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Sindicalización de las Trabajadoras de Casas Particulares: la madre de muchas batallas

Mar 8, 2021 | Economía/Política, Notas

Por Inés Notarstefano

Aún cuando los feminismos sitúan la distribución de las tareas de cuidado en el centro de la discusión pública, las Trabajadoras de Casas Particulares (TDCP) siguen siendo invisibilizadas. No alcanzó la pandemia para visibilizar a este sector y que se logre finalmente mencionar que su rol a la hora de garantizar la ejecución de este trabajo en millones de hogares es un aspecto fundamental de la economía. Tal es así que la división sexual del trabajo y el sistema de producción de riqueza se preservan y el colectivo de mujeres que se emplea en el trabajo doméstico remunerado permanece subalterno y precarizado.

En ese marco resulta fundamental conocer el estado de situación de la sindicalización de las trabajadoras de casas particulares en la Argentina: los avances y los principales desafíos que se dan en torno al fortalecimiento y consolidación de su organización colectiva, la laboralización, el registro, la formación y la capacitación.

Las trabajadoras de casas particulares en la lupa

Según un informe realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2020, el 22% de las mujeres asalariadas en Argentina realiza este tipo de trabajo. Es decir, más de 1 de cada 5 trabajadoras se desempeña en el servicio doméstico. En total, se estima que en nuestro país hay más de 1.400.000 TDCP y que el 99,3% son mujeres. Este sector incluye, en la actualidad, a quienes realizan tareas generales de limpieza, tareas de cuidado a niñas y niños, adultos mayores y personas enfermas que requieran cuidados no terapéuticos, tareas de caseras (cuidado y preservación de una vivienda), tareas específicas como cocineras o jardinería, y también a supervisoras del personal que realizan estas tareas.

La mitad de las TDCP pertenece a un  hogar con ingresos mensuales inferiores a $15.000 y el 87% tienen hijas o hijos menores de edad a cargo. A su vez, están concentradas en los grupos poblacionales de menores ingresos y se encuentran mayoritariamente sin derechos laborales: el 76,8% trabaja de manera informal. Esto quiere decir que más de un millón de ellas no tienen garantizado el salario mínimo de la actividad, ni la obra social, ni la cobertura de ART para accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, ni el aguinaldo, ni las vacaciones, ni licencias por maternidad pagas, ni aportes a la seguridad social que le den acceso en el futuro a una jubilación.  

De acuerdo a la información del Ministerio de Trabajo¹ hay 482.500 TDCP registradas y la caída interanual del sector fue del 3,6%, lo que quiere decir que se perdieron  17.700 puestos de trabajo registrado en 2020. Sin embargo, el peor impacto de la pandemia se habría dado sobre la mayoritaria porción no registrada para la que se estima, informalmente, una pérdida de alrededor de 200.000 puestos de trabajo. 

Una deuda pendiente: la sindicalización masiva

En cuanto a su sindicalización, de acuerdo al informe del 2020², si nos limitamos al grupo de TDCP que están registradas (es decir, el 23,2% del total) la tasa de afiliación sindical es del 16,1%.

Sin embargo, si observamos al conjunto de todas las TDCP, el porcentaje se reduce fuertemente, al 3,7%. Se trata de un porcentaje significativamente inferior al que se observa para el conjunto de trabajadores formales del país (36,9%) y también al de muchos otros gremios en particular (por ejemplo: enseñanza 44%, construcción 36,9% y comercio 29,4%).

En la actualidad, la Unión Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP) es el sindicato más consolidado y el que además, cuenta con personería gremial a nivel nacional desde 1960. A su vez cuenta con delegaciones en CABA, conurbano bonaerense, Córdoba, Mendoza, Neuquén, Santa Cruz, Entre Ríos, San Juan, Tucumán, Santa Fe y Formosa. UPACP está afiliada a la CGT, establece y gestiona la obra social OSPACP desde 1975 y ha sido un actor preponderante para establecer alianzas con gobiernos (reiteradamente con ministerios de trabajo y más recientemente con el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad), con la OIT, con ONGs y organismos internacionales, colaborando con políticas y campañas destinadas al sector³. También ofrece asesoría jurídica y previsional, actividades turísticas, entrega de útiles escolares y canasta navideña, y, en lo que destacamos como una conquista en 2006, ha fundado su Escuela de Capacitación. Dicha escuela cuenta con 22 sedes y sus cursos, además de incluir un módulo transversal de derechos y obligaciones de trabajadoras y empleadores, abarcan temáticas de competencias específicas de limpieza, organización del hogar, lavado y planchado, cuidado de niños y adultos, cocina y jardinería, y también la oportunidad de finalizar la educación primaria y secundaria, y de realizar estudios de inglés. 

Estas formaciones contribuyen a la calificación de los saberes específicos, a su jerarquización y a la toma de conciencia de su papel social y sus derechos. Al mismo tiempo, favorece su identificación, la vinculación con pares y el acercamiento con la organización institucionalizada para actuar colectivamente por su sector. Y es en ese mismo entendimiento que se hace necesaria la persistencia de los esfuerzos y las campañas por el registro de sus relaciones laborales.

Actualmente hay 17 gremios del sector registrados ante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. 5 de ellos tienen personería gremial y 12 cuentan con una inscripción gremial simple. La organización sindical del sector enfrenta dificultades de orden material como el aislamiento y la dispersión en los domicilios de trabajo. Esto crea enormes obstáculos al momento de plantearse reuniones, asambleas y medidas de fuerza. A su vez, la heterogeneidad, la informalidad, las bajas remuneraciones, la desvalorización y la desjerarquización con saberes asimilados a la condición natural femenina y concebida como transitoria resultan en una débil identificación de las trabajadoras como tales. 

Conquistas en una batalla que recién comienza

La ley sancionada en 2013 que regula la actividad laboral de las TDCP puso en funcionamiento la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares (CNTCP) en 2015. Esto resultó un hito fundacional, constituyendo una instancia de negociación colectiva para el sector que antes no existía. Las instancias de negociación colectiva incluyen a la representación de los trabajadores por un lado y a la representación de los empleadores por el otro. Sin embargo, debido a las particularidades que tiene este sector, entre ellas se encuentra que sus empleadores son las distintas personas que las contratan en cada casa particular, esta comisión tomó la forma de un diálogo social tripartito. Esta instancia de negociación colectiva cuenta, entonces, con tres distintas partes que se sientan a negociar: los sindicatos que representan a las TDCP, asociaciones civiles como representantes de los empleadores (SACRA y EMTRACAP), y por último, el Poder Ejecutivo Nacional a través de representantes de los Ministerios de Trabajo, Desarrollo Social y Economía. 

De esta forma los salarios dejaron de fijarse “arbitrariamente” y unidireccionalmente por el poder ejecutivo nacional. A su vez, se alcanzaron actualizaciones y niveles salariales muy semejantes a las del Salario Mínimo, Vital y Móvil y se obtuvo un plus salarial por zona desfavorable para el área patagónica. Esto último significó un avance, ya que la región cuenta con un costo de vida más caro con respecto a otras regiones, incluyendo a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En la última negociación salarial realizada en diciembre de 2020, se estableció un aumento escalonado del 28% (y el plus de zona desfavorable en el área patagónica pasó de 25% a 28%).

En este sentido, las sucesivas mesas de negociación de la CNTCP brindaron un escenario para que se planteasen las demandas de un adicional por presentismo, de un bono por antigüedad, de un pago separado para los viáticos, de la estipulación de normas de higiene y seguridad, y también de la ampliación de la cobertura del subsidio al transporte de las trabajadoras registradas a través de la tarjeta SUBE (abonan un 55% del valor normal del pasaje y algunas localidades no están alcanzadas).

Las TDCP deben dejar de ser tratadas como “la chica que ayuda en casa”, ocultas en un ámbito pretendidamente privado-familiar y sustraídas del orden público laboral. Ser laboralizadas implica el pleno reconocimiento de la relación de trabajo existente, sujeta a las normas laborales y al régimen especial con la dignificación y protección que esto importa.

Desde los feminismos reivindicamos la corresponsabilización y la necesidad de generar un sistema integral de cuidados, entendiendo que además de una ampliación de la oferta de servicios públicos debería concurrir como sector emergente de trabajo valioso el colectivo de Trabajadoras de Casas Particulares. Es allí que resaltamos el rol que puede ejercer el sindicato, actor esencial de la civilización democrática, con los desafíos señalados actuando sinérgicamente hacia ese objetivo. 

Notas al pie:
¹ Datos de SIPA-Noviembre 2020
²
Condiciones de empleo, trabajo y salud de Trabajadoras Domésticas de Casas Particulares. Resultados de ECETSS-2018.
³
El documento “Cuando la expansión de derechos es posible: la experiencia del diálogo social en la Argentina” de F. Pereyra para la OIT en 2018 es una excelente fuente para un conocimiento del despliegue reciente de la organización gremial del sector.
UPACP, ATACP de Santa Fe -1960-, SINPECAF de Córdoba -1970-, SITRAH del área metropolitana de Buenos Aires -1960-, y AEDZN de zona norte del conurbano bonaerense -1976-.
 7 de ellos con inscripción gremial en la década del ‘90 y otros 5 inscriptos a partir del 2006, dentro de estos últimos habría que destacar la presencia de SIPESEDO de Río Negro por su rol impulsando el establecimiento de un adicional por zona desfavorable para la región patagónica.
CNTCP comenzó a funcionar en 2015 por  la ley 26.844 de 2013 de Régimen Especial de Contrato de Trabajo de Personal de Casas Particulares.

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