la Ruptura nos brinda una mirada no tradicional que nos puede ayudar a pensar las crisis de una manera holística y estructural, al permitirnos analizar no sólo su dimensión económica, sino también las sociales, políticas, ecológicas, entre otras. Lejos de centrarse únicamente en las expresiones financieras o de mercado, esta corriente coloca en la mesa de discusión a la crisis de los cuidados y a la crisis de reproducción social. Dos dimensiones que, como veremos, son fundamentales para comprender los estallidos recurrentes.
Con reproducción social nos referimos a todos aquellos procesos que realizamos para garantizar el funcionamiento de la sociedad: cocinar, limpiar, lavar, hacer las compras, cuidar niñxs y adultxs mayores, etc. Hablamos del trabajo doméstico y de cuidados. Tal como vienen planteando los paros internacionales de mujeres, lesbianas, trans-travestis y no-binaries de los últimos años, la reproducción social aparece como una condición necesaria para sostener al sistema productivo —en otras palabras, la acumulación de capital—. La intrínseca relación entre los cuidados y la reproducción social genera, según Nancy Fraser, una contradicción estructural en el sistema capitalista, ya que la tendencia del capitalismo a la acumulación ilimitada desestabiliza los procesos de cuidados y, por lo tanto, los de la reproducción.
Si en los contextos de crisis las familias deben buscar nuevas formas de llegar a fin de mes, con más miembros que se sumerjan en el mercado de trabajo, pero al mismo tiempo no cuentan con espacios que garanticen el trabajo reproductivo que llevan a cabo mayoritariamente las mujeres, ¿cómo van a poder éstas acudir al mercado laboral? ¿cómo se resolverán las tareas domésticas y de cuidado? La crisis de los cuidados tampoco es indiferente a las desigualdades, afecta incisivamente a aquellas personas que se encuentran en peores condiciones económicas y posa su carga mayoritariamente sobre los cuerpos de las mujeres. Un buen funcionamiento de las instituciones financieras no sanaría estas contradicciones del sistema, como supone la Economía del Género.
Lo que esta contradicción pone de relieve es que el objetivo principal del funcionamiento del sistema, su motor, no es la reproducción de la vida humana (ni mucho menos la vida en general, teniendo en cuenta nuestra relación con el resto de la naturaleza), sino el proceso de acumulación de capital que, como necesita disponer de trabajadorxs para funcionar y producir valor, debe también resolver de alguna forma cómo comemos, dormimos, nos vestimos, establecemos vínculos, nos cuidamos, descansamos, nos formamos, y un largo etcétera. Una vez visible esta contradicción, llama la atención el rol central que juega el trabajo doméstico y de cuidados, mayoritariamente llevado a cabo por mujeres, e imprescindible para que pueda desplegarse todo trabajo remunerado.
Sostenibilidad de la vida: una vida que valga la pena ser vivida
El punto de partida de la Economía Feminista de la Ruptura es poner en el centro a la sostenibilidad de la vida, tanto de la humana como la no humana. Se centra en la consecución de estándares de vida aceptables para toda la población, buscando así encontrar una definición de bienestar más inclusiva. Esta mirada pone de relieve la contradicción vida-capital, que consideran inherente al sistema capitalista heteropatriarcal, y a través del análisis del mismo, pretende poner en jaque el sesgo heteropatriarcal de las políticas económicas y sus efectos desiguales en los géneros.
El debate con respecto al concepto de sostenibilidad de la vida sigue abierto. La autora Amaia Pérez Orozco propone la siguiente definición intentando incluir a todos esos debates existentes en torno al mismo: “por sostenibilidad de la vida nos referimos al sostenimiento de las condiciones de posibilidad de vidas que merecen la pena ser vividas”. Siguiendo la línea de la autora, a partir de allí se abren dos grandes interrogantes para analizar dicho camino a recorrer: ¿qué vida es la que merece ser vivida?, y ¿cómo sostenemos las condiciones de posibilidad de esas vidas?
Frente a estas preguntas y las recurrentes respuestas de las economías hegemónicas, la Economía Feminista Rupturista plantea una forma colectiva de encontrar cuál es ese horizonte en común al que vamos. De esta forma, sostiene que el desarrollo de estándares de vida es un proceso que debe ser continuamente reconstruido, que requiere de recursos materiales, pero también de contextos y relaciones de cuidado y afecto. Hoy, estas últimas están proporcionadas en gran medida por el trabajo no remunerado realizado en los hogares. Plantear como tema central los estándares de vida para todas las personas, en base a una definición amplia, implica dar otro significado a términos como trabajo, productividad y eficiencia. Significa construir nuevos marcos teóricos que incluyan las distintas actividades que contribuyen al objetivo señalado, recoger nuevas estadísticas, construir nuevos indicadores y discutir en otros términos las políticas económicas. En definitiva, implica cambiar la perspectiva de análisis reconociendo y dando valor al trabajo no remunerado, cuyo objetivo directo es el cuidado de la vida humana.
Un paso más allá: ¿cómo resolvemos la contradicción vida-capital?
A la invisibilización del trabajo de cuidado se le suma la supeditación de los tiempos que requerimos para necesidades personales, trabajos domésticos y participación ciudadana al tiempo pautado para las jornadas laborales. Junto al aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral remunerado, se tensiona aún más la contradicción vida-capital.
Sin embargo, podemos darnos la tarea de incorporar esta propuesta de tener a la sostenibilidad de la vida como centro de atención de nuestros análisis, teniendo en cuenta también todo aquello que no se suele nombrar en la forma tradicional de pensar la economía, y haciendo énfasis en la necesidad de una resolución de esta tensión vida-capital en favor de la primera.
En definitiva, la Economía Feminista de la Ruptura nos invita a pensar colectivamente qué vida queremos, y nos desafía a encontrar estrategias de organización política para construir la sociedad que anhelamos: ¿cuál es dicho horizonte?, ¿cuáles son los criterios ético-políticos que pueden guiarnos hacia él? La resolución del conflicto vida-capital no es una tarea fácil, pero en tiempo de crisis y frente a las desigualdades a las que nos exponen los modelos económicos actuales, podemos empezar por preguntarnos qué cara del conflicto queremos priorizar, y reflexionar si ambas caras del conflicto pueden coexistir indefinidamente o no.
Bibliografía
Carrasco Bengoa, C. (2001). “La sostenibilidad de la vida humana: ¿un asunto de mujeres?”, Mientras Tanto, núm. 82. Barcelona: Icaria Editorial.
Carrasco Bengoa, C. “La economía feminista: una apuesta por otra economía”, María Jesús Vara (coord.).
Fraser, N. (2016). “Las contradicciones del capital y los cuidados”, New Left Review 100, septiembre-octubre 2016. Madrid: Traficantes de sueños.
Fraser, Nancy. (2015). “Fortunas del feminismo”. Madrid: Traficantes de sueños.
Pérez Orozco, A. (2014) “Subversión feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida”. Madrid: Traficantes de Sueños.
Rodríguez Enríquez, C. (2017). “Economía y género: implicancias para la agenda de desarrollo latinoamericano. Breve Introducción a la Economía Feminista”. Bibliografía especial para la materia de la Cátedra de Economía y Género de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina.